El promedio general de votos nulos en prefecturas fue del 10,54%. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
El ausentismo en las elecciones de este año mantuvo su tendencia a la baja. Según los datos parciales del Consejo Nacional Electoral (CNE), en las 24 provincias el 16,99% de los electores no sufragaron, por debajo del 17,30% registrados el 2014.
Pero el panorama para los votos válidos sí cambió para la dignidad de Prefectos. En varias provincias hubo un incremento de votos blancos y nulos en comparación al proceso de hace cinco años.
En 18 jurisdicciones aumentó el voto nulo; en 17, en cambio, se incrementó el blanco.
El promedio general de votos nulos en prefecturas fue del 10,54%. Esta es una cifra inferior si se compara con el histórico de los últimos cuatro periodos cuyo promedio fue del 12,45%, según el CNE.
¿Qué ocurrió en las zonas donde aumentó? Los analistas manejan tres escenarios: en esas provincias se ratificó la inconformidad con el sistema político; la campaña del voto nulo contra los consejeros de Participación Ciudadana y Control Social (Cpccs); y el rechazo a los últimos casos de corrupción en el país.
El domingo pasado 13,2 millones de ciudadanos estuvieron habilitados para escoger a 11 069 dignatarios. Lo novedoso fue que se presentaron 81 278 candidatos, un incremento de candidatos en comparación a los comicios del 2014. En esa oportunidad, solo participaron 28 180 aspirantes.
Para Fausto Camacho, exconsejero electoral, los resultados evidenciaron que hay una fuerte y creciente expresión popular ante una crisis de representación. Ello, dijo, derivó en una alta fragmentación partidista que provocó la cifra récord de candidatos.
A su criterio, la gente se cansó de que los partidos no tengan una verdadera formación de cuadros, sino que continúan existiendo grupos en los que no prima la democracia.
Camacho calificó de absurda la elección del Cpccs, ya que no se permitió conocer a los postulantes ni confrontar ideas. La campaña del voto nulo caló y arrastró esa voluntad a más dignidades, dice.
Guillermo Lasso y otros actores políticos y académicos independientes promovieron el voto nulo. “El resultado: más del 60% de los ecuatorianos, si tenemos en cuenta quienes votaron nulo, votaron blanco y simplemente se ausentaron, se expresaron en contra de un organismo que aupó un sistema de privilegios para pocos”, refirió Lasso.
Patricia de la Torre coincidió en que la campaña del nulo influyó. Sin embargo, considera que otro motivo para anular un sufragio o dejarlo en blanco fue un desencanto con la clase política ecuatoriana.
“Existe un alto nivel de caos institucional, a eso se sumó que a la gente le preocupó los gravísimos errores registrados en este proceso electoral. Hay un desconcierto, desilusión, hay una falta de confianza entre los ecuatorianos”.
Camacho añadió que los ciudadanos se sintieron en cierta medida asqueados y no se identificaron con los candidatos en la papeleta.
Una de las consecuencias, según los expertos, es la fragmentación de los votos. Eso se reflejó para la Prefectura de Pichincha. Paola Pabón logró el 22,13% de los sufragios; mientras Gustavo Baroja que en el 2014 logró 61% y el 2009, 66,10%. Ramiro González ganó el 2004 con el 47,50%.
En cuanto al ausentismo, a escala país descendió, pero en provincias como El Oro, Guayas, Pichincha, Zamora Chinchipe, Sucumbíos, Santa Elena y Galápagos aumentó.
La presidenta del CNE, Diana Atamaint, indicó días atrás que se ha trabajado en varios aspectos como la creación de nuevas zonas electorales y la decisión de incluir más recintos electorales para reforzar con la tendencia a la baja del ausentismo. El año pasado, por ejemplo, se aprobó por unanimidad la creación de 86 nuevas zonas electorales en 15 provincias. Entre ellas Azuay, Los Ríos, Esmeraldas, Guayas, Pichincha y Manabí.