En Atacames los turistas podrán vacacionar bajo la vigilancia de brigadas de seguridad ciudadana y de la Policía Nacional que patrullarán playas y urbes. Foto: Juna Carlos Pérez para EL COMERCIO
Los hoteleros de Tonsupa y Atacames están decididos a controlar la inseguridad en esos balnearios. Un plan de seguridad en el que están involucrados operadores turísticos, policías y líderes barriales es la estrategia que tiene el sector para bajar los índices delincuenciales, que afectan a los visitantes. Los robos de pertenencias, principalmente celulares y dinero, han aumentado en esas playas desde el 2017.
Ese año se reportaron 182 casos de este tipo y en el 2018 se registraron 122 denuncias, según datos de la Policía.
El modelo de seguridad que tiene la playa de Same, desde hace tres años, es el ejemplo que tomaron los operadores de Tonsupa y Atacames para trabajar en la reducción de los robos. En Same, la gestión de la seguridad está a cargo de 20 ciudadanos, quienes fueron capacitados para cuidar a los turistas.
Ellos saben defensa personal, técnicas de neutralización y, además, están dotados de radios de comunicación portátiles para alertarse entre sí cuando se produzcan incidentes.
Sara Moyano, presidenta de la Cámara de Turismo del cantón Atacames, señala que ese balneario mejoró sus niveles de seguridad al punto de que ello repercutió en una mejor respuesta del turista en los feriados de temporada desde el año pasado.
En esas épocas, Same cubrió el 100% su capacidad hotelera, que está conformada por unos 120 establecimientos, entre hoteles, hostales y cabañas.
La situación no ha sido similar en los otros balnearios que han experimentado bajas en la afluencia de turistas. Los operadores no descartan que la inseguridad sea un factor que incide en la disminución.
Además, el sector aún se recupera del impacto que generó la violencia en la frontera norte, que causó una baja en la afluencia de visitas. Según datos del Ministerio de Turismo, en el Carnaval del 2017 viajaron a los destinos de Esmeraldas 35 037 turistas, mientras que en el 2018 fueron 16 854.
Para Édgar Velasco, presidente del Comité de Vigilancia y Seguridad Playa Ancha, en Tonsupa, la seguridad siempre se ha garantizado en los balnearios, pero cree que con las nuevas medidas el turista tendrá más confianza y pronto se tendrán resultados.
La primera acción que tomaron los hoteleros de Tonsupa fue dotarse de cámaras de seguridad que priorizan las tomas de imágenes en el perímetro exterior de sus establecimientos.
De esa forma, los guardias de seguridad de los hoteles podrán reaccionar con más prontitud cuando se presenten novedades. Unos 30 alojamientos ya disponen de esos dispositivos y son parte del plan piloto. Otra medida es una campaña disuasiva para crear espacios seguros al borde del mar. Se trata de vallas con anuncios que indican al turista que la zona donde se encuentra no es vulnerable. Estas infraestructuras empezaron a instalarse hace una semana y su ubicación se distribuyó en al menos 10 puntos a lo largo de la arena y en los tres accesos.
Noemí Benítez, propietaria del Hotel Mar Azul, dice que también trabajan en charlas preventivas para que el turista sepa qué llevar cuando vaya a la playa, sobre todo a las caminatas. Se les recomienda no portar altas cantidades de dinero, objetos valiosos o accesorios que llamen la atención.
Tonsupa tiene 25 000 plazas habilitadas. De esas, el 70% ya cuenta con el botón de pánico enlazado a las unidades de policías más cercanas para informar novedades. En Atacames, el plan Playa Segura arrancará con el feriado de Carnaval.
Unas 25 personas fueron preparadas en seguridad personal y métodos de alerta de delitos. Andrea Arias, dirigente de la Cámara de Turismo, indicó que a estas personas se las podrá identificar por chalecos reflectivos y radios portátiles.
Las labores de este grupo de ciudadanos serán similares a los de Same. Como parte de este plan también se habilitaron las luminarias públicas del malecón de Atacames.
Se utilizará, además, el puesto de salvavidas para que un brigadista permanezca en las noches para vigilar las novedades en la playa. USD 400 se invirtieron en el equipamiento.