Entrevista a Guillermo Robayo, abogado y defensor de DD.HH. Foto: Cortesía
Entrevista a Guillermo Robayo, abogado y defensor de DD.HH.
Actualmente el Estado busca acciones para superar la difícil situación que se vive en la frontera norte. ¿Qué se debe hacer?
Lo hemos dicho, se deben generar fronteras vivas. Esto quiere decir que exista una política de desarrollo social, productiva, económica y tecnológica. También es necesario el reforzamiento militar, en función del reforzamiento socio productivo. Si lo hacen al revés no funciona.
El jueves, el Consejo de Seguridad del Estado (Cosepe), ya delimitó nueve objetivos que se van a realizar en la frontera. Allí se habla del reforzamiento militar, pero también de fortalecer sistemas de vialidad, telecomunicaciones, salud, educación, entre otros. ¿Cómo mira ese planteamiento del Estado?
Lastimosamente, en la forma como se están planteando esos objetivos parece que nuevamente se están equivocando. Lo digo porque están pensando primordialmente desde un enfoque militar y el desarrollo social lo toman como algo secundario. El enfoque militar debe ir de la mano del desarrollo social
¿A qué se refiere?
De los nueve objetivos, seis tienen que ver con FF.AA., seguridad, mayor militarización. Dos están ligadas a temas de inclusión social productiva y uno, inclusive de forma peligrosa, plantea el reforzamiento del control en temas migratorios.
El objetivo es generar mecanismos de control para una migración ordenada y segura. ¿Por qué no está de acuerdo con eso?
¿Qué significa ordenada y segura? La mayor complejidad de procesos migratorios, trabas y papeleos. Pensar que la culpa es de los extranjeros no va a generar ninguna solución. Actualmente, la Ley de Movilidad Humana ya tiene controles para los migrantes. No digo que la idea de este objetivo sea mala, lo malo es cómo el Estado lo planteará en la frontera.
De los nueve objetivos del Cosepe, ¿qué se va a implementar primero, según su experiencia?
Tememos que lo militar sea lo primero. Es decir, entramos con un enfoque militar y luego tratamos de poner paños de agua tibia con algún par de políticas de desarrollo y se acabó. Eso ya sucedió y si no se replantea, el problema seguirá latente. La idea no es que la parte militar desaparezca, al contrario, tiene que reforzarse pero desde un mayor desarrollo social.
¿Por qué es tan importante lo social?
Las poblaciones que están en el cordón fronterizo tienen por lo menos unos 50 años de retraso. No hay servicios básicos, no tienen centros de salud. Imagínese que hay cosas tan básicas que muestran esta realidad. En las poblaciones fronterizas no entra señal de celular. Tampoco tienen señal de televisión. La gente usa conectividad de Colombia, miran televisión de Colombia.
¿Qué más les preocupa?
La frontera norte no es solo San Lorenzo. Los planes del Gobierno deben abordar a Sucumbíos y Carchi.