Cynthia Viteri y Lenín Moreno usaron colores distintos a los de sus partidos. Fotos: Julio Estrella/ EL COMERCIO, Mario Faustos/ EL COMERCIO, Cortesía Paco Moncayo ,Cortesía Lenín Moreno.
El verdeflex y el amarillo, colores característicos de Alianza País (AP) y el Partido Social Cristiano (PSC), no predominaron en los insumos de campaña que usaron esta semana sus candidatos presidenciales: Lenín Moreno y Cynthia Viteri.
En las artes que se vieron en redes sociales, que se entregaron en las concentraciones y hasta en banderas y telones que se utilizaron en las tarimas, resaltaron otros colores.
Moreno eligió el blanco y el azul. El primero transmite pureza, frescura e igualdad. El segundo, en cambio, responsabilidad, seguridad y confianza, según la teoría del Marketing Político. El verdeflex apareció únicamente en la tilde que lleva el nombre del candidato y en una línea decorativa.
Viteri apareció con pancartas de fondo blanco en la mayoría de concentraciones. Para las letras de su nombre y el mensaje: Cambio Positivo se usaron los colores de la bandera del Ecuador:
amarillo, azul y rojo.
En el caso de otros candidatos como Paco Moncayo y Guillermo Lasso, los colores utilizados en sus campañas respondieron a los tradicionales de los partidos que auspician sus candidaturas, como las banderas multicolores de Pachakutik en Moncayo y el blanco con azul de Lasso.
Gustavo Isch, experto en marketing político, explica que hay una intencionalidad. En el caso de los colores de Viteri y Moreno podrían significar un distanciamiento de sus partidos o de las figuras predominantes de estos.
Considera que Moreno quiere posicionarse como un líder y para eso debe despegarse de la imagen del presidente Rafael Correa, a quien se lo identifica más con el verdeflex.
Algo similar podría pasar con Viteri. El amarillo evoca al socialcristianismo, cuya figura más visible y mediática es el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot. En este caso hay un antecedente previo.
Viteri aportó en el 2009 con el inicio de un nuevo espacio político para el momento: Madera de Guerrero, que busca posicionar la idea de que hay una nueva generación de políticos con relación al tradicional socialcristianismo.
Andrés Seminario, consultor de comunicación política, analizó los mensajes de campaña transmitidos en los discursos de los primeros cinco días de campaña por los cuatro candidatos con mayor intención de voto.
Su conclusión es que pueden clasificarse en dos grandes grupos: neutros y agresivos.
En el caso de Moreno se centraron en el lanzamiento de dos programas sociales: uno a favor de los adultos mayores y otro de los recién nacidos y sus madres. Para Seminario, este discurso es neutro, no genera grandes pasiones porque es lo que necesita este candidato. “Es la campaña oficial y va ganando. No necesita una campaña agresiva”.
Del lado de los opositores -dice- el discurso y la campaña son mucho más agresivos, ya que se están disputando el segundo lugar y la posibilidad de ir a la segunda vuelta. Pero estos mensajes, agrega, se concentran más en atacar al actual régimen y menos en proponer, lo que para él es una debilidad.
“Al final del día se vota por las propuestas, no por los ataques. La corrupción no es cercana a la gente, el empleo, la salud y la educación sí”.
Lasso en el arranque oficial de la campaña volvió a apelar al rescate de los valores con base en el fortalecimiento de la familia. Su esposa e hijos lo acompañaron en el lanzamiento de su campaña electoral en Guayaquil.
Viteri habló de sacar al Ecuador de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba) y también hizo énfasis en la gratuidad de la energía eléctrica para las familias pobres.
Moncayo difundió su plan de gobierno de manera general en Guayas, Manabí y Pichincha, tocando temas como el empleo, los servicios básicos y la educación.
Al calor de la campaña, los presidenciables tuvieron diferentes reacciones a los temas coyunturales que aparecieron, como el sistema de dolarización.
Este tópico se incluyó por una declaración de Moreno en una entrevista en Teleamazonas, que para sus opositores suponía cambiar de moneda al país; aunque el oficialista aseguró que se sacó de contexto sus frases y que sería una “locura” la desdolarización.
Lasso, Viteri y Moncayo coincidieron en que es necesario defender la dolarización. Incluso Lasso y Viteri aprovecharon esta coyuntura para criticar las propuestas de tinte económico de Moreno, por estar apegadas al continuismo en el actual régimen.
Oswaldo Moreno, politólogo especializado en estrategia y diseño de campañas, dice que es un comportamiento ‘normal’ que todos los políticos con una aceptación menor en las encuestas busquen aprovechar toda oportunidad para acercarse y debatir con el favorito, de manera que se pueda desgastar su imagen.
Pero considera que al inicio esta campaña ha sido “aburrida”. Uno de los factores que pudo influir en esta realidad pudo ser que la diferencia de intención de voto es muy marcada entre Moreno y los demás candidatos.
Ninguno de los otros siete -comenta- ha logrado cristalizarse aún como un contendor que apunte a una segunda vuelta electoral. Compara este inicio de campaña con lo que ocurrió en el 2013 cuando había una candidatura fuerte (Rafael Correa) y una oposición dispersa que al final no logró consolidarse para hacer frente al oficialismo.
Cree que esto puede cambiar, pero dependerá de si los otros postulantes logran acercarse a los requerimientos económicos y sociales de los votantes ecuatorianos.