Madres adolescentes, un drama de varios actos que lacera a Ecuador

Una madre adolescente sostiene a su hijo durante una sesión con Leonela Valerezo, psicopedagoga del centro de recepción Hogar Valle Feliz, en Santo Domingo de los Colorados. Foto: AFP

Una madre adolescente sostiene a su hijo durante una sesión con Leonela Valerezo, psicopedagoga del centro de recepción Hogar Valle Feliz, en Santo Domingo de los Colorados. Foto: AFP

Tiene 13 años, el desarrollo intelectual de una niña de seis y un hijo de cuatro meses. En su refugio, se las arregla para criar y jugar. Fue violada, pero la ley en Ecuador le habría impedido abortar y, si quisiera, tampoco le facilitaría dar en adopción a su bebé.

Su nombre está bajo reserva legal. Se la encontró lejos de casa, en el Hogar Valle Feliz, en la localidad de Santo Domingo de los Colorados, adonde la menor y su pequeño fueron trasladados por orden de la justicia tras descubrirse que ella había sido violada por un allegado.

Además fue en ese sitio de acogida, que administran religiosas benedictinas, donde le detectaron una deficiencia intelectual no visible.

Ni su familia, ni en la escuela o el hospital que atendió su parto lo habían advertido, sostiene la religiosa polaca Ewa Pilarska, directora de Hogar Valle Feliz, que atiende a 44 menores de hasta 18 años en un complejo de tres hectáreas. La mayoría proviene de familias rotas.

Cuando su bebé duerme en el día, la niña vuelve a su infancia. A veces arma rompecabezas o corretea por los jardines junto a otras víctimas de agresiones. “Se les da de nuevo las alas de la infancia que alguien les cortó”, se emociona Pilarska.

Si antes no llega a ser adoptada con su pequeño, la mamá adolescente y las demás tendrán que abandonar su refugio a los 18 años, lo que podría perpetuar su drama.

Fue violada y su abuela huyó con el agresor, que es su pareja, según Leonela Valarezo, sicóloga de Hogar Valle Feliz.

Cuando la abuela supo del embarazo “escondió a la niña, no la dejaba salir, no le daba de comer y arremetía a golpes para provocarle un aborto. El violador y la abuela están prófugos”, revela.

El proyecto Cuna de Vida busca que las madres de bebés, de entre 0 y 6 meses de edad, entreguen a sus hijos en el Valle Feliz y no los dejen a la intemperie. Foto: AFP

Un dolor “muy bien guardado”

En 2018 dieron a luz 2 089 menores de entre 10 y 14 años, según el Ministerio de Salud.

La ley, que castiga como violación el sexo con menores de 14 años, penaliza el aborto salvo cuando esté en riesgo la vida de la madre o una mujer con discapacidad mental haya sido violentada.

“La violación en el seno de la familia es un secreto muy bien guardado”, apunta Virginia Gómez de la Torre, de la ONG Fundación Desafío. En 2019 la fiscalía recibió un promedio de 14 denuncias diarias por agresión sexual, lo que es castigado con hasta 22 años de cárcel, y según la experta la mayoría son historias de incesto.

En América Latina países como Cuba, Uruguay, Puerto Rico, además de México, legalizaron el aborto en las primeras semanas de gestación. Otros, como Colombia y Brasil, le dan esa opción a las mujeres violentadas.

Aunque con un marco menos drástico que en El Salvador, Honduras o Nicaragua, donde se penaliza sin excepciones el aborto, las mujeres en Ecuador que deciden apartarse de sus hijos no la tienen fácil.

La adopción por consentimiento es un proceso que puede durar años.

Muchas veces “ellas son menores de edad y los jueces no valoran su palabra, y con las niñas (mamás) que tienen discapacidad intelectual, son aún más reticentes”, explica la abogada Mayra Tirira, del colectivo feminista Surkuna.

Una alternativa sin preguntas 

En el Hogar Valle Feliz nadie se plantea el aborto pero tampoco quieren más niños abandonados. Solo entre 2017 y 2018 fueron sepultados 126 fetos o recién nacidos dejados a su suerte, incluso en basureros, según cifras del programa Bebés al Cielo impulsado por la Iglesia católica.

En un país conservador de mayoría católica, las misioneras benedictinas habían enfocado sus esfuerzos en acoger a mujeres vulnerables, pero en diciembre relanzaron el decimonónico mecanismo de la ventanilla secreta para que las mujeres dejen a sus bebés sin dar explicaciones, bajo el nombre de Cuna de Vida.

Al oprimir un botón de alarma se abre una ventana blindada que deja ver una carta y una pequeña cama metálica para recibir al bebé. El acceso se cierra después de 30 segundos. “Estimada mamá: acabaste de dejar a tu bebé en el Hogar Valle Feliz. Lo recibimos con mucho cariño y te aseguramos que va a estar bien cuidado”, se lee en la misiva.

“No sabemos lo que pasó en tu vida para que tomes esta decisión, y no lo juzgamos, te vamos a esperar en los primeros tres meses para poder apoyarte y entregarte a tu hijo si así lo quieres; en caso de que no vengas, vamos a empezar el proceso de declaratoria de adoptabilidad para que tu bebé tenga una nueva familia”, agrega.

La ley castiga hasta con tres años de prisión a las mamás que dejan a sus hijos a su suerte. La pena podría elevarse a los 19 años si el hijo muere.

Sin embargo, hasta finales de enero ninguna mujer había optado por esta alternativa.

Suplementos digitales