La trayectoria de vuelo y diagrama del RQ-4A que habría sido derribado por Irán este jueves 20 de junio del 2019 en el Estrecho de Ormuz. Foto: EFE
Irán denunció el jueves 20 de junio del 2019 una acción estadounidense “provocadora” y “muy peligrosa” contra su “integridad territorial”, después de que Teherán derribara un dron estadounidense en su “espacio aéreo”, en una carta enviada al Consejo de Seguridad de la ONU.
En la misiva, Irán, en la que se abstiene de pedir una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad, señala que no “busca la guerra” y exige a la organización que intervenga para que Estados Unidos “ponga fin a sus acciones ilegales y desestabilizadoras” en el Golfo.
El embajador iraní ante la ONU, Majid Takht Ravanchi, indicó en la misiva -también dirigida al secretario general del organismo, António Guterres– que el dron estadounidense estaba en una “clara operación de espionaje”. Y calificó el vuelo como una “flagrante violación de la ley internacional”.
“Aunque la República Islámica de Irán no busca la guerra, se reserva su derecho inherente (…) de tomar todas las medidas apropiadas que sean necesarias contra cualquier acto hostil de violación de su territorio”, escribió el diplomático.
Irán “está determinado a defender vigorosamente su tierra, mar y aire”, dijo Ravanchi.
También aseguró que “éste no es el primer acto provocador de Estados Unidos contra la integridad territorial de Estados Unidos”.
El Pentágono denunció el derribo como un “ataque sin provocación” en el espacio aéreo internacional, alegando que el dron RQ-4 Global Hawk estaba a unos 34 kilómetros de Irán cuando fue destruido por un misil.
El incidente del avión no tripulado se produce en medio de altas tensiones entre Estados Unidos e Irán, que ya había sido acusado por Washington de llevar a cabo ataques contra dos buques petroleros.
Teherán niega estar detrás de esos ataques, pero con frecuencia ha amenazado con bloquear las rutas marítimas utilizadas para mover gran parte de las exportaciones de petróleo del mundo.