El material ilegal tiene como destino el sur del vecino país, donde operan grupos criminales, entre ellos los disidentes de la extinta guerrilla de las FARC. El jueves 19 de julio del 2018 se decomisó munición en San Lorenzo. Fotos: EL COMERCIO y Fuerzas Armadas.
El bus interprovincial cubría la ruta Quito-Tulcán y en las bodegas iba un cargamento de explosivos y balas. Las autoridades de control consideran que ese material estaba dirigido a los grupos armados ilegales que actúan en Colombia.
Un operativo militar que se realizó en el sector de Guagua Negro, en Carchi, el 28 de junio del 2018, permitió descubrir el cargamento, que estaba camuflado en una caja de cartón.
En el interior, los uniformados hallaron dos barras de TNT granulado, dos barras de explogel y un taco de dinamita.
También descubrieron 233 balas de diferente calibre para fusil, un cordón detonante y otro de mecha lenta.
“Un golpe fuerte o excesivo calor y el bus podía volar en pedazos”, explica un soldado, experto en explosivos.
La caja, que fue embarcada en Quito, iba como encomienda, junto a otros encargos que la empresa de transporte debía entregar en Tulcán a diferentes destinatarios.
Esa es una de las modalidades que utilizan los traficantes de armamento y explosivos, explica Edgar Punín, jefe del Centro de Control de Armas, del Carchi. Con ello evitan ser detenidos si el cargamento ilegal es descubierto.
Jorge Merino, comandante de la Brigada 31 Andes, que tiene a su cargo la seguridad de a Sierra Norte, no descarta que los delincuentes estén usando a Carchi e Imbabura como nueva ruta ante el fuerte resguardo militar y policial que ahora existe en Esmeraldas.
Los uniformados investigan el movimiento de las mafias y consideran que desde el 27 de enero pasado, fecha que se incrementó el resguardo en San Lorenzo, tras el atentado contra el cuartel de la Policía, las bandas delincuenciales usan el callejón interandino para movilizar material ilegal.
En lo que va de este año se han confiscado en el Carchi e Imbabura 63 armas de fuego (pistolas, carabinas y revólveres), 10 armas entre pistolas y carabinas de perdigones, 1 068 municiones y 50 kilos de explosivos, entre otros. Se cree que el destino final es el sur de Colombia, en donde actúan grupos integrados por disidentes de las FARC y del ELN.
Según Inteligencia militar, la localidad de Tallambí, Colombia, situada frente a la parroquia de El Chical, Carchi, siempre ha sido territorio de las FARC. Mientras que San Juan, Colombia, frente a la parroquia Maldonado, Ecuador, es considerada un área de influencia del ELN.
Se cree que hacia el vecino país, por ejemplo, estaban dirigidas también 40 libras de nitrato de amonio (anfo), dos cápsulas ordinarias, una cápsula eléctrica y una libra de pólvora, que los uniformados aprehendieron el mes anterior en el río Carchi.
Según los militares, estos productos, mezclados con combustible, sirven para elaborar artefactos explosivos.
Los controles en el norte de Esmeraldas también dejaron nuevos resultados esta última semana. El 18 de julio, la Fuerza de Tarea Conjunta decomisó
3 000 municiones, calibre 5,56 milímetros. Este tipo de balas son para fusiles HK y M16, que son armas de uso militar.
También se detuvo a tres personas que llevaban esa munición escondida en una funda plástica, a bordo de un automóvil, en San Lorenzo.
Ese mismo día, los militares confiscaron 10 tanques de 55 galones de combustible, que fueron abandonados en el muelle La Rampa, en el puerto de San Lorenzo.
La Policía indaga el origen y el destino de este producto, que tiene alta demanda para la movilización de lanchas rápidas, utilizadas por las mafias de narcotraficantes para movilizar cargamentos de estupefacientes por altamar.
Punín explica que las armas, municiones y explosivos encontrados en la Sierra Norte son el resultado de operativos que han realizado miembros del Batallón de Infantería Motorizada 39 Galo Molina de Tulcán y el Grupo de Caballería Motorizada 36 Yaguachi de Ibarra. Además de acciones de la Policía y el Servicio de Vigilancia Aduanera.
Entre las armas más sofisticadas, denominadas letales, hay pistolas de 9 milímetros, parecidas a las que utilizan los miembros de la fuerza pública.
Merino explica que este tipo de artículos pasan de Ecuador a Colombia hacia los grupos irregulares. Mientras que las llamadas armas no letales -que utilizan balines o perdigones- ingresan desde el país del norte, en donde son de libre venta, hacia Ecuador, y generalmente terminan en manos de la delincuencia común.
Como prevención, el jueves último, el Centro de Control de Armas del Carchi destruyó los explosivos descubiertos.