Universidades, institutos y webs para aprender la lengua kicwha

Kichua.

Kichua.

El aprendizaje del idioma autóctono kichwa está vigente en universidades y centros particulares de Quito, porque al aprenderlo se entiende con mayor profundidad la rica tradición de las comunidades donde lo hablan: Sierra norte y centro y parte de la Amazonía.

Es el testimonio del profesor Jumandi Jimba, quien enseña el idioma vernáculo en el Centro Universitario de Idiomas de la U.
Central. Según Jimba, de 26 años y nacido en la comuna de Agato, Imbabura, a los alumnos les inculcan no solo el aprendizaje de la lengua nativa, sino lo que hay detrás: una vasta cosmovisión, rituales de la vida y de la muerte, el agro calendario, las fiestas del Inti Raimy y otras expresiones.

Por ello, Jumandi dice que el idioma es un nexo con las creencias ancestrales. Da un ejemplo: cuando un niño muere, en el velatorio la gente hace el fandango, un festejo de cánticos espirituales, acompañados por violín y arpa.

Y toda la noche practican una serie de juegos. “Hay un juego parecido a los dados, solo que en Agato usamos maíces: los lanzamos y gana el que tiene más lados amarillos, al perdedor le imponen penitencias”.

Al amanecer realizan el wantiyay: van al cerro más próximo, con el cuerpo del niño, y lanzan las flores y ofrendas para que los ancestros vengan a llevar el alma del pequeño.

Para Jumandi, los futuros médicos, abogados, trabajadores sociales, ingenieros, enfermeras, y profesores de las escuelas del milenio, debieran aprender el kichwa, para que puedan comunicarse cuando van a las comunidades indígenas.

El profesor Adrián Suárez, quien pronto se retirará de la cátedra de kichwa, después de 40 años de enseñanza, lamenta que en la Ley de Educación Superior se exija a los nuevos profesionales que aprueben un idioma extranjero y dejaron de lado al kichwa, pues borraron la frase o idioma vernáculo.

Suárez dice que la enseñanza del kichwa tiene medio siglo de vida en la U. Central. Recuerda que varias veces le han llamado a la Fiscalía y a juzgados como intérprete del kichwa al español.

Explica que al principio los alumnos tienen dificultades con las conjugaciones verbales (presente, pasado y futuro, hay más de 1 000 verbos en ese idioma), pero los maestros inculcan la oralidad, luego pasan a la gramática y a la sintaxis.

“Todos los verbos terminan con el morfema ‘na’; por ejemplo, mikuna (comer). Suárez y Jimba coinciden en que antropólogos, sociólogos y arqueólogos deben aprenden kichwa.

La U. Central ofrece sin costo seis niveles de 60 horas cada uno. 40 chicos ese alistan para estudiar en las aulas, localizadas cerca del Hospital del Día.

Asimismo, en la Universidad Católica el kichwa se enseña desde hace 20 años, para ecuatorianos y extranjeros. Mariana Suárez es maestra del idioma en la Facultad de Comunicación, Lingüística y Literatura. Ella apunta que antes el alfabeto kichwa se inspiraba en el alfabeto nuestro (español).

“Hace 12 años se unificó el abecedario y las regiones del país lo adoptaron; por ejemplo, se cambió la q por la k y la g por la w. Hoy se escribe wuambra, ya no con g”. Gil Baillard, director de la Escuela de Lenguas de la Católica, dice que 45 alumnos estudian kichwa en cuatro niveles, cada uno de 100 horas. Allí enseñan otras lenguas: inglés, francés, alemán, italiano. Las clases de kichwa son de lunes a jueves (de 11:15 a 15:00).

Rosa Llerena, subdecana, señala el material didáctico: libros, Internet, películas, diálogos constantes. Lucía Lemos, la decana de la Facultad, concluye que entregan calidad y profesores de gran nivel. Al igual que la Central, ofrecen un certificado, no la licenciatura.

Sacha Rosero, de la comuna Peguche, Otavalo, profesional del marketing y de la informática, dirige una escuela de kichwa ‘on line’. Sus clientes son franceses, estadounidenses y australianos; a los profesores kichwa hablantes les dan herramientas pedagógicas desde el sitio www.kichwa.net. Hay actividades en las comunas.

Según Rosero, los alumnos obtienen el material didáctico, en especial libros, del sitio web. “El aprendizaje del idioma también implica obtener una sensibilidad intercultural para comprender y conocer el mundo de nuestras comunas”.

Felipe Ogaz, dirigente del colectivo Diablo Huma, dice que una escuela de kichwa, con la que mantienen relación, funciona en la calle Veintimilla. Ogaz reconoce que aprender este idioma significa tender puentes y afianzar nuestra identidad y memoria ancestral.

La Universidad Salesiana también dicta clases regulares del idioma nativo a estudiantes de varias carreras.

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