Una mujer mira a los niños que juegan en el campamento al-Hol dirigido por los kurdos para los desplazados, donde se encuentran las familias de combatientes extranjeros del Estado Islámico (IS). Foto: AFP
En Al Hol, donde los kurdos retienen a parientes de los yihadistas en el norte de Siria, la mitad de las mujeres querría aprovechar la ofensiva turca para escapar y recuperar el “califato” mientras la otra mitad tiene miedo, cuenta una francesa del campamento a la AFP .
La ofensiva de Ankara, lanzada el 9 de octubre contra las fuerzas kurdas en el norte de Siria y suspendida el jueves, hizo temer la fuga de yihadistas encarcelados del grupo Estado Islámico (EI), incluidos extranjeros, o bien de sus familiares retenidos en campamentos de la región.
El jueves 17 de octubre del 2019, antes de que se anunciara la suspensión de la ofensiva, un corresponsal de la AFP pudo entrevistar a una mujer francesa de Toulouse, que se hacía llamar Um Sufiane, en el campamento de Al Hol, donde se amontonan más de 70 000 personas de diversas nacionalidades bajo condiciones de vida difíciles.
Aquí “hay quienes quieren reconstruir el califato y marcharse“, explica, vestida con un velo negro integral, hablando en francés pero utilizando la palabra árabe al referirse al “califato” del EI. En su opinión, la ofensiva turca es una “buena oportunidad” para escapar.
Pero para otras mujeres, como ella, un caos de seguridad podría acarrear una situación “muy muy difícil, mucha inseguridad y mucho miedo”, explica esta madre de cuatro niños de entre 2 y 6 años.
Hay algunas “que están contentas” y otras “que tienen miedo porque no quieren volver al califato”, subraya, indicando que ella no quiere correr riesgos, ni separarse de sus hijos o ponerlos en peligro.
Una fotografía tomada el 17 de octubre de 2019 muestra a mujeres paradas en tiendas de campaña en el campamento de al-Hol dirigido por kurdos para personas desplazadas donde se encuentran familias de combatientes del Estado Islámico (IS). Foto: EFE
Europa teme que los 12 000 yihadistas detenidos por los kurdos, de los cuales entre 2 500 y be escapen para reconstruir el “califato” territorial del Estado Islámico derrotado en marzo.
El martes se produjo un fallido intento de fuga en Al Hol, y las fuerzas kurdas informaron que cerca de 800 familiares del EI habían logrado escapar del campamento de Aín Isa el 13 de octubre.
En el pasado, las fuerzas kurdas advirtieron que, si se movilizaban contra una amenaza turca, vigilar a los prisioneros extranjeros se convertiría en una tarea “secundaria”.
No ir a la cárcel
Las mujeres que tienen miedo, según Um Sufiane, “no saben a dónde irán si Turquía ataca. Y Europa no las quiere, no las acepta, así que están perdidas”, insiste.
“No cuento con Francia, no nos aceptará”, añade esta mujer que afirma no saber si sería posible para ella regresar a Europa.
Francia se niega, como muchos otros países, a repatriar a sus ciudadanos detenidos en cárceles o campamentos debido a los temores de atentados y a la hostilidad de la opinión pública.
Escapar del campamento no parece ser una opción para Um. “Es demasiado peligroso, yo no puedo cruzar Siria con mis hijos. Estoy bien aquí, bueno, no, en realidad, no estoy bien pero aquí no nos han maltratado. Me quedaré, no me iré”. explica.
“Los kurdos no me han hecho daño. Aunque la vida en el campamento es dura, a mí no me han torturado, no me han golpeado”, prosigue.
“Aquí puedo vivir libre con mis hijos. En Francia me van a separar de ellos. Voy a ir a la cárcel e, incluso, cuando salga no voy a poder recuperarlos”.
En su opinión, las mujeres que desean “volver al califato” lo desean para “ no ir a la cárcel” o “para permanecer en Siria”.
“La única razón por la que no me fui es porque temía la prisión. Perder a mis hijos. Yo había venido (a Siria) para acompañar a los que vinieron a ayudar al pueblo sirio, al final fue mentira”, afirma, haciendo referencia a los yihadistas extranjeros que se unieron al EI en el momento del establecimiento, en 2014, de su “califato” en vastos territorios entre Siria e Irak.