La plaga Fusarium marcó inicio de la era bananera en el Ecuador. Foto: Archivo/ EL COMERCIO.
El Fusarium, la devastadora plaga que hoy ha puesto en alerta a los productores bananeros, marcó el inicio y, a la vez, el quiebre de uno de los períodos de mayor bonanza en el país.
Los problemas generados por este hongo en las plantaciones de Centroamérica hicieron que, en 1940, empresas transnacionales bananeras llegaran al Ecuador.
Una de ellas fue la estadounidense United Fruit Company, que era una de las más importantes de la época, recuerda Marcelo Vásquez, cuya familia se ha dedicado por más de 70 años al cultivo de la fruta en el cantón Bucay, en Guayas.
Esta firma compró la hacienda Tenguel, que tenía 42 000 hectáreas. Ese volumen equivaldría al 25% de las hectáreas cultivadas de la fruta actualmente en el país.
Ese fue uno de los primeros sitios en el país en donde se cultivó banano; luego se sumaron otros en El Oro, Los Ríos y Esmeraldas. “Ecuador se convirtió en un país bananero”, comenta Vásquez, quien a sus 76 años mantiene los recuerdos intactos de una época que conoció gracias a las historias que le contaba su abuela.
En la presidencia de Galo Plaza Lasso, en 1948, se dinamizó la economía gracias a las exportaciones de la fruta, que en ese momento iniciaban su apogeo. El Gros Michel era la variedad estrella.
La textura cremosa y la facilidad con la que se reprodujo esta especie en suelo ecuatoriano permitieron que el país llegara a exportar 68 millones de cajas en 1960. Ese volumen cubría el 27% de la demanda mundial de la fruta.
Según el historiador Juan Paz y Miño, el auge bananero (1948- 1965) fue un salvavidas frente a la crisis cacaotera.
Con la bonanza llegó el éxodo masivo de gente de la Sierra a la Costa. En Bucay, por ejemplo, se asentaron pobladores de Azuay, como la familia de Vásquez; y de Chimborazo.
Pero al boom le siguió la crisis. En 1962 ingresó al país el Fusarium Raza 1.
Esta devastadora plaga que había aniquilado la variedad de banano Gros Michel en Centroamérica, ahora amenazaba los cultivos de la fruta en el Ecuador. La Raza 1 exterminó las plantaciones del conocido banano de seda.
“Mucha gente se quedó sin su principal fuente de ingresos, las personas entraron en desesperación y tuvieron que regresar a su tierra sin nada en sus manos”, cuenta Vázquez.
La familia de este productor tiró todo lo sembrado y trató de salvar sus tierras con otros cultivos. Optó por plantaciones de orito y morado.
La plaga se diseminó en todo el país, excepto en la parroquia Borbón y el cantón Muisne de Esmeraldas, según los datos de la Subsecretaría de Musáceas del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG).
Una de las zonas más afectadas fue el Zapotal, en Los Ríos, con 3 881 hectáreas enfermas de las 5 175 sembradas.
Gustavo Martínez, titular de la Subsecretaría, cuenta que el hongo puso fin a las plantaciones en provincias como Los Ríos. En otros sitios, las afectaciones superaban el 40% de los cultivos.
Paz y Miño añade que este fue uno de los grandes quiebres en la economía del país.
Según el Banco Central del Ecuador (BCE), las exportaciones bananeras cayeron en casi el 30%, entre 1962 y 1965.
Los productores bananeros se volcaron en 1967 a cultivar otra especie que era inmune al hongo, el Cavendish, cuyas pruebas en el país habían empezado en 1955.
La fruta era más pequeña y tenía una cáscara más gruesa. Aunque era de menor calidad que el Gros Michel, la nueva era capaz de sobrevivir al Fusarium. “Fue la salvación de los productores”, manifiesta Vásquez. Carlos Larrea, en su libro ‘El Banano en el Ecuador’, detalla que el cambio de variedad produjo una transformación en el sector.
Los rendimientos por hectárea del Cavendish duplicaban a los del Gros Michel.
El Fusarium no fue el único golpe que sufrió el sector en estos 71 años. A mediados de la de la década de los 80, la Sigatoka Negra llegó al Ecuador, aunque la crisis no fue igual respecto a la década de los 70.
El sector también ha tenido que combatir insectos como la mancha roja y la cochinilla, pero que son controlables con fungicidas, dice Vásquez.
El banano perdió protagonismo en la economía frente a otros productos de exportación como el petróleo desde los 70. No obstante, el sector sigue siendo un importante generador de divisas.
Los envíos de la fruta representaron el 15% en las exportaciones totales del año pasado y ha sido por muchos años el principal producto de exportación no petrolero.
El sector bananero ahora enfrenta la amenaza del Fusarium Raza 4. A diferencia de la clase 1, puede devastar más de 70 tipos de musáceas y no hay químico que lo controle.
Cuando Vásquez habla de la Raza 4 junta sus manos y mira al cielo como orando. “Esperemos que nunca llegue al país”.
El pasado 3 de julio, el Ecuador aprobó un plan de prevención para evitar el ingreso de la Raza 4 del hongo.
Este mes las autoridades de Colombia confirmaron la presencia del patógeno en el departamento de la Guajira.