Los observadores de la Unesco, César Goso y Carlos Neto (cen.), visitaron Angochagua.
Foto: Cortesía Prefectura de Imbabura
El sonido monótono de las flautas, interpretadas por dos músicos kichwas, acompañó la caminata por el sendero que rodea la laguna de Cuicocha, en Cotacachi (Imbabura).
Desde la llamada Ruta Sagrada, los observadores de la Unesco, Carlos Neto de Carvalho, de Portugal; y César Goso, de Uruguay; y un grupo de turistas contemplaban el agua de este complejo, que es un cráter cubierto del líquido que se filtra del
Es una maravilla, comentaba Neto de Carvalho, quien junto a Goso recorrió la semana anterior la ‘Provincia de los Lagos’, para evaluar la solicitud de Imbabura de convertirse en un nuevo geoparque del mundo.
Se trata de una certificación que concede la Unesco a los patrimonios geológicos notables, que sirvan para promover el desarrollo territorial sustentable, basado en la educación, el geoturismo y la conservación del entorno.
En Ecuador hay otra iniciativa llamada Geoparque Volcán Tungurahua, que involucra a los cantones de Guano y Penipe, en Chimborazo, y Pelileo, Patate y Baños, en Tungurahua. Los dos proyectos también esperan la certificación de la entidad internacional.
A escala mundial hay 120 geoparques. La mayoría está ubicada en Europa y Asia.
La misión extranjera vino a Imbabura para verificar en el territorio los 66 puntos denominados geositios, que la Prefectura presentó en el 2015. En su visita de una semana recorrieron 20 sitios, los más emblemáticos.
En la lista resaltan montañas, lagunas, fuentes termales, bosques, artesanías, entre otros, con los que se pretende que la provincia alcance la distinción. De acuerdo con el cronograma, hasta septiembre, los observadores científicos deberán presentar su informe a la comisión evaluadora. El resultado final se conocerá en abril del siguiente año.
Para Mario Ruiz, científico del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, que colaboró en el ajuste del proyecto Geoparque de Imbabura, la declaratoria es una oportunidad para que la provincia se convierta en un referente a escala mundial, en cuanto a patrimonio geológico. “Somos un verdadero laboratorio natural. Tenemos mucho para promover el turismo científico”.
Como ejemplo señala a Cuicocha, un volcán en el que se puede estudiar cómo se generan las erupciones explosivas.
En el volcán Imbabura se puede evidenciar cómo el magma ha formado protuberancias en el cono. Esto a su vez provoca derrumbes fuertes, indica el vulcanólogo.
En el volcán Chachimbiro, en cambio, resaltan las fuentes termales, con potencial geotérmico, que puede servir para la generación de electricidad.
A César Goso le llamaron la atención la espiritualidad y la organización del trabajo comunitario de los pueblos kichwas. Con interés observaba cómo los indígenas realizaron ofrendas y solicitaron permiso al sol, a la tierra y al volcán Cotacachi, antes del recorrido por su entorno lacustre.
Goso cree que los vecinos de las lagunas y los volcanes son los mejores guardianes, porque les consideran deidades y parte esencial de la vida.
Además a los visitantes les cautivaron las mingas, como una estrategia de trabajo que permite mejorar el entorno.
Los recorridos de los observadores incluyeron visitas a los páramos de Angochagua, en donde se capta parte del agua que abastece a Ibarra.
También estuvieron en la Plaza de los Ponchos, el mayor mercado de artesanías del país. El centro histórico de Ibarra, cuya joya principal es el antiguo cuartel de la urbe, convertido en un centro cultural. Y el tren de La Libertad, que conecta a la capital de Imbabura con la parroquia de Salinas.
En esta última, cuya población es mayormente afrodescendiente, los extranjeros observaron los proyectos de turismo que han emprendido las comunidades.
El vínculo entre el entorno, los proyectos y la comunidad también es uno de los componentes que toma en cuenta la Unesco para otorgar este reconocimiento. Para alcanzar esa meta, Geoparque Imbabura hizo alianzas con 50 instituciones académicas, científicas y gobiernos locales, para que ayuden a fundamentar técnicamente el proceso, explica Carlos Merizalde, director de Cooperación Internacional de la Prefectura, a cargo de esa iniciativa. Por ejemplo, se hizo un detalle de la información técnica de los centros volcánicos y se mejoraron las estrategias para difundir el plan a los habitantes.