El Parlamento, compuesto por 188 diputados elegidos en 2014, tiene su sede en el este, después de abandonar Trípoli tras la toma de la ciudad por una coalición de milicias. Primero se instaló en Tobruk, y luego se fue el 13 de abril a Bengasi, feudo de Haftar. Foto: AFP
Envuelta en un sangriento conflicto, Libia parece más que nunca hundida en el caos al comenzar el mes santo de Ramadán tras el llamamiento del mariscal Haftar a redoblar los esfuerzos para conquistar Trípoli, sede del Gobierno de Acuerdo Nacional.
Libia, sumida en la inestabilidad desde la caída de Muamar Gadafi en 2011, se sumergió de nuevo en una espiral de guerra con el lanzamiento por el mariscal Haftar, caudillo en el este del país, de una ofensiva militar contra Trípoli el 4 de abril, sede del Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) de Fayez al-Sarraj, reconocido por la comunidad internacional.
Tras un fulgurante avance, sus tropas del autoproclamado Ejército Nacional Libio (ENL) están estancadas a las puertas de Trípoli, frenadas por las fuerzas leales al GNA, entre ellos grupos armados de la ciudad de Misrata.
Se están produciendo combates en las afueras del sur de la capital, y más al sur de la ciudad.
Desde el 4 de abril, los enfrentamientos y los bombardeos dejaron al menos 432 muertos, 2 069 heridos y más de 50 000 desplazados, según la ONU, que multiplicó los llamados al cese de las hostilidades.
El primer ministro del GNA, Fayez al-Sarraj, iniciará el martes una gira europea de dos días para reunirse con el jefe del gobierno italiano, Giuseppe Conte, la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron, y poder “reunir apoyos contra la agresión” del mariscal Haftar, anunció el lunes el ministerio de Relaciones Exteriores.
El domingo, la Misión de Apoyo de las Naciones Unidas en Libia (Manul) pidió de nuevo una “tregua humanitaria de una semana renovable”, con motivo del inicio del Ramadán el lunes.
El mariscal Haftar se opuso a este pedido y dio como consigna a sus tropas “infligir una lección todavía más dura” a las fuerzas que defienden la capital libia y el GNA “hasta arrancarlos de nuestro querido país”, según un mensaje leído por un portavoz del ENL, el general Ahmad Al Mesmari.
Presidente del Parlamento “provisional”
Con el inicio el lunes del “mes bendito del Ramadán, el mes de la yihad”, la guerra santa, el mariscal Haftar pidió a sus tropas mostrarse “valientes e implacables” para erradicar el “terrorismo ” .
El poderoso mariscal justificó su ofensiva con su intención de “purgar el oeste” libio de “terroristas y mercenarios” que componen, según él, los diferentes grupos armados.
“En caso de retirada del enemigo, las fuerzas tienen que perseguirlos con fuerza y rapidez, sin permitirle que huyan y aniquilándolo”, afirmó en su mensaje.
A nivel político, el Parlamento libio hizo el domingo un nuevo giro hacia una escisión durable, después de que 42 diputados disidentes designaran a un presidente parlamentario “provisional”, como alternativa al presidente actual, Aguila Salah, apoyo del mariscal Haftar.
El Parlamento, compuesto por 188 diputados elegidos en 2014, tiene su sede en el este, después de abandonar Trípoli tras la toma de la ciudad por una coalición de milicias. Primero se instaló en Tobruk, y luego se fue el 13 de abril a Bengasi, feudo de Haftar.
Tras el lanzamiento de la ofensiva, 42 diputados decidieron boicotear las actividades de la cámara, para denunciar la operación militar y la línea del presidente Aguila Salah.
Esta guerra es “injustificada”, afirmaron en su primera reunión en Trípoli. En su segunda sesión el domingo, nombraron un presidente “provisional” del Parlamento, el decano Sadeq al-Keheli, “por una duración de 45 días”.
Con solo 42 diputados, esta asamblea no tiene la representación exigida por la Declaración Constitucional (es decir la mitad más un diputado, 95 diputados) para llevar a cabo de forma legal una sesión parlamentaria.
La comunidad internacional reconoce el Parlamento basado en el este, pero no el gobierno de Abdalá al-Theni, que surgió de dicho Parlamento y también se encuentra en la región oriental.
Desde finales de 2015, la comunidad internacional apoya al GNA, creado tras un acuerdo político interlibio, auspiciado por la ONU y con base en Trípoli.