Un morador del sector observa la subestación de Tisaleo y el cableado del 500 kV que cruza por esa zona. Foto: Glenda Giacometti / El Comercio
La energía de la central hidroeléctrica más grande del país y emblema del Gobierno anterior, Coca-Codo Sinclair, no llega a Guayaquil por falta de tendido eléctrico.
Conflictos sociales con comunidades de Tungurahua y problemas de financiamiento han retrasado la puesta en operación al 100% del nuevo cableado de 500 kilovoltios (kV).
Actualmente, el sistema de transmisión del país tiene una capacidad de 230 kV, que se podría comparar, por ejemplo, con una autopista de cuatro carriles. El nuevo tendido de 500 kV, en cambio, se asemeja a una de ocho carriles, que permite transportar con mayor confiabilidad la energía.
El contrato de esta obra se suscribió el 26 de julio del 2013 y contempló un plazo de 1 185 días, por lo que tiene un retraso de 730 días, es decir, dos años.
La nueva autopista eléctrica atraviesa 12 provincias del país e implica una inversión de USD 677 millones. Están pendientes de concluir 6 kilómetros en el cantón Tisaleo, en Tungurahua. Se financia con recursos fiscales y un crédito del ExIm Bank de China.
Gonzalo Uquillas, gerente de la Corporación Eléctrica del Ecuador (Celec), informó que la contratista, la empresa pública China Harbin Electric, paralizó los trabajos desde el 2 de julio pasado, debido a la falta de pago de varias planillas por USD 25,2 millones.
El lío surgió, según Uquillas, porque el Estado notificó con retraso al ExIm Bank de China el desembolso de un tramo pendiente del préstamo.
En el viaje de las autoridades ecuatorianas a China, en septiembre pasado, se acordó ampliar el convenio de financiamiento y acceder al desembolso.
Pero estas negociaciones pueden tomar hasta 120 días.
Por ello, y para agilitar el reinicio de las obras, Uquillas dijo que tiene listo un plan para cubrir el valor pendiente de pago con recursos de la Celec.
La idea es priorizar gastos y postergar proyectos que no son imprescindibles (como las consultorías).
“La línea de 500 kV es una obra de imperiosa necesidad. No tenerla concluida tiene un cierto nivel de afectación en la producción de Coca-Codo Sinclair, demanda tener generación termoeléctrica -aunque sea en pequeños montos- en Guayaquil y le quita confiabilidad al suministro de energía del país”, apuntó el Gerente.
Con ello, se espera reanudar los trabajos en 15 días y concluir la obra en seis meses.
Además de los USD 25,2 millones, la Celec requiere de USD 31,8 millones para la línea.
Otro problema es el rechazo de la obra por parte de pobladores de las comunidades Chilco Luz de América, La Esperanza y La Alborada, en el cantón Tisaleo. La Celec dijo que hay avances en la resolución de estos conflictos.
Los habitantes de las comunidades esperan que se cumplan los acuerdos suscritos, hace tres meses, a través del convenio tripartito entre Celec, el Consejo Provincial de Tungurahua y el Municipio.
Según Rodrigo Garcés, alcalde de Tisaleo, Celec se comprometió a financiar el asfaltado de la vía de 1,5 kilómetros que une a los poblados San Francisco, La Alborada y Luz de América. La carretera fue dañada, según comuneros, durante la construcción de la Subestación de Tisaleo.
A esto se sumó la entrega de equipos médicos para el centro de la zona, el alumbrado y la reposición de una nueva red de agua potable, como indemnización a los afectados por la instalación de las torres metálicas y el cableado de alta tensión que cruza por la zona.
A escasos 500 m de Chilco Luz de América está la Subestación que recibirá la energía de Coca-Codo. “Cuando difundieron el proyecto no nos dijeron la verdad, que afectaría a la salud de quienes estamos cerca de las torres y a nuestros animales; solo nos dijeron que cruzarían. Producen un sonido que perturba la tranquilidad”, cuenta Magdalena Verdezoto, quien vive en la zona.
El sonido es más fuerte cuando llueve, dice la mujer, de 70 años. Una de las torres pasa a 20 metros de su casa, una vivienda de paredes de bloque y techo de zinc y teja.
Según Garcés, preocupa que “nunca se informó” a la gente “que tendrían un ruido permanente, especialmente cuando las temperaturas son bajas”. El Burgomaestre aseguró que los técnicos quedaron en efectuar un estudio de ruidos en la zona, pero no conoce si se hizo. “Es un tema pendiente”, dice.