El pasado 6 de mayo del 2020 se realizaron en la Comuna San Pedro las primeras 69 pruebas PCR de diagnóstico para covid-19 de 100 proporcionadas por la Prefectura de Santa Elena. Foto: cortesía Presidente de Comuna San Pedro
Durante la emergencia sanitaria, Luis Alberto Garibaldi Marín, ha visto comportamientos insólitos en la comuna de San Pedro, en el norte de la provincia de Santa Elena. Una mañana vio que un negocio de venta de desayunos -encebollados-, abrió su atención al público en la misma casa donde habían muerto la víspera dos “abuelos” con sospecha de covid-19.
Garibaldi es el presidente de la comuna de San Pedro. En su propia familia lamentan la muerte de tres personas, entre ellos, dos tías de 71 y 83 años. El esposo de la primera, de 72 años, falleció y se presume también por el virus.
En el poblado costero, de unos 7 000 habitantes, han muerto 31 personas desde la tercera semana de marzo hasta el 6 de mayo, la cifra más alta de las comunas de Manglaralto, parroquia rural del cantón Santa Elena. Seguida de cerca por las vecinas comunas de Sinchal (30 fallecimientos en el mismo periodo), Valdivia (24) y Barcelona (21). Son pueblos en los que mueren entre tres y ocho personas al año.
Santa Elena es la segunda provincia con más muertes inusuales, luego de Guayas. Entre el 16 de marzo hasta el 30 de abril los cementerios de los tres cantones registraron 1 115 fallecidos por varias causas, cuando lo normal era que se enterraban 120 personas al mes antes de la pandemia.
El prefecto de Santa Elena, José Daniel Villao, señala que los decesos son nueve veces mayores que el promedio mensual de años anteriores y los asocia al nuevo coronavirus.
“En los primeros días de mayo aún tenemos más del doble de la cantidad de muertos con relación a la cifra habitual de 2018 y 2019, el promedio era de cuatro fallecidos al día”.
Hasta el 7 de mayo murieron 70 personas según el Registro Civil (RC). En marzo 145 muertes y en abril, un pico de 847. El consolidado del conteo de entierros en los cementerios de la Península está por encima de las cifras de RC, que según los alcaldes tarda más tiempo en procesar y reflejar las estadísticas reales.
Según los datos del Ministerio de Salud, hasta este domingo 10 de mayo de 2020, se registraron 534 casos confirmados y 191 fallecidos, que la ubican a Santa Elena como la tercera provincia con más muertes por covid-19 en el país.
Villao informó que se logró acreditar un laboratorio molecular de larvas de camarón para procesar pruebas de PCR. La Prefectura compró 1 500 reactivos para pruebas al personal médico y comunidad. Los tres cantones, Santa Elena, La Libertad y Salinas permanecerán con semáforo en rojo hasta el 31 de mayo.
Leonel del Pezo, presidente de la Federación de Comunas de Santa Elena (Fedecomse), señaló que alrededor de 500 fallecidos en las comunas y recintos rurales murieron sin pruebas hasta finales de abril y sus certificados de defunción determinan infartos, problemas respiratorios o pulmonares.
La Fedecomse enumeró en un documento falta de centros de aislamiento, de cercos epidemiológicos, de respiradores, de reactivos, de camas hospitalarias y desabastecimiento de medicinas en los primeros 40 días de la crisis. Todo ello “ha generado una gran desconfianza y se prefieren morir en casa”, dijo Pezo.
El global en la parroquia de Manglaralto -a la que pertenecen San Pedro, Sinchal, Valdivia y Barcelona- son 181 muertes en 13 de sus 23 comunas y recintos. Los adultos mayores están entre la mayoría de los fallecidos. Aunque en San Pedro se lamentan defunciones desde los 40 años.
El pasado miércoles 6 de mayo se realizaron allí las primeras 69 pruebas PCR, de 100 proporcionadas por la Prefectura. La indisciplina de la población frente al confinamiento y, en ciertos casos, el irrespeto a medidas como el uso de mascarillas ha sido determinantes en la tragedia, según el dirigente comunal de San Pedro. “La mayoría de los muertos de nuestra comuna son familiares directos de pescadores. El contagio es fatal en las playas a la hora de terminar las faenas de pesca, llegan personas de otros pueblos, entre ocho y once de la noche”, dice Garibaldi, que ha coordinado la entrega de 665 kits de alimentos de instituciones públicas y privadas.
Con ocho tanques de oxígeno que llevan hasta las casas de los enfermos intentan paliar la crisis en el pueblo pesquero. “En las mañanas llegan comerciantes mayoristas desde Santa Rosa y de otros lugares a vender pescado en el bajadero principal, no todas las personas cumplen con el protocolo de distancia ni de uso de mascarillas”, agrega Garibaldi, líder comunal.
En la parroquia rural de Chanduy, perteneciente también al cantón de Santa Elena, pero en el sur de la provincia, se han producido desde finales de marzo más de 130 muertes irregulares. En Pechiche, en el valle de Chanduy, cuna de la cultura Valdivia en la Costa, se han producido 42 muertes, el mayor número en las 14 comunas que integran la parroquia.
La maquinaria de la Prefectura ha abierto tumbas unipersonales de 10 en 10 en el cementerio comunal, de tres metros de fondo, pero la realidad desborda toda previsión, se lamenta Néstor Villón, presidente de Pechiche. La enfermedad está diezmando sobre todo a la población de adultos mayores, dijo.
La Coordinación Zonal 5 del Ministerio de Salud articula brigadas de atención domiciliaria a pacientes vulnerables en coordinación con gobiernos parroquiales como los de Chanduy y Manglaralto. También se realizan desinfección de calles.
La Prefectura y el Gobierno Nacional trabajan para habilitar una casa de salud adicional en Colonche, con capacidad de hospitalización. El vicepresidente Otto Sonnenholzner informó el domingo 10 de mayo en redes sociales, tras un recorrido, que están llegando a la provincia con kits de alimentos, canastas solidarias, acceso a bonos y pruebas de covid-19.
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