La ‘guerra sucia’ se libra en redes sociales

El ‘hackeo’ de cuentas con miles de seguidores se volvió estrategia de campaña sucia. Foto: Ingimage

El ‘hackeo’ de cuentas con miles de seguidores se volvió estrategia de campaña sucia. Foto: Ingimage

El ‘hackeo’ de cuentas con miles de seguidores se volvió estrategia de campaña sucia. Foto: Ingimage

La campaña sucia mutó. En la década de 1990, cuando esta estrategia electoral se popularizó, se hacía a través de la prensa amarillista y los programas de televisión que ponían en escena rumores políticos sin contrastar, según Iria Puyosa, inves­tigadora y consultora en comunicación política y estrate­gias de redes sociales. Ahora -agrega- esta actividad se ha mudado a las redes sociales.

Este fenómeno es normal, si se tiene en cuenta que las audiencias en todo el mundo están migrando hacia las plataformas digitales.
Puyosa realiza un estudio sobre la fabricación de noticias falsas en Ecuador. Expone que si bien este fenómeno no se ha profundizado en la campaña, si se evidencia más en las redes sociales, porque antes la gente no podía compartir lo que veía en la televisión o leía en la prensa amarillista.

En la campaña electoral que actualmente se desarrolla en Ecuador, según Alfredo Velazco, representante de la ONG Usuarios Digitales, el componente de campaña sucia se expresa de dos formas. Primero, el ‘hackeo’ a cuentas de políticos y medios de comunicación; y segundo, la divulgación de noticias falsas o exageradas por las denominadas cuentas ‘trol’.

Al menos 19 ciberataques se contabilizan en el país desde el inicio de la promoción electoral para la primera vuelta: el pasado 3 de enero. Se trata de la vulneración de cuentas y servidores de páginas web que han sido utilizadas para difundir mensajes en contra de candidatos de todas las tendencias.

Por ejemplo, se tomó el control de varias cuentas para difundir contenidos con información supuestamente filtrada de un candidato. En otros casos, en cambio, se publicaron fotos con contenido para adultos, involucrando supuestamente a otro presidenciable. Ambos casos fueron desvirtuados por los afectados.

Velazco advierte que este no es un caso exclusivo de Ecuador, pues se ha evidenciado prácticas parecidas en otros países, como en la reciente elección de Donald Trump, en EE.UU. Explica que este tipo de eventos genera ruido en medio de la difusión de ofertas y limita el debate, ya que la opinión pública gira en dirección de las temáticas que se publican desde estos espacios. Por eso -agrega- los departamentos de campaña suelen contratar empresas que se dedican a este tipo de actividades.

Aunque formalmente no bajo la figura de ‘campaña sucia’, sino otras, como inteligencia social o estrategias digitales.

Las redes sociales han sido el escenario para la propagación de contenidos que han influenciado en la campaña. Por ejemplo los denominados Capaya Leaks, extractos de entrevistas con el exministro Carlos Pareja Yannuzzelli, en los que se hablan de supuestas irregularidades en el manejo de los sectores estratégicos del país.

Luego de conocer que el candidato oficialista Lenín Moreno se enfrentará en una segunda vuelta con el opositor Guillermo Lasso, el mismo presidente Rafael Correa aceptó que estos contenidos afectaron los resultados electorales en contra del oficialismo.

Pabel Muñoz, titular del Instituto de Pensamiento Político de Alianza País y asambleísta electo por ese Movimiento, considera que esta campaña sucia ha afectado a las dos candidaturas finalistas.

Expone que desde el oficialismo han adoptado una estrategia de indiferencia ante las noticias y rumores lanzados desde la campaña sucia, “para que no nos arrastre ese lodo”. Por esto -añade- han basado su campaña en la difusión del plan de Gobierno y en un recorrido por el país para dar a conocer las propuestas.

Aparicio Caicedo, asesor político y jurídico de Guillermo Lasso, asegura que de igual manera, desde la candidatura de Creo-SUMA, no se presta atención a los rumores que circulan en las redes sociales.

Sin embargo, cree que la campaña sucia no siempre significa un efecto negativo para las personas a las que se ataca. Puede ocurrir que en lugar de rechazo se provoque solidaridad con el personaje.

Andrés Valdez Zepeda, catedrático en la Universidad de Guadalajara (México), dice en un ensayo que forma parte de la publicación ‘Reflexión Política’, que dentro de las campañas electorales de este tipo se suele apelar al miedo y a la ira como estrategia política, debido al efecto que estas causan en la conducta de los votantes en el momento de ir a las urnas.

Y en este proceso mental, las personas tienen tres cerebros en uno, según lo explica Lis Paredes, experta en Neuromarketing Político.

El instintivo, que sirve para las funciones humanas más básicas como la defensa y la alimentación; el emocional, que se activa con emociones como el odio y el amor; y el racional, que se utiliza para tomar decisiones.

Pero en una elección como la ecuatoriana, los votos generalmente suelen definirse por los cerebros emocional e instintivo. Y son el miedo y la ira los sentimientos que mejor y más rápido se pueden activar.

Argumenta que por las campañas electorales tan cortas en los procesos en Ecuador (45 días en primera vuelta y 20 días en la segunda) es muy difícil que las candidaturas puedan construir conceptos con base en propuestas para captar el apoyo de la población.

Por eso se apela a la campaña sucia a través de la movilización, sobre todo, del miedo.

Expone que este se utiliza de lado y lado y lo ejemplifica con imágenes que circulan en las redes sociales en contra de los candidatos. Por ejemplo, se suelen pintar escenarios en los que las personas pierdan beneficios o se agudice una crisis económica, en caso de una victoria del candidato oponente.

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