Familiares y amigos de Michelle Aráuz acudieron a una diligencia judicial en Conocoto. Ella falleció en un accidente de tránsito el 31 de diciembre del 2015. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
El recuerdo de la muerte de Michelle Aráuz lastima a su padre, Manuel. Él, cada vez que habla, lamenta lo ocurrido la tarde del 31 de diciembre, cuando un carro embistió a su hija y a tres amigos en una esquina de Conocoto. Este lunes 18 de enero del 2016 se hizo el reconocimiento del lugar y el dolor volvió.
En la esquina de la calle Miño Gribaldo y avenida Ilaló estuvieron amigos y familiares de las víctimas. Con carteles en mano y pancartas gritaron por justicia. Ellos quieren que se procese al presunto causante del accidente, un joven de aproximadamente 20 años.
Manuel Aráuz dijo que estará pendiente de todo el proceso para que el caso no quede en la impunidad. “Mi hija era estudiante de la Universidad Central. No descansaré hasta que se haga justicia”. No puede expresar el dolor de ya no tener en casa Michelle.
Michelle tenía 19 años y estaba en primer año. Los compañeros la recuerdan como una joven alegre y amable. Al lugar en el que ocurrió el accidente llegaron Édison Arias y Joel Arroyo.
Ellos señalaron que se siente el vacío de su compañera en clases. El curso impulsa una campaña en redes sociales para pedir justicia. En la página de Facebook Pedimos Justicia para Michelle Arauz está más información de lo ocurrido. Hay videos y fotos de su excompañera.
En la diligencia judicial estuvieron presentes agentes del Servicio de Investigación de Accidentes de Tránsito (SIAT) quienes hicieron mediciones. El personal técnico se enfocó en hacer las investigaciones técnicas para cotejar con lo que se recogió el día del accidente. “De aquí se realizará la reconstrucción para saber dónde se localizaban las personas implicadas”, dijo Daniel Torres, vocero del SIAT.
El proceso fue supervisado por el Fiscal del caso que no emitió declaraciones a la prensa. El padre de Michelle señaló que el joven acusado estaba en uno de los patrulleros de la Policía. Dijo que no quería ver a quien, supuestamente, acabó con la vida de su hija. En la esquina en la que se encontraba Manuel se pudo observar una pared de ladrillos deforme por el golpe que dejó el vehículo el pasado 31 de diciembre.
Víctor Caizaluisa, padre de Nicolay Caizaluisa, no pudo aguantar más y lloró. Él dijo que en ese preciso lugar, hace 18 días, vio manchas de sangre que derramó su hijo. “La pierna quedó rota, le tuvieron que poner clavos”. El joven pasó dos semanas en el hospital y luego fue llevado a la casa para que continúe la rehabilitación. Debido al tiempo que tardará en curarse perdió el primer semestre en la Politécnica Nacional. “Al menos mi hijo está vivo, otros padres no tienen la misma suerte”, comentó.
Las víctimas estaban en la vereda después de participar, junto con otros amigos, como viudas, como parte de los festejos por fin de año. El incidente se produjo a las 17:00, aproximadamente. El vehículo se habría subido a la vereda en donde embistió y dejó heridos a Nicolay Caizaluisa, Manuela Proañoy a otra víctima que prefirió no identificarse. La peor parte la llevó Michelle que perdió la vida.