Seis parroquias rurales de Quito ofrecen opciones en el feriado de Carnaval

La iglesia de San José de Minas es uno de los principales atractivos del pueblo.

La iglesia de San José de Minas es uno de los principales atractivos del pueblo.

La iglesia de San José de Minas es uno de los principales atractivos del pueblo. Foto: cortesía GAD San José de Minas

Los paseos al aire libre respetando los protocolos de bioseguridad son la mejor opción para disfrutar el feriado.

Quito Turismo tiene registradas más de 50 actividades que se pueden realizar en las parroquias rurales de la capital, entre las cuales están caminatas por senderos, avistamiento de aves, camping, visita a cascadas y más.

Jerson Arias, jefe de Operaciones de Investigación de la entidad municipal, cuenta que debido a la pandemia hay una tendencia mundial de reactivar el turismo rural y visitar los espacios abiertos que ofrece la naturaleza lejos del hipercentro.

En esas zonas, por el viento y la amplitud de los espacios, el riesgo de contagio de coronavirus es menor.

Desde marzo del año pasado, Quito Turismo ha venido trabajando en capacitaciones. Realizó 287 eventos en el 2020 y 11, este año.

Los propietarios de los establecimientos se han preparado para saber cómo desinfectar los locales, manipular los alimentos, recibir al turista, mantener distanciamientos y ventilar las áreas, entre otras medidas.

Además, las restricciones imponen a los negocios trabajar con aforo reducido

Entre las parroquias con mayores atractivos constan San José de Minas, Perucho, Puéllaro, Chavezpamba, Atahualpa y Lloa (ver mapa).

Una hora al norte de Calderón está San José de Minas, una zona montañosa con 304 km² de territorio.

Edvino López, presidente de la junta parroquial, señala que la comunidad se ha preparado para recibir a los turistas en feriado.

Las aguas termales de La Calera, un emprendimiento de la comunidad en el que están involucradas 27 familias, es uno de sus atractivos. Cristina Rodríguez es la presidenta de la comunidad y quien organiza a la gente.

López relata la historia de cómo nació este proyecto: el dueño de una hacienda del sector donó un espacio ­para que la comunidad construyera unas canchas, pero cuando entró la maquinaria y empezó a mover tierras descubrieron que existían aguas termales.

Así encontraron lo que López llama “una mina de oro”. En la parroquia, además, se puede hacer avistamiento de mariposas y orquídeas.

Los visitantes también pueden degustar platos tradicionales, como caldo de gallina, fritada con choclo y el popular mote casado: fréjol, choclo y arveja. Esta parroquia posee tres cascadas, de 27, 23 y 19 m de caída.

La zona cuenta con hosterías donde se puede pasar la noche, acampar e incluso practicar pesca deportiva.

A 20 minutos de allí está el mirador de Chavezpamba: una escalinata construida hace dos años desde donde se avanza a ver gran parte de la Ruta Escondida.

Subir al mirador toma unos 35 minutos de caminata, pero el paisaje lo compensa.

En Atahualpa, el mayor atractivo gira en torno a la cascada de 16 metros de alto. Para zambullirse en las aguas transparentes se debe caminar 20 minutos.

Perucho oferta el senderismo y la gastronomía, se pueden degustar el tradicional sancocho peruchano, el delicioso jugo o vino de mandarina y los helados de aguacate, chirimoya o limón.

Puéllaro tiene senderos montañosos para hacer cabalgatas y un mirador al que se puede llegar en auto.

Caminatas al Guagua Pichincha y cicleadas en rutas especiales son las principales actividades que brinda Lloa, 30 minutos al sur.

Las personas suelen visitar las siete cascadas, la iglesia central y el santuario de la Virgen del Cinto. Otros de sus atractivos son las aguas termales, que según los habitantes del lugar son deses­tresantes y medicinales.

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