Daniel Espinosa y Kathy Carvajal, en el taller de Pentasiete, ofrecerán clases de esténcil y pintura experimental. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
Romper la rutina de madrugar y ajustarse a las actividades de un hijo con más tiempo libre de lo habitual. Esas son dos realidades a las que se enfrentará el padre soltero Daniel Rodríguez, en el período de vacaciones de mitad de año lectivo, desde el lunes 18.
El cronograma del Ministerio de Educación para el régimen Sierra- Amazonía indica que el primer quimestre, que se inició el 3 de septiembre del 2018, finalizará el próximo viernes 15 de febrero de 2019, luego de 110 días laborables. Eso en el grueso de centros, los fiscales.
Los estudiantes de este régimen regresarán a clases el próximo lunes 25 de febrero. Eso hace que los padres busquen actividades para una semana de descanso.
La alternativa que ideó Rodríguez, por ejemplo, fue organizar un pequeño cronograma de actividades para su hijo Josué, de 10 años. En ese plan constan acciones como salir al parque del barrio a jugar con sus vecinos. El tiempo para cada actividad lo definen entre ambos, de mutuo acuerdo.
Para Rodríguez, vivir en el mismo barrio de sus padres constituye una ventaja. Josué comparte con sus abuelos mientras su papá está en el trabajo. En su casa almuerza y, desde la próxima semana, leerá alguno de sus libros, como parte del cronograma trazado.
Rodríguez procura que en los tiempos de descanso, su hijo no deje de lado sus responsabilidades y propósitos planteados al inicio del año.
Según la psicopedagoga Lucía Padula, las actividades lúdicas y de distracción son las más recomendables para este período corto sin clases. De esta forma se potencian prácticas para las que los estudiantes casi no tienen tiempo durante su período académico.
La psicóloga hace hincapié en la importancia de que no se elimine por completo la rutina durante la semana de vacaciones, ya que esta brinda estabilidad a los estudiantes.
En ese sentido, conservar períodos cortos destinados a la lectura, entre otras, es una opción beneficiosa. Todo depende del gusto de los niños.
Los días libres de los hijos inciden en el tiempo de los padres, ya sea por motivos laborales o domésticos. Este último es el caso de Estefanía Espinosa, quien tiene una hija de 4 años que asiste al inicial dos, y otra de 4 meses.
Para esta madre de familia es complicado salir de la rutina. ¿Por qué? Si Valentina deja de madrugar por una semana, al volver a clases le cuesta retomar los horarios. Además, tiene que ocuparse de las dos niñas durante el día.
Por ese motivo, Espinosa aprovechará ese tiempo para que la pequeña comparta tiempo con sus abuelos y para reforzar destrezas para la pintura y para concentrarse. En esos puntos, la niña tiene algunos inconvenientes.
Cuando se escogen las actividades para los chicos –señala la psicopedagoga– es importante dejar el menor tiempo posible de acceso a Internet, televisión y dispositivos tecnológicos en general. Treinta minutos diarios es el tiempo máximo que recomienda, para que estén frente a pantallas.
“Tendemos a darles dispositivos para hacer más fácil la vida del adulto, pero eso es perjudicial para los niños”.
El papá de Josué Rodríguez reconoce que, con frecuencia, el niño pide acceder a Internet. Ante eso trata de incentivarlo para que el contenido que busque se relacione con temas que le llaman la atención como el patinaje o el parkour.
Josué mira videos de skaters, para aprender trucos y practicarlos durante sus días libres.
Entre las opciones que Padula recomienda para la semana de vacaciones quimestrales están precisamente las que implican actividades físicas. Que vaya acompañado de períodos de lectura o pintura durante el día sería la combinación ideal.
Las instalaciones de la Secretaría del Deporte, en el norte de Quito, por ejemplo, están abiertas al público de forma permanente. Allí los chicos pueden acudir durante la próxima semana para practicar natación, básquet, fútbol, entre otras, a precios módicos.
El mejor espacio para la rutina de lectura diaria es el hogar, en compañía de los padres. El mismo sitio es indicado para el desarrollo de las capacidades artísticas de los estudiantes.
Asimismo, para estas prácticas, los padres pueden llevar a sus hijos a talleres cortos durante la semana libre. En Pentasiete, por ejemplo, se impartirán clases de aproximación a técnicas como el esténcil, la pintura experimental y el realismo contemporáneo.
Andrea Guajardo, madre de Manuela, de 9 años, considera que los períodos libres cortos son una oportunidad para que los chicos se relacionen con pares con los mismos gustos.
Ella lleva dos veces por semana a su hija a practicar danza aérea y recomienda esta alternativa para la semana de vacaciones. “Es motivante que los chicos se interesen en deportes nuevos”, comenta.
Esta actividad y otras similares, como la escalada, también son alternativas abiertas para la semana libre en espacios como Vértigo Escalada.