Ayer, personas hacían fila para ingresar a un supermercado de Guayaquil, que solo permitía un aforo de 30 usuarios. Foto: Enrique Pesantes / El Comercio
La entrada de niños y personas de la tercera edad quedó totalmente prohibida en los mercados de Guayaquil. La medida fue implementada ayer por el Municipio para evitar aglomeraciones, con el fin de que el coronavirus siga propagándose en la ciudad.
Por eso, las puertas de estos centros de abastos amanecieron ayer con carteles y hojas de avisos. A través de estos comunicados, se informó a los usuarios que tenían que cumplir las nuevas normas antes de ingresar. Por ejemplo, en el mercado de Sauces 9, en el norte de la urbe, uno de los carteles detallaba que el uso de mascarilla es obligatorio, tanto para compradores como para vendedores. Funcionarios del Municipio se colocaron en los accesos a la plaza para controlar que esto se cumpliera.
A las 10:15, los trabajadores repetían a los compradores las nuevas reglas: “No niños ni tercera edad. Use la mascarilla y mantenga una separación de 2 metros de distancia con todas las personas”, le decían a cada persona que ingresaba.
Las nuevas medidas no fueron bien recibidas por ciertas personas que sobrepasaban los 65 años. “Dejen entrar. Nunca controlan y ahora se ponen a molestar”, gritaba un adulto mayor, mientras alzaba las manos y se alejaba.
Para evitar esta clase de conflictos, la Policía también apoyó en el control. Diez agentes del Grupo Especial de Operaciones custodiaban el ingreso al mercado. “La gente no quiere entender que estamos en emergencia. Ya no sabemos cómo explicarles que los contagios en Guayaquil siguen en aumento”, decía un uniformado preocupado.
Ayer, la Secretaría de Riesgos y Emergencias informó que solo en Guayaquil se registran 408 casos positivos de covid-19. Respecto de los datos del sábado (251), las personas contagiadas aumentaron en 60%. A esos datos se suman 199 casos de otros 14 cantones de Guayas, la provincia más afectada por la crisis sanitaria en el país. A escala nacional hay 789.
De allí que los controles en Guayas seguirán incrementándose. Así lo indicó la ministra de Gobierno, María Paula Romo. Ayer, la funcionaria dijo que se va a restringir más a esta provincia, pero aclaró que un bloqueo total es muy difícil, pues desde Guayaquil se realizan importaciones y exportaciones. La ciudad tiene seis puertos de carga internacional. Además, gran parte del gas que se distribuye en el país sale del sector de Pascuales. Por eso, Romo dice que se evaluarán nuevas medidas.
Mientras esto ocurre, en las calles del centro de Guayaquil, poco a poco la gente se va organizando para aplicar medidas de prevención. Ayer en las cadenas de supermercados se permitía el ingreso de un máximo de 30 personas. El resto debía esperar afuera, formando una fila y guardando una distancia mínima de 1 metro.
Ese escenario también se observó en los exteriores de farmacias y bodegas de víveres. Los guardias de seguridad de estos establecimientos ordenaban a las personas para que respetaran las colas.
En la avenida Boyacá, un mercado habilitó una sola puerta para el ingreso. Los guardias colocaban gel antiséptico a los usuarios. En otra plaza, en la av. Gómez Rendón, solo ingresaba una persona por cada familia. Allí el uso de mascarillas también fue obligatorio. Las personas que no tenían el insumo lo adquirían en los exteriores. Al menos unos 10 vendedores ofertaban tapabocas de tela y plástico.
Todas estas medidas se implementaron un día después de que el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) autorizara a los municipios un control más riguroso en los centros de abasto del país.
En el caso de Guayas, ese organismo autorizó ayer una zona de seguridad especial para la provincia, como lo solicitó el Ministerio de Defensa. Romo informó en la tarde que se autorizó a las Fuerzas Armadas el manejo de la provincia. Dijo que la planificación operativa está en manos del gobernador Pedro Pablo Duart, el comandante de las FF.AA. y el viceministro de Salud (Ernesto Carrasco). Pero no dio detalles para su aplicación.
Otro ámbito en el que también hay restricciones exclusivas son los sepelios. Están prohibidos los velatorios, tampoco hay misas y los cuerpos de los fallecidos llegan en los féretros directamente de los hospitales -o de sus casas- al lugar de la sepultura. En los cementerios solo se permite un máximo de 15 personas, entre ellos los familiares directos. La programación de los servicios fúnebres además está a expensas de los horarios y del personal limitado de los cementerios y del Registro Civil para inscribir defunciones.