Desde la estación de Iñaquito del Inamhi, el técnico Pablo Llerena monitorea las condiciones climáticas de Quito. Foto: Galo Paguay/EL COMERCIO
Las lluvias de marzo serán parte de los registros históricos del Distrito. La cantidad de agua lluvia acumulada en ese mes superó de manera considerable las cifras recopiladas desde 1987 hasta el presente año.
En las estaciones de Iñaquito (norte), Izobamba (sur), y La Tola (Tumbaco), las precipitaciones del mes pasado batieron cifras históricas, enfatizó Gonzalo Ontaneda, especialista en climatología de la Instituto Nacional Meteorología e Hidrología (Inamhi). “Estas son las lluvias más intensas que se han registrado en la capital, hasta la fecha”.
Estas condiciones climáticas adversas fueron evidentes en la urbe. En marzo, las acumulaciones de agua, deslaves, colapsos estructurales, caídas de árboles fueron recurrentes.
Solo en marzo se produjeron 369 de estos eventos, de los 573 registrados desde octubre del 2016 hasta ahora, informó el Centro de Operaciones de Emergencias de Quito (COE).
Esta realidad obligó a la Secretaría Metropolitana de Seguridad a incorporar a 70 personas. Ellas son las encargadas de atender de manera inmediata los eventos provocados por las lluvias. En total se cuenta con 1 870 funcionarios, entre, bomberos, policías metropolitanos, personal del Centro de Operaciones de Emergencia, gestión de riesgos, etc.
Este personal laboró en jornadas extendidas, sin descanso, para atender inundaciones (69 casos), deslizamientos (194), colapsos estructurales (71) y caídas de árboles (35).
“Marzo fue terrible (…) Es el mes más complicado en las últimas tres décadas”, mencionó Juan Zapata, secretario metropolitano de Seguridad.
El Inamhi corroboró también que marzo fue atípico. Las intensidad y la continuidad de las lluvias no se comparan con las de años pasados. El mes anterior, llovió casi todos los días.
Esta humedad presente afectó al suelo y a ciertas estructuras. Antes -hace unas dos décadas-, las precipitaciones provocaban deslizamientos de tierra y pequeños derrumbes. La situación no era tan generalizada como ahora, aseguró Ontaneda. “Esto evidencia el cambio climático”.
El incremento en el número de deslizamientos frente al de las inundaciones, en marzo, mostró también que se trataba de un invierno inusual, refirió ayer el alcalde Mauricio Rodas. En Quito era al revés. La saturación de agua en el suelo generó colapsos estructurales y movimientos en masa.
A pesar de las condiciones presentadas, la capacidad operativa y técnica del Municipio de Quito no fue desbordada. Pero se resolvió declarar la emergencia en el Distrito para incorporar más equipos de primera respuesta y brigadas de atención inmediata.
Para atender las emergencias, aparte del personal, se dispone de 1 430 elementos logísticos, ocho albergues y 1 060 carpas. Esto ha permitido responder de manera oportuna ante las emergencias.
Todos estos equipos y el personal se mantendrán en guardia para afrontar los posibles efectos de lo que queda de la presente temporada lluviosa, que inició en octubre y se extenderá hasta mediados de mayo.
Días de sol
Las buenas condiciones climáticas registradas en estos días no implica que el invierno haya terminado, preciso Mónica Valdivieso, técnica del Inamhi.
Los cielos despejados y temperaturas elevadas al mediodía, experimentadas últimamente, son temporales, debido al ingreso de masas de aire seco del Caribe. Sin embargo, está previsto que las nubes grises y las lluvias se presenten, nuevamente, a partir de este mañana por la noche.
En contexto
Durante la presente temporada lluviosa se han presentado 4,7 veces más emergencias con relación a igual período del año pasado. Para atender a las personas afectadas el Municipio de Quito ha invertido alrededor de USD 50 000 hasta la fecha.