Migrantes que llegan a Rumichaca cuentan lo difícil que es apostillar un documento en Venezuela

Los ciudadanos venezolanos llegan A Rumichaca para realizar los trámites de ingreso a Ecuador, para seguir su viaje para Perú y Chile. Juan Rojas viaja con su hija Valentina hacia Perú. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

Los ciudadanos venezolanos llegan A Rumichaca para realizar los trámites de ingreso a Ecuador, para seguir su viaje para Perú y Chile. Juan Rojas viaja con su hija Valentina hacia Perú. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

Los ciudadanos venezolanos llegan A Rumichaca para realizar los trámites de ingreso a Ecuador, para seguir su viaje para Perú y Chile. Juan Rojas viaja con su hija Valentina hacia Perú. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

Con o sin Carta Andina, Juan Rojas y su hija Valentina, de 5 años, ingresarán al Ecuador, atravesarán el país y llegarán a Lima, en Perú, en donde se reunirán con su esposa.

La seguridad con la que anuncia su plan dista de su situación real, pues los documentos de su hija no están apostillados.

La pequeña no tiene pasaporte y tampoco cuenta con el permiso de la madre para hacer el viaje. Eso ocurre porque la esposa está en Lima.

Ayer, 24 de enero del 2019, en la ventanilla de Migración del Puente Internacional de Rumichaca, en Carchi, ya les negaron la entrada, pero su padre aún quiere exponer su caso al asesor jurídico.

Sentados en la oficina del Departamento Jurídico, Juan y Valentina esperan que el funcionario termine una reunión para exponerles su caso y, si tienen suerte, obtener el aval para seguir su trayecto hacia el sur del país.

Sin embargo, Juan es claro: "Si me niegan, yo agarró un carro y me voy con la niña a Huaquillas", dice.

Juan y su hija llegaron la mañana de ayer (miércoles 23 de enero), a Ecuador. Viajaron tres días desde Barquisimeto, en Venezuela, y aún les quedan tres días más de viaje.

Migrantes de nacionalidad venezolana esperan en el puente internacional de Rumichaca entre Ecuador y Colombia. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

El padre tiene una carpeta llena de papeles, ninguno apostillados. “Aquí dicen que son copias, pero son originales”.

Cuenta que apostillar un documento es prácticamente imposible en su país. "Hay que esperar meses por un turno, y a veces, ni siquiera le dan. Se inventan ahí que falta un sellito o que han cambiado de sistema. Dice cualquier cosa para evitar que salgamos de ese régimen".

Para los dos, esta es la primera vez que salen del país. Su esposa lo hizo hace ocho meses y ahora trabaja en la capital peruana. Ella les envío el dinero para costear el viaje en bus y poder reencontrarse.

Son las 09:30 del miércoles 23 de enero del 2019. Han pasado tres horas desde que llegaron Juan y su hija, y el abogado de Migración todavía no analiza su caso. El problema es que ellos arribaron a la frontera a las 06:30 y el horario de atención para este tipo de situaciones empieza a las 08:00.

Valentina, vestida con una chompa, dos tallas más grande que ella, intenta no aburrirse mientras permanece sentada en la oficina. No lleva medias, solo unas zapatillas Crops rosadas. El frío y el cansancio la mantiene casi inmóvil sobre un sofá. Su padre carga su osito de peluche con el que ya se ha cansado de jugar.

Afuera de Migración se encuentra Gustavo Brazón, de 25 años. Su cara de preocupación revela que tuvo problemas al ingresar al Ecuador.

La afluencia de ciudadanos venezolanos en el puente internacional de Rumichaca que divide Ecuador y Colombia. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

Cuenta que a su sobrino, dos años menor a él, le negaron la entrada al Ecuador, porque su cédula expiró en marzo del 2018. A eso se suma que la foto del carné fue tomada cuando su sobrino todavía era un niño y ahora, 17,5 metros de alto y una incipiente barba, parece otra persona.

Brazón cuenta que obtener un pasaporte en Venezuela es imposible. Su sobrino lo lleva solicitando desde hace dos años. Debido a que tiene este trámite pendiente, tampoco ha logrado renovar su cédula y el documento guarda en la billetera tiene una foto borrosa y el plástico despegado.

El sobrino de Gustavo está consciente que será inadmitido si intenta hablar de nuevo con los funcionarios de Migración.

Su segunda opción es cruzar el Ecuador hasta Huaquillas, en El Oro, e ir directo a Chiclayo, en territorio peruano. Allí es esperan más familiares. Otro plan es volver a Venezuela. Pero esta último la descartan rápidamente.

"Allá no tenemos futuro, no podemos cubrir las necesidades más básicas", cuenta Gustavo.

También es consciente que el Gobierno ecuatoriano ha anunciado la exigencia del pasado judicial apostillado.

Hasta ayer no era exigido a ningún migrante venezolano, pero los jóvenes saben que si permanecen más tiempo en la frontera es posible que se empiece a aplicar la medida migratoria.

En Rumichaca hay grupos de venezolanos que permanecen dos o tres días. La mayoría espera el bus que los llevará directo a la frontera sur. Otros grupos aún no saben cómo obtener la Carta Andina, pues no poseen todos sus documentos en regla.

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