Familiares cuidan de infectados con covid-19 y aplican un protocolo

Una guía, que incluye medidas de higiene personal y desinfección de ropa y espacios, siguen quienes reciben a pacientes con alta hospitalaria en casa. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO.

Una guía, que incluye medidas de higiene personal y desinfección de ropa y espacios, siguen quienes reciben a pacientes con alta hospitalaria en casa. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO.

Una guía, que incluye medidas de higiene personal y desinfección de ropa y espacios, siguen quienes reciben a pacientes con alta hospitalaria en casa. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO.

Desde el martes 12, Liliana -una mujer que bordea los 50 años- y sus dos hijos adolescentes conviven con el covid-19. El padre de la casa resultó contagiado y ese día, luego de pasar una semana hospitalizado, volvió en una ambulancia. La víspera recibieron una llamada del hospital Carlos Andrade Marín, del IESS. Les indicaron cómo cuidarlo y cómo evitar contagiarse.

La señora recuerda que su esposo, de 49, un fin de semana sintió dolor en el cuerpo y perdió el apetito. Y para el lunes tenía brazos y piernas entumecidas. Ella pensó que podría ser una embolia o un infarto.

De emergencia llegaron al hospital. Le hicieron una tomografía y al ver el estado de sus pulmones decidieron aplicarle una prueba para confirmar o descartar coronavirus.

Jorge, relata su esposa Liliana (nombres protegidos), era el único que salía de la vivienda tras las medidas de restricción a la movilidad. Como técnico de sistemas daba soporte tecnológico unas horas en su empresa. Usaba mascarilla.

Ahora en casa, ella también usa tapaboca cada vez que se acerca a la habitación, con baño privado, en donde se recupera su esposo. Sobre un banco le deja una bandeja con los alimentos. Luego de un tiempo la retira. Desde el hospital le recomendaron que los platos, tazas y más utensilios sean de uso exclusivo del enfermo.

La mujer y sus hijos se hicieron pruebas y no resultaron contagiados. Se han cuidado.

Byron Núñez, infectólogo y profesor de la U. Central, escribió una guía para convivir con un contagiado con covid-19. En ella se dice que el aislamiento domiciliario del infectado o de quien se sospecha tiene el virus es la forma de evitar la diseminación en la comunidad. Además de disminuir la sobrecarga de atención hospitalaria.

En Ecuador, hasta el sábado 23 de mayo del 2020 se registraron 14 905 personas en aislamiento domiciliario; 3 748 con alta hospitalaria. En ambos casos requieren seguir un protocolo de bioseguridad.

El infectólogo Freddy Torres, del Andrade Marín (HCAM), comenta que antes de enviar a aislamiento domiciliario a un paciente se contactan con la familia y se aseguran de que habrá un cuidador. Este no debe ser mayor de 60 ni tener males crónicos.

La principal indicación es que tenga el mínimo contacto con el infectado. Al ingresar a la habitación debe usar mascarilla quirúrgica, mantenerse a dos metros de distancia y seguir un protocolo, que incluye lavar pijamas y ropa de cama con agua caliente, entre 70 y 90 grados, y usar detergente que tenga cloro. Deben colocar 20 ml de cloro por cada litro de agua para limpiar baños y pisos, entre otros espacios. Y lavarse siempre las manos.

Esas recomendaciones las conoce de memoria Luisa, de 30 años. Ella y sus hermanos, de 27 y 34, cuidan de su padre adulto mayor, en turnos.

“A mi papi gracias a Dios le veo estable, volvió a casa de milagro”, dice la hija, que pide la reserva de los nombres de esta familia, de Caupicho, en el sur. Recuerda que pasó un mes completo en cuidados intensivos. “Mañana se cumplen 15 días desde que está acá, la doctora (del HCAM) nos dijo que eran cruciales. Tengo su número telefónico para emergencias. Le llaman, le atienden por telemedicina, la nutricionista está pendiente”.

Una de las mayores preocupaciones de los pacientes es llegar en ambulancia a sus barrios. “Temen ser estigmatizados por vecinos, pero hay que hacerlo para mantener el cerco epidemiológico”, anota María Belén Noboa, neumóloga del Hospital Pablo Arturo Suárez.

La médica dice que no se han presentado dificultades con las personas que han enviado a casa. Los casos más graves han estado una semana o más en el hospital. Antes verifican que durante 72 horas estén estables y hayan sido ‘destetados’ del oxígeno. Se les proporciona medicación, también para otros males que hayan tenido. Y a los familiares les explica cuáles pudieran ser signos de alarma para que se comuniquen con el centro.

En la guía del infectólogo Núñez se recuerda que los desechos del contagiado pueden ser muy peligrosos y se pide manejarlos con precaución.

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