Uno de los dos hombres se acercó a una empleada del lugar para decirle que su compañero la necesitaba en el baño. La intención, según ella, era encerrarlos en el baño para que ellos pudieran tomar el dinero de toda la venta. Foto: Paula Merchán / EL COMERCIO
A las 12:15 del viernes 14 de abril, a la cafetería Galleti, ubicada en el lobby del teatro Bolívar, entraron seis personas con la intención de llevarse el dinero del local.
Patricia Álvarez trabaja en este lugar y se encontraba en el turno de la mañana. Cuenta que había mucha gente debido a la procesión Jesús del Gran Poder, que tiene lugar todos los años en Viernes Santo. “Entraron seis personas, tres hombres, dos mujeres y un niño. Dos hombres se fueron al baño, una mujer y el niño se quedaron en la percha de café y una mujer y un hombre se acercaron a la caja”, cuenta Álvarez.
Álvarez se encontraba en la caja junto con su compañero. La pareja insistía en que les dieran una carta, a lo que ella respondía que no podía porque todo el menú se encuentra expuesto en las pizarras. Mientras tanto, un hombre se acercó a decir que el baño estaba extremadamente sucio. Cristian Jumbo, el otro trabajador, acudió a limpiarlo y vio que los dos hombres habían llenado de papel higiénico y de una sustancia parecida a la sangre.
Uno de los dos hombres se acercó a Álvarez para decirle que su compañero la necesitaba en el baño. La intención, según Álvarez, era encerrarlos en el baño para que ellos pudieran tomar el dinero de toda la venta, pero no pudieron porque ella se negó a ir al baño.
Luego, la trabajadora salió a servir un café en las mesas de fuera. Cuando regresó, los hombres la empujaron y cuando vio el lugar donde guardan la caja chica, notó que ya no estaba.
Los delincuentes se la habían llevado, cargada de USD 200. Cuando Álvarez fue por ayuda, no encontró a ningún policía. Luego llamaron a la Policía Nacional, la cual llegó hasta la cafetería. “Nos dijeron que para hacer la denuncia se tenían que haber llevado el dinero equivalente a un salario básico y que nosotros presentáramos alguna herida“, dice Álvarez.
Raymalif Mosquera, la encargada del lugar, cuenta que esa fue la primera vez que hay un robo en la cafetería, pero que grupos de gente sospechosa suelen entrar a la cafetería. Este negocio no tiene seguridad privada, y tampoco lo tienen otros locales comerciales de la calle Espejo, dónde se encuentra el teatro Bolívar. Ellos, hasta ahora, se confían de la seguridad que les brinda la Policía Nacional.
“Estamos aquí porque queremos rescatar el Teatro, pero nadie hace nada por velar de estos negocios”, dice Mosquera. Pero -añade- por más pequeño que sea el robo siempre hay una consecuencia”.
Emilia Lecaro, asistente de gerencia de la cafetería Galleti, menciona que a pesar del hurto de dinero, no hubo violencia y que en este local, así como en el teatro Bolívar, se brinda la seguridad pertinente a sus clientes.