La Ecovía, sistema en que viaja Ximena Almeida, es el que más demanda tiene de viajes. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
El bus no se detiene en la parada de la avenida Gran Colombia, en el sector de La Alameda (centro). Elisa Campaña, de 73 años, timbra tres veces y, solo después de que la unidad de la Cooperativa Catar rebasa a otro bus, se parquea a unos 50 metros del paradero.
Visiblemente molesta, la mujer dice: “La parada es más atrás, señor”. Desde adelante le responden: “Siga, por favor, siga”. Ella se baja maldiciendo al conductor y al ayudante que no la regresan ni a ver. Campaña cuenta que esto le pasa a menudo. Los conductores no respetan su dificultad para subirse a un bus y la apuran o no se detienen para recogerla.
Franklin Molina asegura que el servicio no ha mejorado. Él usa a diario buses que los trasladan desde el sector de El Inca hasta las Naciones Unidas, en el norte. Que paren en zonas no autorizadas, que haya correteos entres unidades de las mismas cooperativas y maltratos de quienes cobran el pasaje son el pan de cada día, según este hombre de 54 años.
Son las 08:50 del martes 25, y Molina espera un bus que lo lleve al sur. El usuario opta por una de las unidades del Corredor Sur Occidental, que está a cargo del Municipio. Cuando levanta la mano para pedir que se detenga, el autobús no lo hace y pasa de largo.
Alexandra Salazar se moviliza a diario desde Calderón hasta la Naciones Unidas, en donde queda su trabajo. La mañana de ayer descendió de un taxi a toda prisa, porque llegaba con retraso. “Los buses estaban llenos. No me pude subir a uno a tiempo y vine en taxi”.
En el sur de la ciudad la situación para los usuarios no es diferente. Delia Cruz, otra pasajera, dice que los correteos entre unidades son un problema. Al tratar de rebasar a su compañero de cooperativa, cuenta Cruz, obligan a que los usuarios se bajen donde mejor puedan. “No estoy de acuerdo en que les suban el pasaje ni que les den compensación. El servicio sigue siendo malo”.
La percepción de los usuarios también se traduce en denuncias. Según los datos de la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT), entre enero y agosto de este año se recibieron 1 607 quejas. De ese total, 225 corresponden a maltrato al usuario y mal servicio en el transporte público.
En Quito, según muestran los datos de la Secretaría de Movilidad, el 70% de sus habitantes se moviliza en transporte público. Para llegar a su destino, según establece un estudio con el que cuenta esa dependencia municipal, una persona puede tomar hasta tres buses, esto se traduce en un gasto de hasta 75 centavos, según Alfredo León Banderas, secretario de Movilidad.
El transporte público es el medio más utilizado en la capital y, como consecuencia, es el tema que más le preocupa a la ciudadanía, según una encuesta del mes de agosto pasado realizada por Cedatos.
La encuesta se hizo a 456 personas. De ellas, el 21,2% dice que el principal problema en Quito es el transporte y la vialidad. Esa cifra es menor respecto del mismo mes del 2017, cuando se ubicó en 22,9%.
Los datos de otras empresas encuestadoras, como Click y Perfiles de Opinión, ubican al tráfico vehicular y al transporte entre las seis principales preocupaciones de los quiteños. Pero la ciudadanía no solo percibe que hay problemas en los buses convencionales sino también en los corredores exclusivos a cargo del Municipio.
Un dato a tener en cuenta es que, según la Empresa Pública Metropolitana de Transporte de Pasajeros, diariamente se realizan 800 000 viajes en los sistemas Ecovía, Trolebús y Corredor Sur Occidental. Aunque esa cantidad es menor a la de 1 300 000 diarios en buses convencionales, muestra que el transporte municipal es una alternativa importante para los pasajeros.
Ximena Almeida es usuaria de la Ecovía. Para ella, el problema con el servicio ocurre en las horas pico de la mañana y la tarde. La usuaria dice que las unidades viajan bastante llenas y eso, en el interior de los articulados, es un maltrato para el usuario. Sin embargo, Almeida dice que el servicio es relativamente mejor ya que, al menos, se detienen en las paradas asignadas y se movilizan más rápido por tener carriles exclusivos para su trayecto.
La preocupación respecto del transporte pasa en medio de la discusión en el Cabildo sobre una eventual alza de tarifas. Como parte de esa reestructuración en los pasajes, Banderas señala que se recurrirá a la tecnología para hacer un seguimiento más certero del cumplimiento de índices de calidad en los buses. Esto sería mediante un cambio en el modelo de empresa de las cooperativas y el nuevo sistema de recaudación que integrará a todos los subsistemas.
En lo que tiene que ver con el transporte municipal, Mauricio Peña, gerente de la Empresa de Transporte de Pasajeros, señala que se ha trabajado en incrementar los niveles de seguridad en los corredores exclusivos y se ha capacitado a los conductores para brindar un mejor servicio.