Animales de distintas especies han sido vistos cerca de las zonas petroleras, informó Petroamazonas. Foto: Cortesía
Hallar a diario un jaguar cruzando un sendero que conduce hacia el bloque petrolero 31, en la provincia Francisco de Orellana, es usual entre las 12:00 y 15:00. Este animal, que es uno de los que habita en el Parque Nacional Yasuní, atraviesa el acceso de tierra y piedras para llegar a un bebedero cerca del río Pinduyacu, en la Amazonía del Ecuador.
La presencia de animales silvestres es recurrente cerca de las áreas de explotación petrolera que se encuentran dentro del Parque Nacional Yasuní, según los registros de 80 cámaras especiales instaladas en esta zona y operarios de Petroamazonas que transitan por estos lugares.
Esta firma estatal es la encargada de explotar el crudo en los bloques 31 y 43, que están dentro de este territorio considerado megadiverso.
Aparte del jaguar, que es uno de los animales emblemáticos de la selva ecuatoriana, cerca de estas áreas petroleras, que se encuentran rodeadas de una espesa vegetación, se han identificado tigrillos, panteras, venados, guantas, tapires, monos, perezosos, tucanes, gallinazos, guacamayos, águilas.
También se encuentran anacondas, boas, serpientes equis, tortugas, caimanes, lagartos-cocodrilos, y otras especies.
“Se han tomado medidas de protección antes y durante la ejecución de este proyecto”, refiere Christian Coloma, especialista de Seguridad, Salud y Ambiente de Petroamazonas.
Previo a la explotación petrolera en estos bloques, se realizó un recorrido a pie para estudiar esta zona a fin de establecer medidas para preservar estas especies. En este participaron ingenieros ambientales, biólogos, constructores y otros especialistas.
La labor de este equipo fue realizar una topografía ambiental. Esto permite identificar sitios sensibles para cuidar el ecosistema como saladeros (donde los mamíferos y aves captan sales minerales), bebederos, nidos, comederos, madrigueras, áreas de reproducción.
En función de estos lugares se realizó modificaciones en el trazado inicial para minimizar el impacto que trae consigo la actividad petrolera, refiere Vanesa Estrella, jefe de Seguridad, Salud y Ambiente de Petroamazonas.
Para no alterar el tránsito de estos animales, la petrolera ha construido también instalaciones especiales.
En las copas de árboles que se encuentran a distantes por la presencia de los accesos, por ejemplo, se colocó una especie de escalera para que los animales crucen de un sitio a otro. De esta manera se simula los denominados puentes de dosel, que se forman naturalmente con la unión de las ramas más altas.
En total, en los bloques 31 y 43, Petroamazonas ha implementado seis puentes de dosel artificiales, 110 pasos deprimidos. Y se han conservado 70 puentes de dosel naturales, 55 árboles de gran tamaño, 69 comederos, saladeros, nidos, madrigueras y otros sitios sensibles.
“La implementación de los puentes de dosel y pasos deprimidos son innovaciones que desarrolló Petroamazonas. Estas no constaban en la norma ambiental, pero para nosotros es de carácter obligatorio”, precisa Estrella.
Durante el monitoreo permanente que se hace en estas áreas se observó a animales utilizando las facilidades construidas por la petrolera: puentes de dosel y pasos deprimidos.
Una imagen obtenida por las cámaras muestra a un mono cruzando con su cría en la espalda un puente de dosel artificial. Previo a su instalación estas estructuras fueron probadas en el zoológico de Guayllabamba, en Quito.
Las imágenes de las cámaras, que están instaladas en sitios estratégicos, se revisa cada seis meses. Estos aparatos cuentan con sensores de movimiento, luz infrarroja para capturar imágenes nocturnas, soportan temperaturas extremas y tienen una batería de larga duración.
Para la gestión ambiental en estas áreas se ha destinado alrededor de USD 15 millones, entre 2013 y 2018, según Petroamazonas.