La difícil situación económica, el desempleo, la inseguridad y la corrupción están entre los principales problemas que preocupan a los ecuatorianos, al cerrar este 2016. En eso coinciden las encuestas de tres firmas privadas (ver infografía).
Las empresas Cedatos Gallup, Perfiles de Opinión y Diagnóstico realizaron estudios este mes que forman parte de mediciones sobre la percepción de las personas.
El más reciente es el que procesó la firma Cedatos, entre el 19 y el 27 de diciembre. Se realizó con una muestra de 2 132 hogares, en 30 localidades urbanas y rurales de 16 ciudades del país.
Entre septiembre y diciembre del año que hoy termina, la preocupación por los problemas económicos y la carestía de la vida bajó de un 33 a un 28% y el porcentaje correspondiente al desempleo, subempleo y problemas de familia entre un 28 y un 26%.
Mientras la inseguridad se mantuvo en un 10%. En la categoría corrupción, injusticia y mala administración escaló del 10% al 17% de septiembre a noviembre y en este último mes llegó al 19% .
Polibio Córdova, gerente de Cedatos, afirma que este incremento podría deberse a las recientes denuncias de corrupción en el país. Por ejemplo, la supuesta entrega de coimas a funcionarios públicos para que el Estado ecuatoriano firme contratos con la firma brasileña Odebrecht. Y, previamente, las investigaciones sobre una red dentro de la empresa Petroecuador.
El docente de Teoría Política de la Universidad Politécnica Salesiana, Pablo Romero, afirma que problemas como la crisis económica y el desempleo son reales y la población siente que han aumentado en este año.
Pero agrega que toman mayor protagonismo porque son situaciones que han sido difundidas con mayor fuerza en los medios de comunicación y eso también incide en la opinión de la gente y sus respuestas frente a las encuestas.
Según Romero, en el caso del desempleo se suma el hecho de que en diciembre suelen terminarse contratos de trabajo, especialmente con el Estado. La gente puede haber recibido en el último mes la notificación de que su contrato terminó o no será renovado en enero.
En esta época del año se suma un componente fundamental, según Romero, y es la preocupación de la población sobre el futuro. “Si uno junta estos elementos y los mira en un marco más general, uno ve que hay como una sensación de no futuro, vinculada además con el tema de las elecciones”.
De fondo, agrega, la preocupación es que ninguno de los candidatos ha logrado configurar con certeza una solución a los temas de inseguridad, empleo o crisis económica.
Romero concluye que un año nuevo remite a una nueva oportunidad y es una época en el que se hace balance para iniciar una etapa con un mejor horizonte. Cuando hay estabilidad económica hay certezas, comenta, pero ahora “se abrirá un nuevo ciclo político en donde aún no se tiene muy claro por dónde se va a caminar”.
En la lista de preocupaciones de la ciudadanía también aparecen temas sociales, como el consumo de drogas o alcohol, la pobreza, la educación, la falta de vivienda o la reconstrucción y reactivación económica en las zonas afectadas por el terremoto del 16 de abril.
La antropóloga Érika Bedón, investigadora asociada de la Flacso, considera que estas preocupaciones no existen solo en Ecuador sino en Latinoamérica. “Se siente una crisis en la región y de alguna forma también en el país”.
El actual Régimen ha reconocido que el país vive una situación complicada. En parte por la caída del precio del petróleo, por la apreciación del dólar pero también por las secuelas que dejó el terremoto del 16 de abril.
Los problemas nacionales han derivado en un incremento en las cifras de desempleo. En septiembre del 2015 se ubicaba en el 4,3% y un año después, llegaba al 5,2%, según el INEC.
Estos temas aparecen en las conversaciones de la mesa, en las familias, y también en las reuniones con gente cercana, explica Bedón. Por eso también se ven reflejadas en las respuestas de los sondeos de opinión.
Bedón afirma que la crisis económica y el desempleo terminan relacionándose directamente con la política, por el momento electoral que se vive. Los candidatos de oposición han tejido vínculos discursivos, por ejemplo, entre la crisis en Venezuela con un modelo económico y social que tiene similitudes con el ecuatoriano. Y desde el oficialismo, en cambio, se difunden mensajes que apuntan a posicionar una eficiencia administrativa, pese a la crisis.