“No es presidente, es delincuente”, coreó la multitud que nuevamente exigió la salida de Ortega y de su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo, Foto: EFE.
Los nicaragüenses volvieron a salir este sábado 21 de julio a las calles a protestar pacíficamente contra el presidente Daniel Ortega, pese a las amenazas de grupos oficialistas y paramilitares que han atacado otras movilizaciones, informaron medios locales.
Convocados por la opositora Alianza Cívica, que aglutina a estudiantes, campesinos, empresarios y sociedad civil, varios miles de personas participaron hoy en dos marchas que recorrieron diversos puntos de Managua, para unirse al sur de la ciudad y concluir luego sin incidentes.
Al grito de “justicia” y “libertad”, los manifestantes desafiaron las amenazas de los grupos de choque del oficialismo y las contramarchas programadas por el Gobierno, para las que convocó a empleados públicos y partidarios.
A las manifestaciones opositoras se sumaron familiares de los más de 350 muertos por la violenta acción de la policía y de paramilitares desde que iniciaron las protestas el 18 de abril.
Al son de marimbas y portando banderas azul y blanco de Nicaragua, los manifestantes exigieron además “la libertad para los presos políticos” y manifestaron su respaldo a los obispos de la iglesia Católica, mediadores del diálogo nacional, a los que Ortega acusó el pasado jueves (19 de julio del 2018) de formar “parte de un plan golpista“.
“No es presidente, es delincuente“, coreó la multitud que nuevamente exigió la salida de Ortega y de su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo, así como el adelanto de los comicios presidenciales de 2021 a 2019.
Mientras, al norte de la ciudad, la policía bloqueó algunas avenidas para dar protección a una caminata oficialista de varias cuadras que concentró a empleados públicos y simpatizantes del partido de Gobierno.
La caminata denominada “Justicia para las víctimas del terrorismo” llegó a las puertas de las cárceles de El Chipote, obligando a familiares de manifestantes opositores ahí detenidos a levantar un campamento improvisado e instalarse por seguridad en la Catedral de Managua.
Nicaragua vive su peor crisis política en 40 años desde que comenzó la protesta estudiantil el 18 de abril, que se agravó tras la violenta acción de la Policía y paramilitares contra manifestantes civiles desarmados que ha cobrado la vida de más de 350 personas, según organismos independientes de derechos humanos. El Gobierno solo reconoce 49 muertos.