Daño en puente a la isla Santay frena navegación en el río Guayas

La báscula que permite la apertura del puente está averiada desde febrero. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO

La báscula que permite la apertura del puente está averiada desde febrero. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO

La báscula que permite la apertura del puente está averiada desde febrero. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO

Guayaquil vuelca su mirada al río Guayas. Recuperar su navegabilidad es el objetivo. En febrero pasado se inauguró un primer muelle que tiene ese propósito, pero desde ese mismo mes eso no ha sido posible, porque el funcionamiento del basculante del puente que une a Guayaquil con la isla Santay está inoperativo.

La situación ha traído problemas a las embarcaciones que usan este paso de forma regular. Varios de los que quedaron en el lado norte, en dirección al malecón Simón Bolívar, han alquilado otras flotas ubicadas en la parte sur para trasladar sus productos en dirección al Golfo.

Esta situación ha reactivado otro debate: la continuidad del puente en el sitio.

La más reciente opinión la dio el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot. Él se mostró partidario de que el puente sea derrumbado en caso de que el componente basculante ya no tenga reparación técnica.

“Si no tiene reparación, túmbelo y pásele la planilla a quien hizo el gasto inútil. No puede tampoco el pueblo ecuatoriano pagar”, refirió el Alcalde.

Nebot criticó que el paso peatonal esté impidiendo que el río Guayas recupere su otrora actividad marítima. En esa línea afirmó que el Municipio está haciendo esfuerzos para impulsar proyectos que la reaviven como la reconstrucción del sector Las Esclusas, en el sur de la urbe porteña. La ejecución de este último proyecto permitirá comunicar al Guayas con el estero Salado.

El puente Guayaquil-Santay está cerrado desde el pasado 22 de febrero, por daños en su estructura tras los sismos que se registraron en la Costa ecuatoriana durante esos días. Aún no hay una fecha determinada para la apertura total.

Joeh Jaramillo, director del Servicio de Contratación de Obras Públicas, refirió que actualmente se está realizando un análisis y verificación de las causas que han producido agrietamientos en los elementos de hormigón armado, en las bases que conforman el sistema de la báscula.

“Se han realizado inspecciones con técnicos especialistas, con el objeto de determinar las causas de la fisura o agrietamiento. A la fecha se está realizando un exhaustivo análisis técnico, a partir del cual se tomarán acciones que permitan viabilizar la apertura del puente”.

Jaramillo resaltó que la infraestructura ha soportado las cargas para las cuales fue diseñado. Pero también resistió el terremoto del 16 de abril del 2016 y sus réplicas. “Desde el 2014, cuando entró en funcionamiento, el puente ha sufrido colisiones por embarcaciones que provocaron daños en la infraestructura”.

Él se refirió a la colisión ocurrida el 12 de octubre del 2017, cuando un barco chocó contra el puente. En esa ocasión se presentaron afectaciones mayores, como el colapso de un importante tramo del puente (junto a la industrial Molinera). Mientras el 15 de mayo y 15 de junio del 2018 se registraron otras colisiones menores, que fueron reparadas en su momento.

Pero quienes trabajan en los muelles tienen reparos. Allí y en los astilleros se habla de una reducción en sus actividades porque las embarcaciones grandes tienen temor de pasar por ese puente. Según el Comité Pro Centro de Guayaquil, existe un 40% de riesgo de un impacto al pasar por ahí.

Fernando Mancero, presidente de la Fundación Bienvenido Guayaquil, señaló que la navegabilidad de la ciudad está clausurada por ese paso. Cree que el puente debe ser derribado, movido o arreglado de forma técnica. “Hay flotas que tienen sus muelles al norte y ahora están pagando alquiler en otros puertos”.

Por ejemplo, en el muelle Juan los trabajadores han evidenciado una reducción de barcos de mediano o gran tamaño. “La problemática es mayor cuando sube la marea. Por ahora solo acoderan embarcaciones pequeñas que pueden pasar por el puente sin la necesidad de que se abra el basculante”, dijo Marcelo Piguave, quien labora allí.

Enrique Gallardo, presidente de la Asociación de los Prácticos de Guayaquil, recordó que en el 2017 se advirtió la necesidad de mover el paso sobre el Guayas, para evitar afectaciones económicas y a la navegabilidad del río.

Mientras que en la otra orilla están los comuneros de la isla Santay. Ahí habitan unas 250 personas que viven del turismo comunitario y ecológico. Alberto Domínguez, presidente de Asociatur Santay, se mostró preocupado ante un posible y eventual retiro del puente, porque afectaría a todas las actividades que realizan los pobladores. “Nunca nos han invitado para debatir”, dijo.

En contexto

El 12 de octubre del 2017, un tramo del paso peatonal colapsó tras el choque de un barco. El 15 de mayo del 2018, un buque de la Armada se impactó contra dos pilotes y el 12 de agosto de ese año, hubo otro choque. El 22 de febrero pasado, Secob notificó que el basculante no funcionaba.

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