El monumento El Florón, en el norte de Quito, amaneció ayer (30 de septiembre de 2015) cubierto con una manta negra. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO.
Un manto negro cubría el busto de piedra del expresidente Eloy Alfaro. En una pancarta blanca se leía el mensaje: “30-S Día de Luto. Homenaje a los fallecidos, perseguidos y presos políticos”. El mensaje fue colocado la madrugada de ayer (30 de septiembre de 2015), en monumentos de Quito, para recordar el quinto aniversario de la insubordinación policial que dejó cinco fallecidos.
La misma leyenda fue puesta sobre el busto de Vicente Rocafuerte, expresidente de la República, ubicado en la plaza de los presidentes (av. Amazonas y Jorge Washington). Igual ocurrió con las imágenes de Evaristo, de Winston Churchill y con los monumentos El Florón y El Labrador, en el norte.
Para José Serrano, ministro del Interior, las telas negras y el luto “evidencian que son resentidos y amargados”. Así lo indicó en la conmemoración que realizó el Gobierno durante la mañana, en el antiguo Regimiento Quito 1, donde el 30 de septiembre del 2010 se inició la insubordinación.
“Ellos deben estar de luto porque al triunfar la democracia para ellos fue el fin… simplemente no pudieron utilizar a nuestra Policía para derrocar a nuestro Presidente, e incluso asesinarlo”, sostuvo Serrano.
Este funcionario presidió el evento público en el que se entregaron ofrendas florales a los cinco fallecidos en Quito en esa jornada: el estudiante universitario Juan Pablo Bolaños; los policías Froilán Jiménez y Efrén Calderón Landeta; y los militares Darwin Panchi y Jacinto Cortez. En este acto, el 30-S tuvo el matiz oficial: “El día que triunfó la democracia”.
Los hechos de ese día se iniciaron como una insubordinación policial, por la Ley de Servicio Público, aprobada la víspera en la Asamblea.
Cinco años después, la Fiscalía asegura que se trató de actos organizados para desestabilizar al Estado: hay 41 procesos y 179 personas sentenciadas. Entre ellos, Fidel Araujo. Anteayer recibió la resolución de la Corte Nacional de Justicia en donde se ratifica la condena de cuatro años por una presunta incitación a la rebelión.
“El 30-S no debe repetirse. Mi presencia fue fortuita en ese lugar, lo que pensé y lo que dije pude repetirlo en otro espacio”, dijo Araujo a EL COMERCIO. “Me tratan como a un delincuente. Intento superar minuto a minuto el temor”, señaló el militar retirado, quien se reconoce como uno de los perseguidos políticos que señalaban ayer las telas negras.
Junto al lugar donde cayó el estudiante Juan Pablo Bolaños ayer se congregaron familiares, amigos y miembros del colectivo ‘30-S Nunca más’, con frases de apoyo al Gobierno. Cerca, al frente del Hospital de la Policía, se ubicó Ramiro Panchi, padre de Darwin Panchi, con un cartel que decía: “30-S Olvidar jamás”. Él pedía que se investigue y se sancione al autor de la muerte de su hijo.
El caso sigue en indagación y no hay nadie procesado. La Fiscalía tampoco ha esclarecido las muertes de Jiménez, Cortez, Calderón. Un policía fue procesado por el caso Bolaños.
La semana pasada, Galo Chiriboga, fiscal, anunció a este Diario que se reunirá con el Consejo de Seguridad Pública del Estado para insistir con el pedido de levantar la reserva de los documentos sobre la operación de rescate al presidente Rafael Correa. Ese día, él se encontraba en el Hospital de la Policía, luego de que por la mañana ingresara al Regimiento Quito 1, en medio de la protesta policial en su contra.
Pasadas las 17:10 de ayer, la Asamblea autoconvocada de Quito y ciudadanos llegaron vestidos de negro hasta la av. Mariana de Jesús y, frente al hospital policial, entregaron flores a los conductores de vehículos: “Pite, pite, pite. Ecuador está de luto”, decían los manifestantes. Y en carteles rezaba: “Fuera Correa”. Luego caminaron a la iglesia La Dolorosa, junto al colegio San Gabriel, donde se ofició una misa.