En la Escuela Politécnica de Chimborazo, del licor se producen gel y antisépticos. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO
Las bodegas están llenas. Hay botellas de licor, jabas de cerveza y canecas con bebidas artesanales. Todo ha sido decomisado en tiendas, restaurantes o bares que funcionan, pese a las restricciones que aún rigen porel coronavirus.
A la Intendencia de Pichincha también llegan bebidas incautadas en fiestas clandestinas, en canchas deportivas, en los parques o en la vía pública.
Militares, policías, agentes metropolitanos e intendentes tienen la orden de retirar estos productos. Desde el 17 de marzo -cuando estalló la pandemia- hasta julio pasado, en el país se confiscaron 22 161 litros de alcohol. Desde enero suman 32 645. La mayoría no tiene registro sanitario o está caducada. Tras la llegada del coronavirus, el mayor decomiso se produjo en abril.
Jhoanna Lie, directora de Control y Orden Público del Ministerio de Gobierno, dice que la cifra es alarmante porque pese a las prohibiciones legales la comercialización sigue.
Asegura que la crisis económica ha hecho que más familias se dediquen a la producción y comercialización de bebidas alcohólicas artesanales.
Pichincha, Guayas, Imbabura, Tungurahua, Cotopaxi y Esmeraldas son las provincias en donde más incautaciones se han realizado en la pandemia.
Únicamente en Quito se han decomisado 1 699 litros.
El 14% se encontró el pasado 8 de agosto en dos barrios del sur, mientras los tenderos expendían a los vecinos.
En una incursión, el 8 de julio, en La Magdalena, Santa Anita, Solanda y La Mena se incautaron 208 litros más de bebidas sin registro sanitario.
En la bodega de la Intendencia, en el norte de Quito, se almacena el licor decomisado. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
¿Qué se hace con este producto? En anteriores ocasiones se destruía, pero ahora arrancó un proyecto: convertirlo en gel antibacterial y entregarlo en centros estatales de salud o en las gobernaciones, para que sea distribuido entre médicos, militares y policías.
Eso ya ocurre en Chimborazo. El 5 de junio, la Intendencia local remitió a la Escuela Politécnica 500 litros descubiertos en locales de Riobamba.
Hasta el momento han obtenido alcohol antiséptico y gel.
Este Diario estuvo el viernes en el laboratorio industrial de esa universidad y conoció cómo se realiza el proceso.
Transformar 20 litros de licor en desinfectante tarda ocho horas. Se coloca en una máquina que evapora el agua y concentra el alcohol a un mínimo de 70% para que funcione.
La elaboración del gel tarda una hora más, pues se adicionan dos compuestos químicos.
En el laboratorio de la Universidad Yachay Tech, en Imbabura, se hace la misma tarea. El gel desinfectante se entrega a casas públicas de salud.
Para el trabajo técnico se prefiere el licor artesanal. Precisamente eso es lo que más se incauta en los operativos que se reportan en todo el país.
El pasado 14 de agosto se realizó un operativo en el centro de Esmeraldas. El Intendente descubrió abundante aguardiente sin registro sanitario.
Estaba almacenado en canecas dentro de un camión.
Según las investigaciones, ese licor debía ser distribuido en tiendas de la localidad.
Al día siguiente, en Babahoyo, Los Ríos, se retiraron 100 litros de alcohol caducado que se vendía en dos tiendas, pese al toque de queda.
Desde el 17 de marzo hasta el pasado viernes, los reportes nacionales del ECU-911 muestran 133 782 casos de libadores que fueron hallados en la vía.
Para evitar estos hechos y para frenar la propagación del coronavirus, las autoridades han emitido una serie de medidas. Por ejemplo, el 29 de julio, el Comité de Operaciones de Emergencia prohibió la venta de bebidas alcohólicas durante 15 días en 18 provincias.
Hoy sigue vigente el estado de excepción que prohíbe las reuniones sociales. La intención es evitar casos como el reportado el 16 de agosto en Guayaquil, en donde 10 locales vendían licor clandestinamente.
MÁS SOBRE LA EMERGENCIA SANITARIA