La Navidad se enciende con los adornos iluminados en Quito
Los adornos navideños se venden en la avenida Machala, en el norte de Quito. Foto: Galo Paguay/El Comercio
A lo largo de la avenida Machala, por encima del barrio La Florida (norte de Quito), se extienden los locales. Renos, árboles navideños, pesebres y otros adornos fabricados con luces LED y alambre se encienden a partir de las 18:00, cuando comienza a caer la tarde.
La gente se acerca a los quioscos y pregunta. ¿Cuál es el precio de un reno? ¿Cuánto vale un árbol? Cuestan USD 35 ó 40. El costo depende del tamaño, los acabados del adorno y los materiales que se utilizaron para su fabricación. “En un mes vendo unos 200 renos y a diario salen de 20 a 30. Desde hace 14 años me dedico a la actividad”, cuenta Jorge Villacreses, propietario de una cerrajería en la que se hacen estos implementos.
La noche de ayer, martes 1 de diciembre, la quiteña Alexandra Bilbao, de 40 años, acudió a uno de los locales. Adquirió un reno por USD 30 y dijo que lo iba a colocar en el jardín de su casa. Mientras lo compraba, señaló que sus hijos se alegrarán al tener un adorno en la casa. Otros compradores se llevaban otras figuras y las llevaban en sus vehículos.
A diario se acercan unas cien personas para averiguar costos, pero unas 20 se llevan los productos. David Muñoz es otro fabricante del sector y cuenta que hace tres semanas hizo los adornos navideños iluminados para la Alcaldía de Los Bancos (noroccidente de Pichincha). Era un pesebre con Jesús, María, José, los animales y dos cascadas.
Él no se queja por la competencia que se ha incrementado en los últimos años. Al contrario, dice que esta le ha ayudado para mejorar en la calidad y los acabados de sus adornos, cuyos precios oscilan entre USD 35 y 45. Cuenta que pasado el 15 de diciembre ya no se venden las figuras navideñas y se comienzan a comercializar los muñecos de Fin de Año. Los trae desde Guayaquil y reconoce que los remata cuando faltan pocas horas para finalizar el año.
Los monigotes que le sobran los quema él mismo junto a su familia. Con alegría cuenta que decenas de autos se parquean en la Machala para comprarlos y eso representa la alegría de su Navidad y de su Fin de Año. Al finalizar las fiestas de diciembre, los comerciantes retoman sus actividades cotidianas y se dedican a sus talleres de cerrajería.