La vía Barbasquillo, en Manta, es la zona de mayor desarrollo inmobiliario. Foto: Enrique Pesantes/EL COMERCIO
La vía Barbasquillo, en Manta, es una de las zonas de desarrollo que atrajo proyectos residenciales y comerciales a este cantón manabita. La vía concentra flamantes restaurantes de comida local e internacional, varios servicios y distintas construcciones.
Esos sectores incidieron para que la economía del cantón despuntara en el 2017, un año posterremoto. De acuerdo con el Banco Central del Ecuador (BCE), la economía de Manta creció 3,20%, respecto del 2016.
En general, toda la provincia de Manabí tuvo en ese año un desempeño aceptable: un 2,7% más, pese a la destrucción que ocasionó el terremoto de 7.8 grados, del 16 de abril del 2016.
Para ese crecimiento económico fue fundamental la inversión pública y privada.
Las áreas productivas que más crecieron en Manabí fueron la industria, que está ligada al sector atunero; el grupo de la agricultura, acuacultura, piscicultura y pesca; alojamiento y servicios de comida; y, las actividades profesionales e inmobiliarias. En la otra orilla, el sector de la construcción registró un decremento.
Ese comportamiento fue distinto en los cuatro cantones que resultaron más afectados tras el movimiento telúrico: Manta junto con Sucre tuvieron un buen desarrollo económico; en Portoviejo y Pedernales, disminuyó.
La riqueza generada en Manta se evidencia en la vía Barbasquillo. El alcalde Jorge Zambrano considera que tras el terremoto se efectivizaron varios proyectos, como la regeneración urbana, dotación de servicios básicos y se atrajo al sector privado. Ello creó un circuito de desarrollo que tomó fuerza en el 2017.
“El circuito lo conforman la calle 13, avenida 24, Flavio Reyes, Barbasquillo. Ese circuito fue regenerado totalmente y se ha convertido en una suerte de área turística”.
Otras inversiones importantes se dieron en el puerto, con más de USD 33 millones. Entre las obras constan el dragado de 1,5 millones de metros cúbicos de sedimentos, la extensión del muelle 2 en 100 metros, el reforzamiento de los muelles actuales, la adquisición de una grúa móvil de 54 metros de altura y una nueva terminal de pasajeros de cruceros, que también servirá como centro de convenciones.
Según Zambrano, esta infraestructura ha permitido que el sector atunero se consolide pues en el 2017 generó USD 163 millones, por encima de los 140 millones del año previo. También resaltó al Puerto como un imán para la importación de vehículos.
“Por aquí llegaron los vagones del Metro de Quito y los primeros 20 buses eléctricos para la ciudad de Guayaquil”.
Pero la economía de Portoviejo disminuyó en 5,79%, porque el segmento de la construcción bajó un 19%.
El vicealcalde Carlos Vásquez aseguró que este desempeño se debe a que en el 2017 hubo menos inversión pública en obras respecto del 2016, un “año considerado atípico”.
La fuerte inversión en la construcción se dio en los ocho meses del 2016 luego de abril. El Estado colocó dinero para, entre otras obras, realizar las implosiones de edificaciones, construir el parque Las Vegas, empezar la regeneración de 11 manzanas en el centro de la ciudad y levantar edificaciones estatales.
Ese año también se construyeron las vías Manabí y Reales Tamarindos. Se levantaron edificios médicos y clínicas, centros y plazas comerciales que aglutinan negocios, restaurantes y almacenes que antes estaban en la ‘zona cero’.
Un año después se expandieron las áreas de comercio y servicios de salud en esas dos vías.
Para la Cámara de Comercio de la ciudad hay varios factores que impulsaron la inversión privada. Su presidenta, Alba González, comentó que la Ley de Solidaridad incluyó una serie de incentivos para la inversión en la construcción.
Ello se refleja en las nuevas infraestructuras, cuya inversión bordeó los USD 100 millones, según el Municipio.
El centro comercial Fátima Pin; las plazas Amén, Elizabeth, Fénix, Alianza; Importaciones Selecta; Novohospital, Centro Médico Santa Ana, Clínica San Francisco, Clínica del Valle, son algunas iniciativas que surgieron tras el sismo.
El cantón Sucre creció en 4,65%, motivado por una mayor generación de recursos en la industria de la pesca.
Pedernales decreció 6%. Una de sus principales fortalezas: la agricultura y ganadería cayó en 26,6%. Según las autoridades, en esa tendencia incidió la migración de la población del campo a cantones como Portoviejo, Guayaquil y Quito y a la Amazonía.
En contexto
La industria atunera; los sectores de la agricultura, acuacultura, piscicultura
y pesca; alojamiento y servicios de comida, y las actividades profesionales e inmobiliarias, dinamizaron a la provincia manabita en el 2017, según el Banco Central.