En la 27 y la Q, en el Suburbio, ya fue instalada la válvula de retención ‘pico de pato’. Mario Faustos/ EL COMERCIO
El Puerto Principal pone a prueba el funcionamiento de un sistema de válvulas para reducir los efectos de las inundaciones, sobre todo cuando la marea coincide con fuertes precipitaciones, durante la estación invernal.
En los primeros dos meses del año, Guayaquil ha soportado tres intensos aguaceros que anegaron gran parte de la urbe. Ocurrieron el 2 de enero, cuando cayeron 89 mm (litros por metro cuadrado), el 19 de enero (75 mm) y el 4 de febrero (67,3 mm), según el Inocar.
En los tres casos coincidió un proceso de pleamar (marea alta) que impidió que el agua de la lluvia evacuara con facilidad a través del sistema de alcantarillado.
José Luis Santos, gerente General de la Empresa Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Guayaquil (Emapag), dijo que en la actualidad se están instalando válvulas “para controlar la subida de los niveles de agua cuando coinciden las precipitaciones fuertes y la marea alta”.
Se trata de un sistema de válvulas de retención Tideflex. “Son dispositivos de orificio variable que se utilizan en los desagües del alcantarillado pluvial. Cambian su área de apertura respecto a la presión interna y al caudal, para evitar el paso del flujo en la dirección contraria”, expresó Carolina Chico, jefa de Proyectos de Obras de Interagua, concesionaria del servicio en Guayaquil a cargo del proyecto.
“Estas válvulas elastoméricas son de neopreno. La vida útil es de 15 años, pero mientras no tenga una afectación externa puede durar más. También se las conoce como ‘pico de pato’ por la forma que tienen.
Si baja la marea, la válvula se alza y permite la salida del líquido de las descargas, pero el agua de los afluentes no entra. Dependiendo de la cantidad de agua se levanta y cuando sube la marea se sella y no permite el paso”, explica el fiscalizador Gustavo Argüello.
En una primera fase se instalarán nueve válvulas, de las cuales seis ya fueron colocadas. El resto terminará en dos semanas. Las dimensiones de los dispositivos varían según el colector y la tubería. Por ello se las manda a fabricar sobre medida a Estados Unidos. En el país son empotradas en el tubo de hormigón.
“Es un proyecto piloto que está implementando Interagua en el suburbio y posteriormente lo extenderá también a Puerto Azul. Son zonas muy bajas que con este sistema se va a impedir que entre el agua en marea alta y se produzcan las inundaciones. La fase dos ya está en diseño y abarcaría otros diez puntos y se ejecutará este mismo año”, acota Chico.
Colón Reyes, contratista que instala el sistema, dice que el trabajo se ejecuta durante la marea baja y que cada punto es diferente por las características del terreno o las tuberías. “Este punto (se refiere al segundo Puente de la Perimetral) es muy diferente a los otros, ya que la unidad de descarga no la podemos instalar in situ. La tenemos que fundir en tierra y luego de siete días se coloca en el estero. Posteriormente instalamos la bomba y el tubo dentro del cual va a estar la válvula”.
Dentro de los proyectos de Interagua y Emapag, en el suburbio y la zona influencia del estero, está la rehabilitación de algunos tramos de colectores y el cambio de tuberías.
No en todos los casos la válvula queda al pie del estero. En las calles P y la 20, por ejemplo, el sistema fue instalado 15 metros más adentro, pues no era posible meter la maquinaria a orillas del afluente.
Allí se instala la válvula en una tubería de 54 pulgadas. En el caso de la 17 y la P, el ducto es de 24 pulgadas. El grosor tiene que ver con la topografía. Ese sitio presentó problemas durante una lluvia pues el agua no entró por el colector sino por encima.
En los alrededores de la cámara se coloca empedrado como protección del área donde está el tubo de descarga, explicó Argüello.
En callejón R y la 18, María López ha visto las últimas semanas un intenso movimiento de personal y equipos. “Nos han dicho que con una válvula ya no nos inundaremos. Esperemos ver qué pasa aunque no ha llovido mayormente”.
Carolina Chico detalló que si bien ya hay válvulas instaladas en funcionamiento, la efectividad del sistema se verá cuando estén operando las dos fases de la obra, lo cual podría ser en unos tres meses. En cada sector hay entre 10 y 20 las manzanas que tienen incidencia con cada colector.
Estas válvulas serán un complemento del sistema de drenaje pluvial que tiene la ciudad en tres de las cuatro subcuencas que descargan las aguas al río Daule, el estuario del río Guayas y al estero Salado. Al momento existe una cobertura del 92% de la ciudad y lo que falta se encuentra en el noroeste de Guayaquil.
Una de estas cuencas es la centro-sur que nace en los cerros Santa Ana y del Carmen hacia el estero Cobina; tiene por el este al río Guayas y al oeste al estero Salado.