35 toneladas de desechos fueron recolectados la semana pasada en el país. En el 2013, Ocean Conservancy reportó un total de 12 millones de libras de desperdicios. Foto: Joffre Flores/ El Comercio.
La huella del pie de algún visitante quedó grabada en la arena húmeda. Y junto a ella hay otra huella difícil de ignorar: una funda plástica, que está a punto de navegar sobre las olas que se aproximan.
Es una mañana soleada en General Villamil – Playas, el balneario más cercano a Guayaquil (a 97 kilómetros). Las carpas y parasoles se extienden frente al mar, un grupo de jóvenes aprovecha la fresca brisa para trotar y el hijo menor de Álex Matute se entretiene con los desechos que aparecen al escarbar en la orilla.
El niño de 4 años usa la imaginación y emplea el vaso plástico que alguien olvidó para hacer castillos de arena. Una cuchara desechable, también abandonada, le sirve como pala. “Ahora está limpio -dice el padre-. Antes, hasta nadando se encontraba botellas flotando o se le enredaba alguna funda en el cuerpo”.
El sábado 20 de septiembre, este balneario fue el escenario del Día Internacional de Limpieza de Playas, una jornada que se extendió a 117 zonas costeras del país. 12 000 voluntarios recolectaron 35 000 kilogramos de desechos; solo en Playas recopilaron 4 185 kg.
Esta iniciativa es impulsada por Ocean Conservancy, organización que dirige la campaña desde 1986. En 2013 agrupó a 650 000 voluntarios de 92 países, quienes reunieron 12,3 millones de libras durante ese día. Con la cantidad recolectada se podría llenar 2,5 veces la rotonda del Capitolio (EE.UU.) y es similar al peso de 823 elefantes africanos, como indica el reporte de esta ONG.
Ecuador ha participado en esta iniciativa desde 1991 y desde hace cuatro años el Ministerio del Ambiente se encarga de su coordinación. El año pasado el país se ubicó en el sexto puesto en el mundo y los resultados de este año se conocerán a inicios de 2015.
Pero la basura marina es algo más que un feo panorama. Al ser arrastrada por la corriente termina en el fondo del mar, “donde miles de toneladas contaminan las aguas, afectando a especies, incluso aquellas de las que nos alimentamos”, detalló Lorena Sánchez, viceministra del Ambiente.
Las fundas, por ejemplo, suelen ser confundidas con medusas y algas por las tortugas marinas. Las botellas plásticas y otros desperdicios están creando corales artificiales en el lecho marino. Y el poliestireno o la espuma de los recipientes de alimentos, no desaparece; se reduce a diminutas partículas o microplásticos que los peces de consumo, como el pez espada y el atún, confunden con plancton.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) calcula que cada año se vierten al mar 6,4 millones de toneladas de basura. Además, recalca que solo los desechos plásticos matan cada año cerca de un millón de aves marinas, 100 000 mamíferos marinos e innumerable cantidad de peces.
En orden de cantidad, las colillas de cigarrillos ocupan el primer lugar en el mundo. Le siguen las envolturas de caramelos y fundas de snacks, las botellas plásticas, las tapillas, sorbetes y fundas. Ocean Conservancy también incluye una lista de los objetos más extraños que terminan en el fondo del mar como vestidos de novias, cunas, microondas, aires acondicionados, colchones…
“En cada kilómetro cuadrado existen aproximadamente 46 000 fundas plásticas. Esos son datos del Pnuma en este último año (…). Y cada colilla de cigarrillo, que es el mayor desperdicio en los océanos, contiene más de 200 químicos que pueden contaminar 50 litros de agua”, explica Paula Guerra, gerenta del Programa Nacional para la Gestión Integral de Desechos Sólidos, del Ministerio del Ambiente.
Pero lejos de lo que se piensa, la ruta de los desechos hacia el océano no siempre empieza en las playas. Si bien el 80% de la contaminación del mar se origina por fuentes terrestres, las ciudades son grandes generadoras de basura. Por la mala disposición muchos desperdicios se cuelan por los sistemas de alcantarillado hasta desembocar en el mar.
Eliécer Cruz, subsecretario de Gestión Marino Costera, explica que para evitar este tipo de contaminación el Ministerio trabaja con los municipios, facilitando recursos para planes de manejo adecuado de desechos sólidos.
En Playas, el exceso de visitantes generaba problemas por la acumulación de basura. En feriados o durante la temporada el cantón puede triplicar su número de habitantes. Solo en el último feriado de Carnaval recibió a 400 000 visitantes, quienes dejaron como resultado 78 sacos de plástico (124 kg), 53 sacos de vidrio (482 kg), 20 sacos de papel y cartón (120 kg), cinco sacos de metal y aluminio (30 kg) y 98 sacos de desechos orgánicos (157 kg).
Mayra Villamar, directora de Medioambiente del Municipio de General Villamil, comenta que hace un mes se firmó el plan de manejo ambiental para la playa. En 2012 el balneario fue declarado área protegida y desde entonces trabajan con los servidores turísticos para evitar cualquier tipo de daño ambiental.
Anzules Perfecto vende colas y cervezas sobre la arena. Bajo un parasol exhibe el producto, pero también tiene dos fundas de recoger las botellas.