La pirotecnia llega con el contrabando de hormiga; bandas cambiaron la forma de operar ante cierre de fronteras

El jueves 10 de diciembre del 2020, uniformados allanaron dos viviendas en Pelileo, Tungurahua. Foto: cortesía

El jueves 10 de diciembre del 2020, uniformados allanaron dos viviendas en Pelileo, Tungurahua. Foto: cortesía

El jueves 10 de diciembre del 2020, uniformados allanaron dos viviendas en Pelileo, Tungurahua. Foto: cortesía

El comportamiento de las bandas que se dedican al contrabando de pirotecnia o insumos para la fabricación cambió.

Por el cierre de las fronteras, debido a la pandemia del covid-19, las mafias se vieron imposibilitadas de mover el material camuflado en grandes contenedores, como lo hacían antes. Este año optaron por un “trabajo de hormiga” o microcontrabando, que se ejecuta por medio de las trochas.

Las mafias utilizan grupos pequeños. Por un viaje, cada persona recibe entre USD 10 y USD 20. El pago se realiza en efectivo en el punto de destino.

Esta forma de contrabando está activa en poblaciones cercanas a Perú y Colombia, según información que ya maneja Inteligencia de la Policía.
Las primeras indagaciones muestran que cada movimiento de las personas contratadas se monitorea por WhatsApp.

Por ese medio, los líderes de las bandas dan instrucciones y nombres de los contactos a quienes deben entregar el cargamento ilegal. También por esta red de mensajería se ofertan nuevas ‘oportunidades’.

A inicios de este mes, desconocidos difundieron un mensaje para trasladar cajas con silbadores, volcanes, lluvias de estrellas, bengalas y pólvora desde Ipiales (Colombia) hasta Tulcán (Ecuador).

Los interesados debían traer los explosivos camuflados en ropa o alimentos. La idea es evitar los controles de militares que patrullan los corredores irregulares. En esas operaciones, los soldados han visto bultos botados en los caminos de tierra, en zanjas e incluso flotando sobre los ríos.

Saben que las personas los abandonan para evitar problemas. Solo en Carchi se detectaron 36 pasos clandestinos.

Inteligencia policial presentó ayer, 14 de diciembre del 2020, un reporte y dijo que el propósito es “reducir el ingreso de material pirotécnico por pasos irregulares”. Pero también hay la orden de decomisar estos productos en ferias que no estén autorizadas.

En Daule, un cantón del Guayas, ya hubo un decomiso de 110 camaretas la semana pasada. En Santo Domingo de los Tsáchilas también se descubrieron tronadores, camaretas, martillos y luces de estrella. Ocurrió el jueves último. Todo se vendía en espacios alquilados para ferias de expendio de adornos navideños.

En el último reporte de la Policía se recogieron los resultados de operativos realizados del 1 de diciembre al domingo pasado. A escala nacional se decomisaron 1 242 voladores, 135 volcanes, 5 670 camaretas, 259 planchas de diablillos y 450 cajas de sonajeros.

También hay tres personas detenidas. El Código Penal (art. 395) sanciona con hasta 30 días de prisión a quien elabore o comercialice ese tipo de material sin autorización.

La pólvora, mecha, nitrato de azufre, fósforo blanco que llega al Ecuador es procesado especialmente en las provincias de la Sierra centro. El jueves anterior se allanaron dos viviendas en Pelileo, Tungurahua.

La primera estaba localizada en la avenida Confraternidad y 22 de Julio. Ahí había explosivos “elaborados sin técnica alguna” y material de trabajo.

Un segundo cargamento se encontró en una casa de la Mentor Manjarrez. Había 110 cajas con tortas para cohetes de 12, 19 y 25 tiros, 60 docenas de voladores, volcanes, etc.

Cuenca prohíbe la compra y venta 

Por la emergencia del covid-19, en Cuenca, el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) prohibió la compra y venta de pirotecnia en sitios públicos y privados.

La idea es evitar las aglomeraciones que puedan generar contagios y por los riesgos que representa la manipulación de los explosivos.

En años anteriores, para el expendio del producto en Navidad y fin de año se establecían espacios abiertos.

El alcalde de Cuenca, Pedro Palacios, pidió a los ciudadanos que sumen sus esfuerzos para seguirse cuidando del virus. Desde el 2017, la capital azuaya tiene una ordenanza con 11 considerandos y 27 artículos, que regula la fabricación y manipulación de pirotecnia.

Allí se establece que los fabricantes no pueden tener sus talleres en sectores poblados de la ciudad y tampoco deben estar habitados por familiares u otras personas.

Además, deben contar con elementos de seguridad, como extintores y ventilación.

En Guayaquil hay una campaña 

‘#NoPerdamosMás’ se denomina la campaña en contra del uso de pirotecnia en Guayaquil. El Cuerpo de Bomberos y el Municipio presentaron ayer la iniciativa que busca mitigar más víctimas o emergencias por el uso de esos materiales altamente peligrosos, en diciembre.

El mensaje apunta a evitar más muertes de las que ya causó la pandemia en la ciudad: más de 10 000 fallecidos. “Que los explosivos no dejen más”, menciona un video, donde se observa a un hombre en terapia intensiva.

Según Bomberos, entre el 31 de diciembre del 2019 y el 1 de enero de 2020, 68 personas fueron atendidas en 15 hospitales de la urbe. 58 eran menores entre 4 y 13 años.

Giusseppe Escandón dio su testimonio de vida ayer, 14 de diciembre. Dijo que las heridas que causan los explosivos no solo afectan a la víctima, sino a todo el entorno familiar.

Él perdió sus dos manos a causa de los llamados “juegos pirotécnicos, pero la pirotecnia no es un juego”.

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