Personas miran los productos que se exhiben en el mercado Artesanal, en La Mariscal. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
Son 22 protocolos que todo establecimiento turístico debe cumplir para poder abrir sus puertas y garantizar que la reactivación de esta rama -una de las más golpeadas por la pandemia– sea segura.
Mónica Del Valle, directora de Calidad de Quito Turismo, explica que las medidas tienen que ver no solo con el cumplimiento del distanciamiento y uso de mascarilla, sino que aterrizan en cada giro de negocio y plantean normas dependiendo de la actividad.
La empresa municipal brinda asesoría gratuita para que se cumplan los protocolos. En las charlas masivas (web) les enseñan sobre los lineamientos que los servidores deben cumplir desde que salen de casa, el contacto con clientes, la desinfección del local, el trato con los proveedores y más.
Se les enseña, por ejemplo, que solo un empleado debe estar designado a la tarea de manipulación de desechos. Estos deben ser colocados en doble funda desinfectada, y no debe estar llena, sino solo al 75%. Con esta modalidad han llegado a 1 900 personas.
También hay asesorías personalizadas entre el técnico y el usuario. Se recorren los establecimientos y se advierten posibles debilidades, por ejemplo, si las mesas están muy unidas, si hace falta señalización, entre otros. Con esto han capacitado a 1 959 personas.
Además, hacen teleconferencias para resolver dudas.
Del Valle asegura que 2 000 establecimientos han implementado las normativas de bioseguridad. Incluso, hay registros de nuevos negocios: 256 empresas de enero a agosto. De ellas, 114 lo hicieron luego de iniciada la pandemia.
Según Quito Turismo, hasta la fecha están registrados 4 898 negocios vinculados al turismo. Para saber cuántos locales han vuelto a abrir luego de la pandemia, la entidad hizo una encuesta telefónica a 1 080 locales. El 14% dijo haber cerrado definitivamente su actividad. Es decir, 151 negocios. El resto ya abrió o está preparándose para reactivarse.
Raúl García, presidente de la Cámara de Turismo de Pichincha, sostiene que los negocios han hecho un esfuerzo para cumplir los protocolos, pero eso no significa que se vaya a reactivar al turismo. Considera que se requieren más herramientas como la promoción.
Para cumplir las medidas de bioseguridad, los negocios han hecho inversiones dependiendo de su tamaño. Por ejemplo, una máquina de ozono que desinfecta espacios de más de 50 m2 cuesta USD 2 500; una fumigadora, 500.
Selma Merino es dueña de dos hostales en La Mariscal. Cuenta que invirtió USD 8 000 en mejoramiento de la infraestructura y en medidas de bioseguridad. Adquirió bandejas desinfectantes, bombas para fumigar, alcohol, mascarillas, letreros y termómetros. Pero los turistas no llegan.
Como no recibe ingresos, ha tenido que endeudarse para pagar servicios básicos y sueldos de empleados. Tampoco ha podido actualizar la Licencia Única de Actividades Económicas, porque antes debe cancelar la patente y la tasa de turismo, lo que suma USD 300.
El descuento del 50% en la patente que planteó el Municipio para ayudar a la reactivación no es suficiente, aclara.
Las cifras muestran una caída en la llegada de turistas a Quito. De enero a agosto, han arribado 140 911 personas. En enero fueron 57 800, pero en abril solo 379.
Poco a poco, esa cifra ha ido aumentando. Según las proyecciones de Quito Turismo, mensualmente se sumarán 1 000 personas. La entidad advierte una disminución del 78% de ingresos por turismo en comparación con el 2019.
El panorama es oscuro para Lazlo Karolys, representante de Hoteles y Haciendas Exclusivos del Ecuador. Dice que hacen falta medidas que ayuden a los empresarios y promoción.
Mantener una habitación de primera clase operando cuesta USD 48 por día, lo que incluye personal, luz, limpieza, etc. Si un hotel tiene 100 habitaciones, necesita USD 4 800 por día para no cerrar. ¿Cómo hacerlo si en 8 meses no han llegado clientes?, pregunta. Hasta hoy, 52 hoteles han cerrado.
Por otro lado, Ciudad Mitad del Mundo ha empezado a sentir un aumento de visitantes. Su gerente, Carlos Cárdenas, expresa que han elaborado estrictos protocolos desde su reapertura, el 15 de agosto.
Cárdenas explica que hicieron una inversión de más de USD 2 000 para cumplir con todos los protocolos. Cerraron los lugares de alto riesgo, hay dos puestos de control y triaje, e incluso, realizan pruebas rápidas de covid-19 con el apoyo de la Prefectura de Pichincha.
Antes, recibían entre semana 4 500 personas al día; hoy, hasta 400. El fin de semana los visitaban 7 000; ahora, 2 000. Pero las cifras van al alza y esperan que se normalicen.