Clinton y Trump dejan la delicadeza de lado en la lucha por la Casa Blanca

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La campaña de Trump, que se quedó rezagada en las donaciones con respecto a Clinton, lanzó un nuevo aviso el 29 de julio que dice que en un Estados Unidos con Clinton “las cosas se ponen peor". Foto: AFP

Hillary Clinton y Donald Trump intercambiaron insultos desde puntos opuestos del país el 29 de julio, llevando su pelea por la Casa Blanca al campo de batalla de estados rivales y retratando contrastantes visiones de Estados Unidos.

Una de las campañas estadounidenses más divididas de la historia moderna está entrando en un nuevo capítulo con la proclamación de los candidatos republicano y demócrata, que deja a ambos en una ardua lucha de cara a la elección del 8 de noviembre.

Tras su histórico discurso de aceptación de la investidura el 28 de julio como la primera mujer candidata a la presidencia de uno de los grandes partidos, Clinton sostuvo un acto de campaña en Filadelfia antes de embarcarse en una gira en ómnibus por los estados del cinturón industrial de Pensilvania y Ohio.

En Colorado, un estado clave del oeste, su rival republicano prometió “no más Sr. Bueno”, tildando el discurso de Clinton como “mediocre”, llamándola mentirosa y prometiendo poner fin a la migración de refugiados sirios.

“Estoy empezando a estar de acuerdo contigo”, dijo el candidato de 70 años a sus simpatizantes que coreaban “¡enciérrenla, enciérrenla!” en Colorado Sprinngs. “Me estoy sacando los guantes” dijo. “Sólo recuerda que este Trump ya no va a ser más Sr. Bueno”.

A unos 100 días de las elecciones, los estadounidenses deben elegir entre las visiones opuestas de dos candidatos inmensamente impopulares.

“No puedo pensar en una elección que sea más importante, en toda mi vida”, dijo Clinton a sus seguidores en un acto en Filadelfia.

La candidata demócrata de 68 años describe a Trump como una amenaza para la democracia, y busca atraer a los republicanos moderados ahuyentados por la exestrella de reality televisivo y apuntalar una coalición con progresistas a la izquierda de su partido.

Visiones opuestas 

“Donald Trump pintó un panorama negativo, oscuro, dividido de una país en caída libre”, dijo Clinton.

“Yo no les digo que todo es magnífico -- les digo que hemos progresado, pero que tenemos aún trabajo por delante”.

Prometió enfocarse en las zonas del país que quedaron “ afuera y relegadas ” -- distritos donde la caída de los estándares de vida, los temores respecto a la seguridad y la pérdida de puestos de trabajo avivaron el apoyo por Trump.

Trump, que jamás ocupó un cargo político, se describe a sí mismo como el candidato de la ley y el orden, el outsider que sacudirá a una Washington que perdió contacto, que restaurará empleos, que achicará el déficit y pondrá fin a la inmigración ilegal.

En Colorado, aguijoneó a Clinton al afirmar que no ha logrado sostener una conferencia de prensa desde diciembre, en tanto la acusó de mentir al FBI sobre la utilización de su correo personal mientras fungió como secretaria de Estado.

“Vamos a frenar el ingreso de migrantes sirios a Estados Unidos”, dijo Trump, al aludir al cura francés degollado por atacantes que proclamaron ser de filas del grupo EI.

Pero el público dejó de animar cuando, al referirse a viejas polémicas por acusaciones de que se burló de un periodista discapacitado -algo que negó haber hecho- y sugerir que una reportera de televisión lo criticó porque estaba menstruando.

La campaña de Trump, que se quedó rezagada en las donaciones con respecto a Clinton, lanzó un nuevo aviso el 29 de julio que dice que en un Estados Unidos con Clinton “las cosas se ponen peor" con aumentos de impuestos, propagación del terrorismo y los votantes perdiendo trabajos, hogares y esperanzas.

“Cambio para que Estados Unidos sea grande otra vez”, promete el video.

Trump también publicó un post en las redes sociales en el que de burla del expresidente Bill Clinton, por quedarse dormido en el discurso de su esposa Hillary.

Parcialidad negativa 

Clinton necesita ganarse a los votantes de la clase obrera, la espina dorsal de la base electoral de Trump.

Y critica al imperio inmobiliario de Trump por hacer buena parte de sus inversiones en el extranjero, y también lo fustiga por marginar a las mujeres, hispanos y musulmanes.

Acompañan a Hillary en su gira su marido, su compañero de fórmula, el senador por Virginia Tim Kaine, y su esposa Anne.

Los estados del cinturón industrial son vitales para ganar los 270 votos del colegio electoral necesarios para obtener la llave de la Casa Blanca.

“Vamos a mostrar el contraste entre los planes de Hillary Clinton para nuestro país y las promesas vacías de Donald Trump”, dijo Kaine el 29 de julio.

Los expertos pronostican que “la parcialidad negativa” --votar en contra de un candidato -- jugará un papel primordial en el desenlace de la elección.

La impopularidad de Clinton, de 55%, está apenas por detrás de la de Trump, de 57%, de acuerdo con recientes promedios.

Las mediciones de rating de Nielsen mostraron que 2,2 millones más de personas sintonizaron para ver el discurso de aceptación de Trump la semana pasada comparado con el de Clinton el 28 de julio.

En cuanto a la intención de voto, Trump y Clinton están en un empate técnico, según los últimos sondeos de RealClearPolitics.

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