El Plan Lluvias es la respuesta al invierno

En la avenida Simón Bolívar, a la altura de la entrada de Llano Chico, maquinaria pesada trabajaba para levantar la acumulación de lodo que se encontraba en dos de los tres carriles. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO

En la avenida Simón Bolívar, a la altura de la entrada de Llano Chico, maquinaria pesada trabajaba para levantar la acumulación de lodo que se encontraba en dos de los tres carriles. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO

La av. Simón Bolívar, a la altura de Llano Chico, sufrió un bloqueo el miércoles. Maquinaria del Municipio la habilitó. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO

El aguacero y la granizada dejaron como resultado 46 emergencias en Quito, además de moradores asustados que no pudieron conciliar el sueño.

La tarde del miércoles, la lluvia recordó la vulnerabilidad de sectores como San Juan (Centro Histórico), Guayllabamba, La Primavera (Tumbaco), Iñaquito y Calderón. Allí, las calles se volvieron ríos de lodo, dos pasos a desnivel se convirtieron en piscina, varias casas se inundaron y dos muros se fueron abajo, lo que marcó la llegada del invierno.

Abril aguas mil es el adagio popular que pone a temblar a los moradores de las 143 zonas de riesgo que ha detectado el Distrito. De ellas, 90 son susceptibles a movimientos de tierra (hasta el 2014 eran 72, pero aumentaron debido a la expansión de la ciudad) y 53 cuentan con alta probabilidad de inundaciones.

En Guayllabamba, los moradores de los barrios La Colina, La Sofía, San Lorenzo y La Victoria se desvelaron.

En La Sofía, las casas se levantan sobre una loma, en el kilómetro 17 de la vía, y debido a la lluvia, el agua bajó y arrastró piedras y tierra por las calles principales. La vía de acceso al barrio Sofía se destruyó: está hundida y sin adoquinado.

Blanca Tupiza, moradora, asegura que se escuchó un estruendo cuando las rocas bajaron por la montaña. Ayer, el Consejo Provincial limpió el sector con maquinaria pesada y un equipo de 24 obreros.

En Pueblo Viejo, la gente tampoco durmió. Margarita Cahueñas contó que se pusieron en pie a las 02:00 y, a punte pala y pico, intentaron desviar las aguas que bajaban por la pendiente, amenazando con llevarse las viviendas.

El aguacero que cayó sobre casi todo el Distrito Metropolitano hizo que se activara el Plan Lluvias, que entró en operación en la ciudad en octubre del 2015. Se trata de un esquema de acción en el que participan más de 1 000 funcionarios de 35 entidades municipales y estatales. Cuenta con 123 maquinarias pesadas y 30 refugios. Pese a los seis deslizamientos, 24 inundaciones y dos colapsos estructurales, no hubo víctimas.

Andrés Hinojosa, morador de Santa Rosa de Pomasqui, donde hace dos años ocurrió un aluvión similar al de Guayllabamba, contó que debido a las lluvias de los últimos días, la quebrada principal se llenó de tierra que bajó de una antigua cantera. Pero ayer llegó un equipo municipal y la limpió.

La única forma de enfrentar posibles desgracias provocadas por las aguas que se avecinan es la prevención, asegura Juan Zapata, de la Secretaría de Seguridad. Con ese objetivo, el Cabildo destinó al plan USD 18 200 000. Se construyeron muros de contención, se realizó control de colectores y quebradas. Además se trabajó en la limpieza de 13 000 sumideros, cunetas y en señalización.

Pese a la prevención, ¿qué provocó las emergencias? Christian Rivera, del Centro de Operaciones de Emergencia Metropolitano (COE-M), explica que la fuerza de la naturaleza es determinante en estos sucesos, pero debido al trabajo en equipo se pudo mitigar y controlar la situación. El Inamhi reportó que la zona donde más llovió fue Iñaquito, con 27,4 milímetros de agua por m2, lo que inundó los pasos deprimidos de la U. Central y de la Y. Es el récord del mes.

Además, un muro colapsó en La Comuna y otro en San Juan. La implementación del Sistema Metropolitano de Gestión de Riesgos hizo que las emergencias pudieran atenderse en menor tiempo. Sin embargo, Zapata asegura que el aguacero evidenció insuficiencias. “Deberíamos comprar más equipo como volquetas, miniexcavadoras y retroexcavadoras”.

Para Alfredo Quintero, técnico en seguridad, aún hace falta trabajar con la comunidad y, sobre todo, reubicar a casas levantadas en pendientes como Bellavista, La Bota, San José, Vista Hermosa... Más aún cuando, según el Inamhi, las lluvias apenas empiezan.

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