Monseñor Antonio Arregui , arzobispo de Guayaquil. Foto: Gabriel Proaño/El Comercio
La Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE) pidió ayer (28 de agosto de 2015), en un comunicado, las disculpas por las declaraciones del secretario jurídico de la Presidencia, Alexis Mera en contra del arzobispo de Guayaquil, Antonio Arregui. Para la Iglesia es una ofensa lo dicho por Mera en medio del diálogo convocado por el Gobierno.
¿Cómo recibió usted la declaración de Alexis Mera, quien lo señaló de “recadero” de la derecha y que usted debe dialogar con los homosexuales?
De lo dicho me fui enterando por partes. Las personas que me llamaban no me querían decir exactamente en qué consistía la declaración del doctor Mera. Me sorprendió la crudeza del planteamiento y porque no es una frase tan original. Pero no me sorprendió porque significa que las esferas gubernamentales siguen manteniendo el método de una confrontación tan descalificadora por todo aquel que entienden que les molesta. Eso más bien me pareció lamentable.
¿La expresión de Mera no se contradice con la actitud del Gobierno ante el Papa cuando estuvo en Ecuador?
Ciertamente fuera sorprendente que algún gobierno obstaculice la actividad del Papa, teniendo en cuenta que él es tan delicado y trata de contentar los deseos de los gobiernos que visita. El hecho de que este Gobierno haya atendido al Santo Padre con dignidad, es motivo de gratitud, pero la vida tiene continuas exigencias.
Más allá de la coyuntura social, ¿la postura del Gobierno puede surgir de una izquierda que sectoriza a la Iglesia con las élites?
Evidentemente hay una tendencia, y no solo del Gobierno, de comprender a la Iglesia como un conglomerado social más, como pueden ser los sindicatos y los empresarios. Se olvida que la Iglesia es una entidad diferente y que proviene de una dimensión religiosa ante la cual el Estado y los políticos lo único que tienen que hacer es reconocer su libertad y darle espacio para que se desenvuelva.
El comunicado de la Conferencia Episcopal emitido ayer habla de que las palabras de Mera son impropias y no abonan al clima de respeto…
Yo dije a mis hermanos obispos que tal vez no valía la pena tratar de pedir las disculpas porque daría a entender que hay una especie de colegio que busca defender sus posiciones. Sin embargo, el comunicado es una reacción razonable contra lo que puede ser un exabrupto que pudo nacer de un momento de fastidio.
Usted dijo que solo quedan las calles para manifestar el descontento, pero hay quienes confían en el diálogo. ¿Cómo determinar cuál vía es la correcta si el mismo presidente Rafael Correa ha dicho que no se puede contentar a todos?
En efecto es imposible contentar a todos, pero en una sociedad democrática hay muchas instancias en las cuales se discuten los problemas. Entre nosotros muchas de estas instituciones se han angostado y han perdido la función que les corresponde. Una muestra es el Parlamento (Asamblea Nacional). Pareciera que la relación entre gobernantes y gobernados se focaliza en ver quien domina las calles: la fuerza por un lado, ocupación de vías por el otro. Por eso pedíamos un cambio de actitud para que el diálogo prospere. Pero cuando encuentro una réplica tan desairada como la del doctor Mera, evidentemente eso no siembra una base para el diálogo.