Por: DORIS OLMOS PACHECO
La creencia se repite sin saber quién la dijo por primera vez. Un grupo de perros camina por las calles polvorientas de Narihuala, en Piura (Perú), y la gente del lugar dice que es capaz de aliviar el asma y el reumatismo.
Rubén Granda, zootecnista clínica Argos
El origen de este perro es incierto. Algunas personas piensan que pudo haber venido con migraciones chinas. En épocas incaicas también era una especie de divinidad, estaban siempre cerca de los incas. Es un perro con características especiales como la falta de pelo, con ligeras zonas de poco pelo en la cabeza y en las patas. Hay de varios colores y de acuerdo a este es el color de su pelo y ojos. Hay tres tipos de tamaño: pequeños, medianos y grandes. Son perros de compañía porque son muy afectuosos. Con las personas que no conocen son desconfiados y por eso pueden llegar a ser buenos cuidadores. Siempre tienen una tendencia a que les falten los premolares. Necesitan un cuidado extremo en sitios como el Ecuador, en donde los rayos del Sol caen perpendicularmente.A un extranjero, lo primero que se le ocurre es que el remedio consiste en comerse al perro. Se imagina las formas de prepararlo, pero finalmente prefiere seguir con la enfermedad. Está equivocado, el remedio es diferente. Tan solo tiene que dormir con el animal, conocido con el nombre de viringo, un vocablo quichua que significa ‘ausencia de pelos’.
Para explicar sobre la habilidad curativa de este perro, sus dueños piden que se toque el lomo del mamífero. Su piel es caliente, más que la de cualquier otro can. Tiene 40 grados de temperatura, repiten una y otra vez los piuranos. En realidad, es como tocar una bolsa de agua caliente. Tal vez todo se deba a que no tiene pelo. Solo algunos tienen unos cuantos en la cabeza y en las patas.
Investigaciones hechas sobre este perro señalan que tiene un síndrome conocido como hipoplasia ectodérmica, lo que significa que tiene una piel cálida que al entrar en contacto con la piel humana la puede calentar. Esto según investigaciones hechas por el médico y antropólogo peruano Pedro Weiss y recogidas por algunos medios locales.
Los viringos caminan tranquilos por el lugar y solo aquellos que los conocen saben que tienen una dentadura incompleta y un oído muy desarrollado. A veces, los lugareños no los toman en cuenta, aunque en una época fueron considerados una divinidad en México.
En el museo nacional de Piura existe una estatuilla antiquísima que lo representa y data de hace 2 500 años. Por eso , algunos arqueólogos creen que estos perros tienen un linaje que se remonta a 3 000 años atrás.
En Perú se cuenta que el viringo siempre acompañó a los incas; ahora, sin su amo, se pasea solo por el museo de Narihuala, edificado cerca de la fortaleza de 40 000 m² de construcción, hecha de adobe y barro, que lleva el mismo nombre. El paso del tiempo solo permite ver las ruinas de la estructura que un día fue.
Estos perros son considerados como Patrimonio Nacional y Especies a Preservar. El Instituto Nacional de Cultura dispuso su ubicación en todos los museos de sitio y zonas arqueológicas pertenecientes al Sistema Nacional de Museos y en zonas arqueológicas de la costa peruana, que cuenten con las condiciones necesarias que permitan su crianza y desarrollo.
En el museo de Narihuala también hay un espacio para este can. Una vitrina guarda el esqueleto de lo que un día fue un viringo. Fue encontrado en el extremo sureste de la Gran Plaza, cerca de una banqueta de adobe, asociado con un soporte de vasija de barro y calabazas.
La historia es que los antiguos pobladores de este lugar -conocidos como el pueblo tallán-, tenían la costumbre de crucificar a sus hijos como una ofrenda para sus dioses, pero, si no los tenían, el lugar lo ocupaba el perro.
En la actualidad, el animal es muy cotizado en el extranjero. Existen referencias de que un buen ejemplar puede llegar a costar USD 2 000.
Algunos pagan el precio con la esperanza de curar sus males. Lo único que tienen que hacer es dejarlos dormir al pie de la cama y sentir su calor.
Talvez, por esto quisieron regalárselo al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, cuando en la Casa Blanca se estaba buscando al perro oficial. Hasta lo bautizaron con el nombre de Machu Picchu. Por su falta de pelo, este perro es hipoalergénico, y ese es un detalle que pensaron que podría influir a la hora de elegirlo, pues una de las hijas del Mandatario estadounidense sufre de alergia.
Carlos Benítez es guía del lugar. Él aprovecha para explicar a los visitantes sobre el museo y conseguir algunos soles (moneda).
Lo hace junto con otro compañero con el que se reparten el dinero que los turistas les dan por la información. Así ayudan a sus familias. De los perros dice que: “Ellos andan por aquí, cuidan. Están en los museos. Algunos visitantes se los llevan, pero tienen que hacerlo desde chiquitos para que se enseñen”.
Sobre este perro se cuentan muchas historias. Se cree que acompañan a los muertos a su última morada. Sus huesos se encontraron en la tumba de un personaje moche importante, a quien se llamó el Señor de Sipán, que descansaba en una caja mortuoria, rodeado de ocho esqueletos de sirvientes, dos mujeres y un viringo.