Por cerca de dos horas, unos 250 fieles, en medio de rezos y canciones, acompañaron el cortejo. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
A las puertas de la Iglesia de Santo Domingo, los devotos encendieron velas y cirios. Así arrancó el viernes, 14 de abril, la Procesión del Silencio que, este Viernes Santo recorrió seis calles del Centro Histórico de Quito.
Desde las 18:00 se realizó una misa para los feligreses, previo al recorrido. Al finalizar, unos 10 hombres, con sus trajes de cucuruchos, iniciaron el descendimiento de la imagen de Jesús, desde la Cruz hacia el Santo Sepulcro, un ataúd hecho en laurel y adornado con cristales.
Desde el altar, los creyentes acompañaron la imagen hacia la calle Rocafuerte, en donde inició el cortejo.
Este año, la procesión recorrió la calle Rocafuerte, Salvador, Milagros, Montúfar, Sucre y Garcia Moreno para regresar a la Iglesia de Santo Domingo.
Por cerca de dos horas, unos 250 fieles, en medio de rezos y canciones, acompañaron el cortejo.
Willian Campos, uno de los organizadores, contó que la idea de esta procesión es recordar el traslado de Jesús hacia el sepulcro.
Esta procesión no es masiva, a diferencia de la de Jesús del Gran Poder. Sin embargo, año a año, los fieles de esa parroquia se convocan para cumplir con este acto que se realiza como parte del Viernes Santo.
Para Gabriela Andrade, quien participó como verónica, la procesión representa una forma de agradecer y reconocer lo que Jesús hizo. “Participo porque es un acto de fe. Es como ser parte de eso que ocurrió hace mucho tiempo atrás”, dijo.
Para Carlos Loachamín, uno de los asistentes, la Semana Santa es un pretexto para reflexionar. “Hay que recordar lo que hizo Jesús. Por eso traigo a mi familia para que no se pierdan estas tradiciones”, comentó.
Como parte de la procesión, también participaron devotos que ayudaron a cargar las andas de las imágenes de María Magdalena y de San Juan.