En noviembre del 2019, agentes se incautaron de lanchas con gasolina, en Esmeraldas. Foto: Cortesía
El trayecto dura cuatro horas. En cada lancha rápida, las organizaciones delictivas llevan 60 tanques de gasolina desde San Lorenzo, Eloy Alfaro o Rioverde, en Esmeraldas, hasta Tumaco, en Colombia. Allí venden el combustible a las mafias del narcotráfico.
Agentes que rastrean el delito de tráfico de combustible conocen que el 80% de la gasolina que se comercializa ilegalmente está destinado al procesamiento de cocaína. Según las investigaciones, las mafias necesitan 15 galones de gasolina para producir un kilo de droga en los laboratorios que se ubican en el borde de la frontera de los dos países.
Por eso, la Unidad de Investigaciones Hidrocarburíferas de la Policía ha trazado una ruta de control en el espacio marítimo. En estas operaciones también intervienen los aviones estadounidenses Orion P3 y Awac, pues el contrabando de combustible y el narcotráfico son las principales actividades ilícitas en altamar.
En cuatro años, entre el 2016 y 2019, los agentes se han incautado de 28 193 galones en altamar y han ejecutado 40 operativos en conjunto con la Fuerza Naval. Uno de estos se realizó el 25 de noviembre. La Marina y la Policía interceptaron una embarcación con cuatro personas a 15 millas náuticas de Esmeraldas. En la nave hallaron 28 recipientes con 18 galones de gasolina cada uno.
Los tripulantes no tenían documentación para justificar la procedencia del cargamento.
Además, encontraron 970 kilos de cocaína escondidos en compartimentos.
Un mes antes, a 12 millas del Puerto de Esmeraldas, otras cuatro personas fueron detenidas en una embarcación en la que transportaban 26 canecas con hidrocarburos.
Según la Policía, la cadena del contrabando incluye a los pescadores artesanales, pues al tener permiso de navegación pueden adquirir legalmente grandes cantidades de gasolina. Por un tanque (55 galones), los artesanos pagan USD 50. Luego venden el tanque por USD 80 a organizaciones delictivas dedicadas a almacenarlo en casas que funcionan como centros o bodegas de acopio. Esto ocurre en Manabí y Esmeraldas.
Por esa razón, los agentes advierten que es difícil saber qué combustible será utilizado para faenas de pesca y cuál para actividades ilícitas.
En el 2018 se desarticuló una banda delictiva, integrada por 10 personas, que almacenaba gasolina en tres domicilios de Esmeraldas. Las investigaciones señalaban que el líquido sería llevado a Colombia.
Desde el 2016 hasta enero del 2020 se ha aprehendido a 107 sospechosos. Solo en el 2018 hubo 63 personas detenidas.
En esos operativos, los investigadores han descubierto más detalles sobre cómo operan las redes de contrabando. Otro rol ejercen los intermediarios. Son quienes compran el combustible almacenado y lo trasladan en camionetas hasta los puertos. Allí cargan las canecas en las lanchas modificadas con dos motores y zarpan. Lo hacen en la noche o la madrugada para evitar los controles.
En abril del año pasado, en el sector La Tola, del cantón Eloy Alfaro, uniformados interceptaron una embarcación en el puerto. Allí encontraron 2 000 galones de combustible. Hubo tres personas detenidas.
En ese mismo sector ocurrió un hecho similar en octubre del 2018. Tres personas fueron capturadas mientras navegaban con 2 800 galones. En este operativo intervino la Marina y el Grupo de Intervención y Rescate de la Policía.
Los investigadores dicen que cuando el hidrocarburo llega a Colombia, los narcotraficantes adquieren cada tanque en USD 150. El ilícito genera un perjuicio para el Ecuador de USD 212 millones anuales.
El pasado 18 de enero, la Marina de Colombia detuvo a tres personas que se movilizaban en una embarcación por el sector conocido como ‘Bocana Majagual’ en Tumaco, Nariño.
Sobre la cubierta de la nave se hallaron 815 galones traídos desde la costa ecuatoriana, y una semana antes los guardacostas se incautaron de 16 canecas más en esa misma zona.
Según datos de Inteligencia, cuando la gasolina llega a los laboratorios clandestinos entra a un tratamiento. En hornos artesanales, se extrae el 90% de sus componentes para procesar los narcóticos.
Otra de las finalidades que tiene el tráfico de combustible es abastecer a las lanchas rápidas que trafican droga por altamar. Guardacostas ecuatorianos indican que el narcótico parte de Colombia y bordea las islas Galápagos. En altamar les esperan otros navíos con la gasolina para recargar y así pueden seguir hasta Centroamérica y Norteamérica.
En contexto
Las investigaciones policiales han demostrado que los pescadores no son amenazados para vender la gasolina a las organizaciones delictivas que se dedican a almacenarla. En Colombia, el combustible puede costar hasta tres veces más que en Ecuador.