La Ecovía (que va por la 6 de Diciembre) es el sistema de transporte municipal que más usuarios moviliza en la capital. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
A partir de septiembre de 2019, cada día de la restricción vehicular ‘Hoy no circula’ saldrán de las calles aproximadamente 138 000 vehículos. En la capital, en cada auto viajan en promedio 1,2 pasajeros, de modo que cerca de 165 600 personas se verán obligadas a buscar movilización alternativa, y una de las opciones será el sistema de transporte público.
Sin embargo, ni los buses convencionales ni la Empresa de Pasajeros Quito (que tiene a su cargo los corredores centrales) tienen aún planes de contingencia para afrontar el aumento de usuarios.
Hoy, con la medida del pico y placa actual, hay sectores como la Pisulí, la Roldós, La Planada, el Comité del Pueblo, La Comuna, donde es complicado abordar un bus entre las 06:30 y 07:30. Los moradores consideran que la situación empeorará con la restricción.
Alfonsina Maldonado, quien vive en la parte alta de La Paz, en el noroccidente, cuenta que está acostumbrada a viajar apretada y de pie para llegar a su trabajo, en la av. Colón.
No tiene vehículo, pero advierte que varios de sus vecinos sí y que ahora ellos aumentarán la demanda. Pide a las autoridades más unidades porque las que hay no serán suficientes, más aún tomando en cuenta el inicio de clases.
Jorge Yánez, presidente de la Unión de Operadoras de Transporte de Quito, indica que los 2 380 buses convencionales son suficientes para atender un aumento de la demanda. Se estima que cada día, el sistema de transporte convencional moviliza entre 600 y 700 pasajeros diarios por cada unidad y la mayoría lo hace en el sector financiero, desde El Ejido hasta la av. NN.UU.
Una vez que entre en funcionamiento la medida, dice, aplicarán un plan para evaluar la situación, y si en la práctica se demuestra que la demanda supera la capacidad, deberán hacer ajustes. Al momento, los buses convencionales trabajan desde las 05:00 hasta las 20:00; sin embargo, si la restricción arrancara antes y se extendiera hasta las 22:00, los buses iniciarían su operación a las 04:30, y la terminarían a las 22:30. Actualmente, los buses salen cada seis o siete minutos, pero si la demanda lo amerita, los despacharán cada tres o cuatro.
Yánez explica que una vez que esté lista la evaluación, se reunirán con la Secretaría de Movilidad para tener la autorización y hacer modificaciones.
A quienes se movilizan en Trolebús y en la Ecovía también les preocupa la medida.
Mireya Armijos, quien vive en la Villa Flora, viaja todos los días en trole hasta su trabajo en la Y. Dice que a las 06:45, los buses pasan a reventar, que muchas veces debe abordar a empujones y viaja apretada.
En el sistema municipal de transporte se movilizan cada día en promedio 900 000 personas. De ellas, unas 290 000 lo hacen en Ecovía, 270 000 en Trolebús, y el resto en el corredor Sur Occidental y en otros servicios como los expresos.
La empresa municipal informó que -por el momento- no se va a tener un plan específico debido a que no se modificarán las horas de ingreso a los trabajos, solo se amplía el horario de la restricción. Sin embargo, mantendrá todos los días unidades de reserva que se inyectarían a la operación habitual si la demanda aumenta.
El Trole opera en promedio con 113 unidades en diferentes horarios. La Ecovía funciona con 123 buses.
En la Terminal Río Coca, por ahora, tampoco se tiene previsto realizar un operativo especial. De acuerdo con Mariela V., despachadora, alrededor de 140 unidades de las distintas cooperativas que salen rumbo Puembo, Tumbaco, Pifo, Yaruquí, Tababela y El Quinche no contemplan ningún cambio.
En la Terminal de La Ofelia, los cerca de 200 buses que viajan al norte también mantendrán los horarios normales.
Karina Gallegos, coordinadora técnica de la Asociación de Peatones, considera que si no se toman medidas de compensación al usuario, la ampliación de la restricción puede ser contraproducente. “Como el servicio de buses es malo”, y no se ha hecho una reestructuración, la experiencia de las personas al subirse al bus puede resultar desmotivadora.
Antes de extender la restricción – dice- se pudo haber trabajado en medidas que ayuden a mitigar el impacto, como potencializar el uso de la bicicleta pública o incentivar el programa Auto compartido.