Imagen referencial. Un hombre intentó robarle sus pertenencias a una señora de 63 años, en el sur de Quito. Ella se defendió del robo. Foto: Twitter @FiscaliaEcuador
Guadalupe es quiteña y tiene 63 años. Cuanta que en su vida nunca le habían intentado robar con un cuchillo. Este miércoles 16 de diciembre del 2020 narró a este Diario cómo logró evitar que un hombre y una mujer le arrebataran sus pertenencias. El suceso ocurrió en sur de Quito, en el barrio Chiriyacu, a las 16:15, el sábado 12 de diciembre.
Este es su testimonio
“Caminaba con mi nieto de 7 años. Estábamos muy cerca y justo al llegar a una parada de bus dos jóvenes, que no sobrepasaban de los 22 años, nos interceptaron. Me exigieron que les diera dinero. Yo les respondí que no tenía. Cargaba un bolso pequeño y adentro tenía un monedero con poco dinero, un saco y un celular.
Como no les quise dar el dinero me gritaron que entonces les entregara el celular. En ese momento, el joven sacó un cuchillo que escondía debajo de la chompa. La parte puntiaguda me la acercó al estómago. La mujer que iba con él también gritó: “dale el celular”.
Vi que mi nieto estaba asustado y a punto de llorar. Así que lo empujé para alejarlo de la situación. Entonces comencé a buscar el celular en mi bolso. Mientras hurgaba en la cartera, les increpé a los dos jóvenes: ¿Son felices haciendo esto? ¿Tienen paz? ¡Dios les está mirando! Usé el mismo tono con el que me hablaban. En ese rato no pensé. Solo me salió decirles eso.
Mientras tenía el cuchillo en la cintura, se me vino a la mente la situación de mi hijo Pablo. Él fue asesinado en agosto del 2019 por no dejarse robar el celular. Fue muy similar. Él se quedó con unos amigos jugando fútbol después tomaron cervezas. Estaba volviendo a la casa con dos muchachos cuando cuatro personas les interceptaron; eran tres hombres y una mujer. Les pidieron dinero, ellos no quisieron entregar. Les sacaron cuchillos y los muchachos salieron corriendo. Entonces los persiguieron y mi hijo se cayó y no logró escapar. Le dieron tres puñaladas. Una en el pulmón.
Todas estas imágenes pasaron por mi mente en un instante. Justo cuando les iban a entregar el teléfono, la chica le dijo al que tenía el cuchillo que me dejara ir. Se marcharon como si nada.
Mi nieto tenía los ojitos rojos. Quería llorar, pero le pedí que se tranquilizara hasta llegar a la casa de su otra abuela. Al ingresar a la vivienda mi nieto se desató en llanto; necesitó un vaso de agua porque estaba muy nervioso. Me dijo: abuelita, yo pensé que te iban a matar como a mi tío Pablito.
Dos días antes de este intento de robo tuve el juicio del caso de mi hijo, porque la Policía atrapó a dos personas. Pero solo a una lo sentenciaron a 22 años de cárcel. Al segundo le dejaron libre aunque había apuñalado al amigo de mi hijo, pero este joven sí sobrevivió.
El fiscal del caso dijo que no estaba claro que estuviera involucrado en el asesinato. Después de lo que me pasó, pensaba que esta persona que dejaron libre en el caso de mi hijo va por la calle armada con un cuchillo. Yo solo le pido a las autoridades que tengan más control y que nos permitan tener una ciudad más tranquila”.