Gustavo Baroja, presidente provincial de AP, lamentó el estado del edifico. Foto: Diego Puente / EL COMERCIO
La limpieza de la sede de Alianza País (AP), en el norte de Quito, empezó con un ritual ancestral. Un shamán utilizó un atado de flores y ramas para ahuyentar las malas energías. El olor a palo santo se esparció por el edificio.
Así empezó la toma de la sede por parte de la facción morenista. La canciller María Fernanda Espinosa, quien también es vicepresidenta encargada de AP, habló de una refundación del movimiento.
Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Ella encabezó la delegación de autoridades que ingresaron al predio luego de dos meses. En noviembre del 2017, la facción correísta de la agrupación decidió expulsar a Lenín Moreno y estuvo en control de las instalaciones.
Junto con Espinosa estuvo Gustavo Baroja, presidente provincial de AP, él lamentó el estado del edifico. Hay grafitis en las paredes, pisos y techos en contra del presidente Lenín Moreno.
Se prevé que esta misma tarde se realice una minga para mejorar las instalaciones.