Militares llegan con dulces navideños a los poblados del Ecuador

Michael Coello (izquierda) y Ricardo Sevilla entregan productos por la Navidad. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO

Michael Coello (izquierda) y Ricardo Sevilla entregan productos por la Navidad. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO

Personal del Ala de Transporte N-11 de la Fuerza Aérea llegó con presentes en Alaquez. Fotos: Patricio Terán / EL COMERCIO

En Alaquez hubo dulces y villancicos. Es lunes y en esta parroquia de Latacunga-Cotopaxi hace frío. Los niños salen con gorras y chompas abrigadas. Los abuelitos caminan lentamente con sus bastones. Otros llegan en sillas de ruedas.

“Han venido los militares”, dicen unos. “Llegaron con caramelos”, indican otros. Desde el parque central, los más pequeños corren al estadio.

Ese día, personal del Ala de Transporte N-11 de la Fuerza Aérea (FAE), que opera en Cotopaxi, arribó al lugar con chocolates, galletas y chupetes. Lo hacen todos los años por las fiestas de Navidad.

La organización comienza seis meses antes. Desde julio recolectan poco a poco fundas de caramelos, víveres, ropa y juguetes. Todo es para las familias de escasos recursos.

“Esto es emotivo”, dicen los soldados. Empieza la entrega.

En la fila está Daniela, Ariel, Doménica, Sofía, Deysu, Yadira. No tienen más de 12 años. Daniela muestra el regalo. Sonríe. Solo tiene 5 años. Su madre, Libia Velasco, la sostiene.

Humberto Chiza, un campesino de 65 años, también espera un presente. Con dificultad se acomoda la mascarilla con la que intenta cubrir su nariz y boca. La tela está rasgada y con agujeros por su uso constante.

“Esta es mi única Navidad, caballerito”, dice al recibir los dulces. Su voz se quiebra. Se queda en silencio y sigue. “Desde hace cinco años vivo solo”. Para sobrevivir vende cuyes y choclos. Eso comerá en Navidad. “Dios lo bendiga”, dijo a otro militar que entregó en sus manos pan con yogur.

Otra persona, de 88 años, también bajó desde su casa, en el barrio de Colaya Pamba. Sube las gradas del estadio con dificultad. Está con su hijo. Ambos querían disfrutar de un momento diferente antes de volver a arar la tierra. “Hoy no tenemos dinero para festejar”.

Quien estuvo a cargo de este agasajo y la entrega de los presentes fue el mayor Fabián Pazos. Él sabe que los casos de pobreza extrema no son aislados en Alaquez. Por eso, planificó la entrega en este lugar, rodeado de sembríos de choclos, habas, cebollas y papas.

“Queremos contribuir para disminuir en algo el mal momento que atraviesan. Traemos un mensaje de aliento y unión en esta Navidad”, sostiene el oficial. No tiene mucho tiempo para hablar. Desde su celular monitorea cómo avanza el grupo canino que todavía no llega al pueblo.

Michael Coello (izquierda) y Ricardo Sevilla entregan productos por la Navidad.  

Los niños llegaron desde sus pueblos al parque central de Alaquez, en Latacunga, y luego se dirigieron al estadio. 

Algo similar se vive en otras provincias. Desde el 5 de diciembre, los soldados han entregado a escala nacional 9 059 fundas de caramelos, juguetes, prendas de vestir y kits de alimentos.

En Guayas, Pichincha, Napo y Orellana se han disfrazado con trajes de Papá Noel para interactuar con el público.

La mayoría de las entregas se hace con donaciones de los propios soldados o sus familiares. Así consta en los informes que llegan al Comando Conjunto de Fuerzas Armadas.

Cada destacamento tiene su propia estrategia. Por ejemplo, en el Ala de Transporte N.- 11 se realizó un concurso en el que participan todas las áreas. Así garantizan que el personal colabore, indica el piloto Jorge Changuán, que ha participado en la entrega de regalos desde que era cadete.

El escuadrón que más dulces recogió es el Grupo Logístico, que da mantenimiento a las aeronaves. Reunió 450 fundas. Como premio, el personal tiene derecho a un día libre.

Daniela, una niña de 5 años de edad, muestra el regalo que recibió en el estadio de Alaquez por la Navidad.  

Para los homenajes también se suman fundaciones y empresas. Por ejemplo, tres firmas dieron 1 100 fundas para los niños de las comunidades de Kurints, Yukuank, Plan Grande, Natensa en Morona Santiago. Los paquetes se entregaron junto a la ayuda enviada desde la Escuela de Formación de Soldados y del Centro de Entrenamiento en Selva.

El último sábado, en Jndayaku, una comunidad de Napo, la fundación Komandos de Dios entregó 250 bolsas de chocolates, zapatos, 250 juegos de ropa y 500 juegos de mesa.

Estos actos se han repetido en todo el país. Una vez terminado el agasajo, en Alaquez la tarde cae, los parlantes se apagan y el estadio se queda vacío.

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