Las camas en unidades de terapia intensiva siguen al límite en Quito. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
El pasado lunes 6 de julio de 2020, a las 08:00, Juan Fernando Zambrano, de 32 años, llegó apresurado al Hospital Pablo Arturo Suárez (HPAS), donde se tratan solo casos de covid-19. En sus manos llevaba una bolsa con útiles de aseo para su padre, de 66, quien ingresó el miércoles con síntomas de coronavirus. “Está intubado, su condición es delicada”.
La familia Zambrano accedió a esta información el domingo. Les llegó un e-mail en el que le detallaron que su padre había sido trasladado a la unidad de cuidados intensivos (UCI), ya que sus problemas respiratorios no mejoraron. “Estábamos desesperados; durante cinco días llamamos y no hubo respuesta”.
Ante esta situación, Juan Fernando ha acudido a diario a la unidad de salud, para conocer más sobre su evolución. Aunque -afirma- aún no le han entregado el resultado del test PCR, único avalado para el diagnóstico. “Nos dijeron que demora entre ocho y 15 días”.
Las unidades de cuidados intensivos de los hospitales de la red pública de Pichincha, provincia que concentra el 16,84% de los 53 424 contagios, han llegado a su capacidad máxima.
En las del IESS tampoco hay disponibilidad. Las 58 camas del centinela Quito Sur -atiende solo covid-19- ya están ocupadas; al igual que las 56 del Carlos Andrade Marín. En el área de hospitalización -412 sitios- había 19 libres hasta el domingo pasado.
En las unidades a cargo del Ministerio de Salud ocurre algo similar. La entidad no ha transparentado sus cifras en su portal web. La última que aparece es del 29 de junio, cuando se confirmó que en el HPAS, Eugenio Espejo y Enrique Garcés, la ocupación llegó al máximo: cero camas en UCI.
Ayer en la mañana se registró poco movimiento en los exteriores del Pablo Arturo Suárez. Mientras que afuera del Eugenio Espejo había una fila de 10 personas que buscaban ingresar. Algunas acudieron a sus citas médicas. Otras esperaban tener noticias de parientes con y sin covid-19.
En medio de ellos estaban Wendy Dutasaca y su familia. En su celular marcaba constantemente al ‘call center’ del hospital para conocer algo sobre el estado de salud de su madre María, de 65 años.
Ella es diabética e ingresó hace 15 días con síntomas de coronavirus. “Nos preocupa. No sabemos nada; nos deberían dar más apertura”.
La red privada también llegó a su nivel máximo de ocupación. No hay camas.
La madrugada del pasado viernes, Juan Fernando Vásquez, de 29, confirmó esa realidad que veía solo en los noticieros. Lo hizo junto a su abuelo, de más de 70 años. Él presentó problemas respiratorios, por lo que acudieron a una clínica privada. “No le atendieron. Estaban copados”, relató.
Luego de recorrer otras casas de salud llegaron al Andrade Marín, en donde le hicieron varias tomografías; le tomaron los signos vitales y le pusieron oxígeno. “Sorprendentemente, la atención ha sido buena”.
Contrario a lo que ocurre en otros hospitales, en el HCAM, según este familiar, les han brindado información a diario.
En Ecuador, la mayoría de contagiados permanece en aislamiento domiciliario, ya que presenta síntomas leves o es asintomático. De
36 647 personas con el virus -casos activos-, 27 731 están estables y llevan la cuarentena en sus casas. Es el 75,6%.
Esos casos son monitoreados por centros de salud, según la Cartera. Pablo Vivas, de 23, y su madre Balbina, de 66, llegaron a las 09:00 al centro de salud Las Casas. Querían confirmar su sospecha ante los síntomas. Ella presenta tos seca y él perdió el gusto y el olfato. Esperaron afuera, de pie, para evitar aglomeración en la carpa de triaje, en el patio.
EL COMERCIO
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