El papa Francisco llegó este miércoles 8 de julio al Santuario de la Virgen de El Quinche. Foto: EL COMERCIO
El papa Francisco llamo la atención a los religiosos que hoy, 8 de julio, se reunieron en el campo Mariano del Santuario de El Quinche.
Alrededor de 6 000 personas, de unas 70 órdenes religiosas, llenaron el sitio que fue abierto desde las 06:00.
En el fondo se había arreglado un templete adornado con flores y frutas. Justamente allí, desde las 09:00, se habían juntado los 44 obispos del país y en el otro costado el séquito papal.
Mientras se esperaba la llegada de Jorge Mario Bergoglio (nombre secular), se escucharon un sin fin de canciones católicas, de todos los géneros: rock, pop, ranchera, cumbia… Todos cantaban, bailaban y daban las gracias a Dios “por anunciar a Jesucristo, por rescatar la oveja perdida”, dijo Anita Vela, una religiosa de las Carmelitas.
A las 10:30 la música invadió por todo el campo Mariano, los asistentes bailaban y movían los brazos de un lado a otro. Hasta los obispos dejaron a un lado sus solideos para bailar en el centro del templete.
Unos minutos después, el Papa llegó a El Quinche e ingresó a la iglesia. En todo el pueblo se escuchaba el repique de campañas. Frente a la imagen de la Virgen ofrece una oración. Dejo un mensaje escrito para el pueblo de El Quinche, en el libro de visitas del santuario.
Cuando Francisco cruzo al campo Mariano sono el ya conocido “Bienvenido Santo padre, mensajero del señor… “.
Enseguida el mensaje del obispo de Sucumbíos: “Las personas de vida consagrada buscan entender los designios de Dios. Quieren ser la punta de lanza de una iglesia en salida”.
Le dio las gracias al Papa “por ser un instrumento de renovación en la Iglesia”.
Le entregaron dos regalos, uno de ellos la escultura de una pareja otavaleña. Y entre los religiosos congregados se escucho el “se ve se siente, Francisco está presente”.
Luego vinieron las palabras de Silvino Mina, del vicariato de Esmeraldas. El prelado pifio el Papa “provoque en cada uno una pasión por el evangelio y se refleje en nuestros actos”.
Marisol Sandoval, a nombre de la vida consagrada, siguió y le dio un saludo a Francisco. Subrayó que “marca un nuevo comienzo, nos estimula a una nueva conversión. A leer la vida en la fe y la palabra y dar respuestas liberadoras”.
Tras la liturgia del Santo Padre y el evangelio llego el mensaje del Papa.
Empezó diciendo que en estas 48 horas que ha estado en el país ha notado que hay algo raro en el pueblo ecuatoriano, pues “en todos los lugares el recibimiento ha sido alegre, piadoso, pero en la piedad había algo distinto: desde el guagua hasta el viejo pedían la bendición”.
Y, señalo, no sabia porque sucedía aquello. Pero hoy por la mañana, mencionó que reparo que “esa riqueza de piedad vino de haber tenido la valentía de consagrar a la nación al corazón de Cristo”.
Luego, agregó, al corazón de María. Custodien eso, dijo el Papa.
A los religiosos, reunidos en el campo Mariano, les comento que tenía un discurso preparado pero “no tengo ganas (de leerlo)”. Y el documento le entregó al presidente de la Conferencia para que luego lo haga publico e improvisó.
Comenzó diciendo que “Maria (la Virgen) no protagonizó nada, discipulo toda su vida, por eso hagan que se manifieste la gratuidad de Dios”.
También les aconsejo: “Todos los días hagan el camino de retorno a la gratuidad que Dios los eligió. Si olvidan eso, lentamente se va haciendo importante y apartando de la base”.
Reiteró que “todos los días, a la noche, den una mirada a Jesus y decirle todo me diste gratis”.
Una segunda cosa que les dijo fue que “cuiden su salud, pero sobretodo de no perder la memoria, de donde salieron. No renieguen de las raíces”.
Les Recordó que “no cobren la gracia, por favor, que nuestra pastoral sea gratuita”.
Indicó que vivan esta gratuidad y memoria, porque es un gozo y alegría. “Que Dios los bendiga y la Virgen los cuide”.
El mensaje del Papa duro 24 minutos. Un padre nuestro y la bendición.