El poder de mafias enquistadas en cárceles desbordó a guías y policías

Ayer, 25 de febrero del 2021, un grupo de internos fue llevado de la cárcel Regional de Guayaquil a la Penitenciaría, en el mismo sector. Foto: EL COMERCIO

Ayer, 25 de febrero del 2021, un grupo de internos fue llevado de la cárcel Regional de Guayaquil a la Penitenciaría, en el mismo sector. Foto: EL COMERCIO

Ayer, 25 de febrero del 2021, un grupo de internos fue llevado de la cárcel Regional de Guayaquil a la Penitenciaría, en el mismo sector. Foto: EL COMERCIO

Golpearon, asesinaron, descuartizaron, prendieron fuego a los cuerpos. Otros
fueron degollados y ahorcados. Grabaciones que captaron estas escenas en cárceles de tres ciudades muestran que mientras ocurre todo esto, los
detenidos están tomados los patios. No aparecen los guías.

Mientras se filman los ataques, tampoco se escuchan sirenas de patrulleros o del sobrevuelo de helicópteros, como sí sucede después.

La alerta de lo que ocurrió el martes 23 de febrero del 2021 en la cárcel de Guayaquil llegó al ECU-911 a las 07:12; la de Cuenca, a las 09:00, y la de Cotopaxi, a las 10:29. Así está registrado en esa entidad.

Los celadores reconocen no haber podido frenar esos hechos, y añaden que cuando los policías ingresaron a las prisiones ya todo estaba consumado,
que los cuerpos estaban incinerados, colgados en las celdas o colocados unos sobre otros.

¿No actuaron a tiempo? ¿No hubo alertas de la violencia que se podía desatar? En la Policía se indaga si Inteligencia Penitenciaria alertó de un evento de esta magnitud.

El Servicio de Rehabilitación (Snai) confirmó que tenía indicios de la ejecución de hechos violentos tras la muerte de alias ‘Rasquiña’, líder de la mafia Los Choneros, pero que no se esperaban un ataque de estas dimensiones.

Las imágenes difundidas oficialmente muestran que una vez que recibieron las alertas, los agentes intentaron ingresar a los patios, pero las puertas estaban bloqueadas o había fuego en los ingresos. Otros uniformados permanecían en los techos. Los guías dicen que adentro seguía la matanza.

“No había quién los pare”, dice uno de los celadores. Recuerda que en su poder tenían armas de fuego. En una filmación se ve que un reo entrega una especie de fusil. Cerca de las 13:00, la Fiscalía difundió una foto con más de 50 armas, entre puñales y pistolas, decomisadas en Guayaquil.

En Cuenca, las funerarias y familiares trasladaron los cadáveres de los detenidos. Foto: EL COMERCIO

En Cuenca, en cambio, los familiares de las personas fallecidas dijeron que los atacantes tenían hasta una motosierra, con la que vulneraron las
seguridades más frágiles.

Personal que indaga estos casos dice que las mafias tienen todo el poder para que estos elementos ingresen a las celdas. Operan con redes de colaboradores afuera y adentro de las prisiones. Los agentes saben incluso que desde las cárceles han ordenado asesinatos de sus enemigos que se encuentran en libertad.

Otros grupos operan con extorsionadores que atacan a familiares de los presos y exigen altas sumas de dinero a cambio de supuestas seguridades.

Los investigadores han identificado 26 grupos delictivos al interior de las penitenciarías.

Dicen que los más poderosos son Los Choneros, pero que ahora están divididos tras el asesinato de su cabecilla máximo, alias ‘Rasquiña’.

Luego de su deceso, Los Lobos, Tiguerones, Chone Killers y rezagos de los Latin Kings, antes aliados de Los Choneros, se unieron y hoy se autodenominan Nueva Generación. Se identifican con la mafia mexicana Jalisco Nueva Generación.

En cambio, quienes siguen la línea de ‘Rasquiña’ se identifican con Sinaloa. De hecho, al extinto líder de Los Choneros se lo identificaba por dar seguridad a los cargamentos ilegales destinados a los narcos mexicanos.

Los dos carteles se disputan territorios en países como Colombia. Ese dato es corroborado por la Fundación Paz y Reconciliación, de esa nación.

El Gobierno dispuso que los militares apoyen con el control de armas, explosivos y municiones en el perímetro externo de las cárceles, durante las 24 horas, “por el tiempo que sea necesario”. También trabajan los policías.

Pese a esa seguridad, en la madrugada 12 reos intentaron fugarse del centro
regional de Guayaquil.

Testimonios

Rosa, familiar 

Soy de Babahoyo. Llegué el miércoles acá a la cárcel Regional de Guayaquil. Busco a mi hijo de 33 años. Lo último que supe de él es que otros presos se querían meter a su pabellón para matarlo.

Elena, familiar 

Llevo tres días sin saber si mi hijo está vivo o está muerto. La última vez que hablamos fue hace un mes y me dijo que estaba bien, pero que había gente muy mala en su pabellón. En la cárcel no me dicen nada de su estado de salud.

Virginia, familiar 

No sé nada de mi hijo desde el martes. Unas personas me dicen que todo el pabellón en donde él estaba fue atacado con cuchillos y machetes. Lo único que vemos es entrar y salir ambulancias y nadie nos da razón de sus vidas.

Lorena, familiar 

Mi esposo me llamó desde la cárcel de Cuenca y me dijo que otros presos estaban ingresando a su celda. Le llamé muchas veces, pero ya no respondió.

Suplementos digitales