Los extranjeros también buscan la vacuna contra el sarampión

Dimari Palomino llevó a su hijo al Centro de Salud, de la Rocafuerte, en Quito, para que le apliquen la segunda dosis. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO

Dimari Palomino llevó a su hijo al Centro de Salud, de la Rocafuerte, en Quito, para que le apliquen la segunda dosis. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO

Dimari Palomino llevó a su hijo al Centro de Salud, de la Rocafuerte, en Quito, para que le apliquen la segunda dosis. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO

Llanto y gestos de dolor se oyen y se ven en el vacunatorio del Centro de Salud del Casco Colonial de Quito. Allí se coloca, como en todo el país, la dosis para prevenir el sarampión, de modo habitual.

Pero hay una alerta vigente desde el 9 de marzo del 2018, emitida por el Ministerio de Salud. Se busca evitar la propagación del mal en la región, por lo que se instó a la población nacional y extranjera a inmunizarse.

El sarampión es una enfermedad viral contagiosa que puede resultar mortal. Esta afecta especialmente a niños menores de 8 años. Desde el 2011, en Ecuador no se habían registrado casos. Sin embargo, el lunes se anunció sobre el primero importado de Venezuela, según informó la ministra de Salud, Verónica Espinosa.

La vacunación es la principal medida de prevención. En el esquema normal, la primera dosis se aplica a los 12 meses de nacido (1 año) y la segunda a los 18 meses (1 año y medio).

Si no recibió la vacuna a esa edad, el menor de 8 años ecuatoriano y de menos de 15 años extranjero debe recibir dos dosis. La segunda después de los seis meses desde la primera aplicación.

Dimari Palomino acudió al Centro de Salud de la calle Rocafuerte para inmunizar a su hijo de 1 año y 6 meses. Desde que nació, está atenta a completar la cartilla de vacunas. Ayer, el niño recibió la segunda dosis. “No me descuido, de eso depende su salud”.

A infantes, adolescentes y adultos se les pone 0,5 milímetros. Es decir, la dosis es la misma. La diferencia está en que la de los menores de 7 incluye la inmunización contra las paperas, explicó la enfermera rural Andrea Saca, quien labora en este establecimiento.

Hace casi un mes, Salud emitió la alerta. En este tiempo se ha recibido a la población nacional y extranjera, en especial a quienes salen del país o vienen de sitios con altos índices de sarampión.

Hoy en ese centro de salud reciben 30 personas diarias.
El venezolano Daniel Petit, de 19 años, se vacunó ayer por primera vez contra el sarampión. Acudió con su padre a ese punto de salud. En su país -contó- no tuvo la oportunidad de protegerse debido a la situación económica y política. Ahora que está inmunizado se siente tranquilo y podrá continuar con su sueño: estudiar Psicología en una universidad.

Petit acudió también con amigos de su misma nacionalidad. Clan Mencía, otro venezolano, fue por la vacuna de la fiebre amarilla.
Él llegó porque viajará a Costa Rica. Ya tiene el pasaje comprado, por lo que necesitaba inmediatamente esa dosis para viajar y acceder a la oferta de trabajo que consiguió.

Antes de llegar al país, en diciembre del 2017, Mencía buscó la dosis en su tierra natal. No la encontró. “En los últimos años las vacunas escasearon”.

Cada mes se vacuna de 25 a 30 personas contra sarampión y rubéola. Y 40 niños se ponen las dosis que incluye paperas, comentó la enfermera Saca.

La vacunación no solo se realiza dentro del centro de salud. Las brigadas del Ministerio recorren los barrios, como se hizo por la influenza.

La semana pasada, por ejemplo, se vacunaron 150 personas del sector de Las Casas, en el centro norte de la urbe. Lo hicieron porque tuvieron cerca un caso sospechoso.

Embarazo y sarampión

Las embarazadas no pueden vacunarse, ya que está contraindicado por su estado de gestación. Si la madre no se la colocó de niña debe tomar los cuidados respectivos. Entre ellos no estar en contacto con personas con la enfermedad.

“Al administrar vacunas de virus vivos como el sarampión se corre el peligro de que la mujer desarrolle el mal”.

Lo indicó el ginecólogo Andrés Calle, quien señaló que la embarazada, vacunada contra el sarampión, podría volver a contraer el mal si su inmunidad cae por mal nutrición, virus del VIH. “No son casos comunes, a una persona sana la vacuna le dura de por vida”.

Si la madre contrajera sarampión, el bebé corre más riesgo en el primer trimestre del embarazo. El virus alteraría la formación de su cuerpo.

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